Antonio Camacho, del que ayer conocíamos la implicación de su móvil en la cadena de llamadas que rodearon al chivatazo a ETA, ha dirigido a El Mundo una carta, advirtiendo, que haber seguido sus llamadas la noche previa del chivatazo a ETA es ilegal. Además Antonio Camacho afirma que "ni él ni Telesforo Rubio han sido investigados por esta causa", aunque debe saber Camacho, que eso no implica que lo puedan ser en un futuro.

Sinceramente no me sorprenden las declaraciones de este individuo, pero eso no quiere decir que no me indignen, sobre todo viniendo de un responsable del Gobierno que espía a todos los ciudadanos sin orden judicial a través de SITEL, sistema con el que no solo expían nuestras conversaciones telefónicas, ya que también controlan nuestros SMS y correos electrónicos.

Antonio Camacho no sabe y no recuerda, pero rechaza que las conversaciones tuviesen el sentido que se le quiere dar, cosa difícil de creer, de una persona que primero amenaza y después afirma no recordar.

Para terminar, Camacho declara que la información publicada por el Mundo, "solo puede deberse a una equivocación más del periodista que ha elaborado la noticia", afirmación que pretende terminar con el mensajero. Pero si damos por buenas sus palabras, inevitablemente me tengo que hacer una pregunta; ¿Por qué no han denunciado estas falsas acusaciones que les relacionan con un delito?

El cerco se estrecha y los implicados se ponen cada vez más nerviosos y a la defensiva.