Eso es lo que debía ndose todo como todos esperamos. 30 horas mal contadas para que el escudo de nuestro Sevilla FC vuelva a reflejarse en los carteles de las estrellas balompédicas europeas.

30 horas para que un deseo, un sueño, una posición nos vuelva a relanzar hacia el lugar en el que se encuentran los mejores, y entre ellos el Sevilla FC.

El Sevilla de Jiménez, de Kanouté, de Del Nido, de Monchi, del que paga por miles de euros por su carnet de socio, y del que se acaba de quedar sin trabajo y no está la cosa para carnet de fútbol con lo que le espera en casa (una miajita de piedad Señor Presidente y Consejeros el año que viene con los precios).

Y será el mismo Sevilla que este año ha hecho sufrir tanto a tantos que el año que viene sacarán pecho de estar en Europa y se olvidarán de quién comandaba el barco. O seguirán largando si es el mismo (como así espero y deseo) el que se sigue sentado en el banquillo local de Nervión.

30 horas señores, no lo hagan más largo, para que si la última jornada se pierde, pues no pase nada, por lo menos en nuestro Barrio...

Démosle la oportunidad al Depor de sellar nuestros pasaportes europeos. Al mismo Depor que hace algunos años deslumbró a Europa llegando de la nada, y se llevó campeonato de Liga y Copa de España a poco que apretaba el acelerador. Si es ganándole a ellos mañana el honor será aún más grande.

30 horas y ni una más. Pero ¡qué 30 horas más largas Señor! (y, encima, tengo boda a la hora del partido, !tiene coj****!