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‘Ocasionalismo político’

25/05/2013 09:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

"Mas el que estos filósofos supongan que hay una innumerable multitud de seres creados, y reconozcan que éstos no pueden producir en la naturaleza efecto alguno y que, por tanto, han sido creados sin propósito, y que Dios podría también haberlo hecho todo sin ellos..." Berkeley. Tratado sobre los principios del conocimiento humano. 53

Aunque Berkeley esté también en contra del ocasionalismo filosófico, no puedo menos de citarlo para preguntarme si en España lo que existe es una "política berkeliana" o un "ocasionalismo político": me he inclinado por este segundo, pero no niego que alguien me pueda decir que "Berkeley" es el gran triunfador en la España actual.

Quiero retomar mi colaboración en este medio excusando mi ausencia durante este tiempo por problemas acaecidos en mi entorno; y agradecer a Gunther Zevallos la oportunidad que me brinda de retomar esta posibilidad de colaborar para ofrecer mis puntos de vista como filósofo, en su sentido etimológico de "amante de la sabiduría".

La situación de España es dramática donde la hubiere, y son muchos los análisis que se hacen desde muchos puntos de vista: cada cual, analizando las causas, pretende ser la panacea a todos los males que hay; pero, al analizar las causas, parece más que es un acto inculpatorio que analítico: desde el "es lo que hemos heredado" hasta el "es el proceso cíclico de la economía", todos, o casi todos, entran en el terreno pseudoreligioso de la "culpa", aunque ésta, por supuesto, se le achaque a los otros.

También, a mí me preocupa, ¡cómo no!, la situación, pero hace tiempo que he dejado la cuestión nigromante a un lado, y pretendo analizar las cosas de forma racional; para empezar, no introduzco la palabra "culpa" en el análisis político, pues es mezclar la cuestión religiosa con la política; y en la política hemos de hablar de "responsabilidad", aunque en España no sé si "existirá" esa palabra, pues nadie asume dicha responsabilidad, es decir, nadie dimite.

Para solucionar cualquier problema lo primero es analizarlo y diagnosticarlo bien; y desde luego, el problema de España es político, cuya consecuencia primerísima es la economía; el hecho de que la economía vaya mal, no quiere decir que la causa esté en la propia economía: de hecho los grandes movimientos sociales que se están moviendo por España, al grito de "no nos representan", lo ven claro; o sea, si va mal la economía no es porque la economía en sí sea mala, sino por la cuestión política, es decir, del sistema político que anega dicha economía: la economía mala es consecuencia de la política mala, y no al revés. O si queremos, la causa se ve en los valores; y se ve como que la "quiebra" de los valores nos lleva a una quiebra del sistema, también económico.

Por supuesto que yo no voy por este camino: pienso que no hay ni quiebra de valores ni quiebra de sistema, ni quiebra de "mundo". El problema está en el procedimiento que hemos escogido y por el cual caminamos desde hace tiempo.

¿Cuál es, pues, el sistema político que hace que "todo" vaya mal? (Recordemos que no hay sector en España que esté a gusto: la agricultura, la industria, los pequeños empresarios, los obreros, los médicos, los educadores...... Parece que sólo la "clase" política está a gusto consigo misma; aunque algunos "subliman" su "estar a gusto" en formas muy raras como la del "soberanismo").

Mi apartamiento de estas páginas, durante tanto tiempo, ha conllevado el que, al sumergirme en las causas, haya llegado a nuestro Donoso Cortés, como el "diseñador" de este sistema, aunque el "origen" tengamos que buscarlo en autores precedentes a él mismo. Estoy leyendo, y oyendo de vez en cuando, que el "origen" de todos nuestros males sociales hay que buscarlo en la famosa "Restauración", cuyo sistema se enlaza con la famosa "alternancia" en la que vivimos hoy día y cuyas consecuencias serían las mismas, tanto en un tiempo como en otro, porque el sistema es el mismo.

Este sistema de la "alternancia" es la consecuencia, se dice a su vez, del sistema de la "Transición", y el cual estaría, de suyo, agotado: es decir, que "esto", este sistema, es todo lo que ha dado de sí la Transición que se inició después de la muerte del general Franco. Por supuesto, siguiendo con la comparación, la Restauración también sería un fracaso al acabar en la "dictablanda" de Primo de Rivera y Alfonso XIII, todos ellos corruptos y que acabó en el grito de "¡delenda est monarquia!".

Así, la comparación es la que sigue: la Restauración, que fue un fracaso, acaba en la época de Primo de Rivera; lo mismo, este sistema de la Transición, que se llama "Alternancia", ha acabado en otro fiasco, todo él lleno de fiemo. Algunos conceden la "gracia" a la IIª República, la cual se presenta como un nuevo "alborear" dentro de la historia reciente española, y la cual fue "traicionada" por la dictadura del general Franco (el cual, recordemos, a su vez, se presentó como "salvador" de dicha República, y no sólo de ella, sino de toda España). En cualquier caso, la Restauración con sus "Cánovas" y sus "Sagastas" es comparada con la "derecha" y la "izquierda" de de la alternancia de hoy en día: ambas fracasadas.

Bien, mi análisis va más atrás y veo el "diseñador" de todo este sistema en Donoso Cortés, el cual planteó una "nueva" forma de "estar" en la sociedad o, mejor, de "ser sociedad": "poder" y "súbdito"; lo que no es poder es súbdito, y lo que no es súbdito, es poder.

Existe, todavía, otro aspecto de nuestro Donoso Cortés, desconocido, pero que se equipara a muchos de nuestros sentimientos: ¡este mundo va al caos!; se ha apartado de las leyes de Dios, y por eso es necesario que venga alguien a "salvarlo", al mundo; no cabe duda de que hoy día todos, o casi todos, los análisis dicen lo mismo y van por el mismo camino: desde la crisis de valores hasta "fin del sistema": este mundo va al caos, si es que no está ya en él. Sin duda está viva la pulsión emanada en Diógenes Laercio, para quien "este mundo" es malo y está acabado; la diferencia está en que él provocó un "éxodo" en que en el siglo IV muchos se fueron al desierto porque "esperaban el fin del mundo", de este mundo; y sin embargo en el siglo XIX en vez de irse al "desierto", se proclamó que este mundo estaba en crisis porque se "había apartado de las leyes de la historia": la reacción consistió en "arreglar" este mundo y, "quien más, quien menos", se metió a "relojero".

Son muchos los que se proclamaron "salvadores"; y las consecuencias ya las conocemos: en el siglo XIX y XX es cuando la "vida humana concreta", de cada uno en particular, menos ha valor ha tenido, me atrevo a decir, desde que el hombre es hombre. De fondo estaba esta distinción de poder-súbdito que diseñó nuestro Donoso Cortés. El súbdito no contaba para nada, aunque se le pretendía salvar y ayudar. Se había vuelto al "todo para el pueblo...." En definitiva es llevar a la política y a la sociedad la visión "ocasionalista" ("¡Dios creó este mundo pero podría no haberlo creado....!").

Sin duda, son muchos los que se siguen proclamando salvadores. Pero creo que el diseñador, repito, fue Donoso Cortés. Si alguien duda de mis palabras, puede se puede leer su impresionante "Discurso sobre la dictadura" y se dará cuenta de lo que digo: y no sólo justifica a Narváez como nuevo "mesías", sino que es la base de todo los salvadores-mesías que ha habido y que, todavía, hay.

Así pues, divida la sociedad en poder y súbdito, y para que en esta sociedad no desaparezca, dicho "poder" tiene que intervenir no sólo respecto al súbdito sino frente a toda la sociedad para salvarla, porque si no se iría al caos.

Y ahora viene el problema: que los salvadores son muchos (habría que añadir, irónicamente, que pocos los redimidos) y han acabado enfrentándose unos con otros. Todos han querido intervenir en la sociedad para salvarla, y lo que han conseguido ha sido lo contrario. Y en esa estamos. Tanto la Restauración, como la Alternancia no son más que manifestaciones de esos salvadores; y yo añado que la IIª República también estuvo llena de salvadores, en la cual "triunfó" un salvador.

En definitiva, y para no alargarme más, se considera que no sólo este mundo está mal, sino que la propia sociedad si no se interviene, o si no interviene alguien, también acabará mal. El propio sistema quiere que se sea intervencionista porque, a su vez, está llenos de intervencionistas: es la pescadilla que se muerde la cola. Sólo si se rompe este "nudo gordiano" mediante la representación parlamentaria, pienso que se conseguirá "otro" sistema, el sistema democrático, en el cual la representación es de las personas y sus problemas y no de las ideologías. La representación es de la propia sociedad y no nace de una revelación para salvar a la sociedad: esta es la diferencia con lo que hay ahora y con lo que ha habido desde hace siglo y medio, más o menos, cuyas consecuencias no sólo conocemos por la historia sino que estamos sufriendo en estos momentos.

Antonio Fidalgo

Filósofo

Criterio Liberal. Diario de opinión Libre.

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