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Christian Dotremont Y el Surrealismo Parte II
Ya en la pasada investigación conocimos los inicios y elementos generales, de la obra de Dotremont; la cotidianidad es un espacio donde confluyen diferentísimas comunicaciones y a su vez que varían, las direcciones de sus procedencias; es imposible que prescindamos de esa realidad laberíntica y voraz, inherente al tiempo y la vida.
La creación y la vida se hacen una, la vida en sus etapas, la creación en sus manifestaciones, todo se bulle en concentraciones constantes, donde la plenitud y encumbramiento del ser se hallan. Dotremont, creía en la expresión y el dinamismo de estas creaciones, que representaban una cotidianidad interior exterior, que le otorgaba mucha importancia al preciso instante de su concepción.
La región de Laponia, ubicada entre los estados de Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia, donde vemos a los samis, compartir sus tradiciones y vivir su identidad pura sin mediadores o mediaciones; se convirtió en el lugar hacia donde dotremont viajó en cantidad de ocasiones, contactando con su naturaleza y su gente, lo que permitió, que a largo plazo inspiraran la esencia de su obra.
Dotremont, encontraba en las palabras una fuente de poder irrevocable, desde temprano, escribía ensayos y mantuvo la constancia durante muchos años; descubrió la poesía a una temprana edad y fue con su poema 'Antigua Eternidad' que se introdujo al surrealismo; este poema, describe un interesante suceso en la vida del escritor, la desaparición de su hermana, que le hizo sufrir, pues se sentía responsable.
El surrealismo, en la literatura, seguía los mismos fundamentos que seguía en la plástica, el automatismo de los pensamientos y las emociones, sin ningún tipo de coerciones morales y psíquicas, dejar fluir el inconsciente sobre el papel y que las palabras, surjan a borbotones de todo el interior.
Este surrealismo se percibía en todos los poemas de Christian, desprovistos de mecanismos lingüísticos o formas correctamente establecidas; su formato era libre e impredecible, miraba el papel como un espacio de matanza, lugar sagrado para explayar las potentes palabras.
Pero qué tal, si apreciamos, esa delgadísima línea que existe entre la letra y su fonema, con la forma que esta pueda tomar o deje ver; esto fue lo que Christian vio, el hecho de que la tipografía, palabra o letra jueguen con la estética de sus formas reales y puedan convertirse en imágenes únicas y propias.
Los logogramas de Dotremont, eran la creciente ilustración de esto.
Escribía sus poesías de forma automática y hacía que cada trazo de cada letra, fuera un movimiento espontaneo transmitido por el pincel y la tinta, distorsionando el gesto real de cada una, para crear un ente completamente distinto e inusual.
Estos gestos representaban pulsiones directas y descargas intensas desde lo más profundo del ser, por eso el modo de su técnica pictórica orgánica y expresiva, sin detenimientos en otras cualidades.
A menudo, sus logogramas se compararon con la caligrafía árabe, que confronta a la de occidentel; a la árabe, se le atribuye una serie de complejos cotejos que la vuelven muy peculiar; los conceptos, acepciones o ideas fijas, no existen como en Occidente, estas dependen, de su pronunciación en un espacio y tiempo dado, una palabra, puede tener más de 10 significados si se le quiere, esto solo obedece a la manera en que exprese o pronuncie; en Occidente, las palabras por lo general tienen significados previos, adaptados y modificados, que sirven para dar sentido a las ideas y acciones.
Dotremont, utilizaba la escritura francesa, de origen latino, para dibujar sus logogramas; cada letra, requería un modo distinto de abordaje, una especifica oscilación en el espacio del soporte que la energizaba y vivificaba, diferenciándola claro, de las demás. La cultura china era su influencia más patente, el yin y el yang, representan los soplos vitales del espíritu, el vacío, es el abismo que está entre ellos y los une; según esto, el hombre debe llegar a dicho vacío, para estar limpio y vivir, en una especie de contemplación pura, donde las formas y las imágenes se tornan en su forma real; y es en ese vacío, o limpieza donde los impulsos/pulsiones, son dirigidos óptimamente hacia la articulación espontanea de la mano trazo.
Combina los logogramas de tal forma que hacen una composición en el espacio, acentuando en su tamaño a unos y restándole peso a otros, sugiriendo formas a partir de líneas curveadas, horizontales, o verticales; una poesía visual sumerge a su lector observador en un asombro constante en el tiempo que toma el ojo para recorrerla...
Dotremont utilizaba estos logogramas para realizar poesías visuales, el logograma es un sistema de escritura que representa significados; la agrupación y colocación de estas en lugares específicos del lienzo de trabajo hacen de ella una imagen en su totalidad y pues esto es, la explicación o justificación, de toda la obra de Christian.
No hay que olvidar, que el artista, escribía, por lo general, debajo del poema dibujado, lo que este traducía ya en palabras visibles.
En su haber artístico, fue parte de varias colaboraciones con artistas amigos, entre ellos su compañero en el grupo CoBRA, Asger Jorn y Pierre Alechinsky, este ultimo, con quien cooperó en la Bienal de Venecia, exponiendo sus logogramas creados en nieve lapona; como también, los logogramas en color que le hizo a su amigo Børge Birch de la Galerie Birch en Dinamarca.
La obra de Christian Dotremont, no es muy conocida, sobre todo en estas esferas geográficas que envuelven a America, pero esto no quiere decir, que el valor de la misma sea irrelevante. Su obra es extraña y algo particular, seguir el limpio movimiento del vértigo interior y esbozarlo sobre una superficie, concierne a seres que obedecen a una auto y percepción del exterior, agudizada y fuerte; en muchas ocasiones, sugiere en ella, el volumen de figuras humanas, que nos hacen pensar en personajes inimaginados, haciendo de este viaje, un encuentro con una creatividad inusitada.
En fin, lo que motivó esta investigación fue aquella expresión de Christian que leí en algún sitio, "La poesía debe ser vista, no solo leída", me embarqué, y el mar que descubrí fue llano y voraz, cargado, de miles y nuevas especies.