Por su abnegada defensa de los animales muchas personas consideran admirables a:

La exactriz Brigitte Bardot, que aparece en todos los foros mundiales denunciando su maltrato, y el inglés Barry Horne, que falleció el 5 de noviembre tras una huelga de hambre que exigía la prohibición de experimentar con ellos.

Pero debemos matizar, advierten varios científicos del Instituto de Salud Carlos III:

La exactriz francesa, que convive con una docena de perros, gatos, burros y un líder ultraderechista del partido de Le Pen, fue condenada porque aprovechó los ritos del sacrificio de corderos por judíos y musulmanes para lanzar mensajes racistas en su libro "Le Carré de Plutón". Antiguo símbolo sexual francés, Bardot ya había sido condenada por otros pronunciamientos racistas en sus libros anteriores.

Barry Horne murió en una cárcel en la que siguió varias huelgas de hambre. Estaba condenado por enviar bombas a científicos como Colin Blakemore, jefe de Neurología de la Universidad de Oxford, que usa animales para investigar enfermedades como el Alzheimer. Una de las bombas bomba estuvo a punto de matar a sus hijos, que abrieron el paquete. También destruyó instalaciones médicas por valor de 1.600 millones de pesetas.

Desde hace dos décadas los investigadores de Oxford, de donde han salido varios premios Nobel de Medicina, sufren el acoso creciente del Frente de Liberación Animal, una organización lanzada hacia el terrorismo, a la que pertenecía Horne.

Bardot y Horne son considerados héroes admirables por muchos medios de comunicación. Sus simpatizantes escriben cartas a los periódicos poniendo de manifiesto su amor a los animales.

Pero ese amor lo usan algunas personas como coartada para ocultar, el racismo en un caso, y en el otro, el odio a la ciencia y el carácter violento.