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Como soy una ferviente defensora de la igualdad de oportunidades, aborrezco a los padrinos y cualquier candidato con valedor, queda, desde mi punto de vista invalidado, sea aspirante a empleado público o a político. Pero resulta que llevamos tantos años viendo como se saturan de recomendados todas las administraciones públicas, que hemos llegado a confundir funcionarios de pleno derecho con funcionarios enchufados.
Por eso, cuando Zapatero apadrinó a Trinidad Jiménez en detrimento de Tomás Gómez me pareció surrealista. No es admisible que el predicador del "consenso amplio" y "la alianza de civilizaciones" se atreva a utilizar la estrategia del "dedo izquierdo". No es por los candidatos, porque como soy una desencantada de los políticos me da lo mismo que se presente Tomás, Trini, Espe, Belén Esteban o Manolo el del bombo, pero la actitud del máximo responsable de la democracia, me asusta, porque me huele a tiempos pasados.
A quienes hablan de que solucionará en las primarias, les diría que o están ciegos o son unos pelotas, se celebran porque Tomás Gómez no quiso renunciar, desde el momento que ZP abrió la boca se convirtieron en tongo.
Si yo fuese el candidato, habría dimitido de forma fulminante y si fuese la candidata, me negaría a presentarme como muestra de apoyo a mi compañero, por muy imteresante que me pareciera el puestecillo. Afortunadamente, nunca entraré en política.
Criterio Liberal. Diario de opinión Libre.