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¿Se ha preguntado alguna vez que es lo que puede ocurrir con esas carteras de crédito moroso que las entidades intervenidas en nuestro país tenían? Pues bien, la reciente operación de Bankia nos muestra una de las opciones obvias y esperadas para dar salida a esa acumulación de crédito moroso; la venta de las carteras.
Concretamente han sido tres las carteras de crédito moroso que la entidad ha vendido tras una subasta en el pasado mes de julio; los compradores han sido varios de los denominados fondos buitre. Debemos tener en cuenta que las tres carteras se encontraban íntegramente provisionales por la entidad.
La primera de estas carteras, cuya constitución recaía exclusivamente en los créditos al consumo de particulares y autónomos, presenta un importe superior a los 300 millones de euros. Las otras dos carteras morosas llegan desde la financiación a las pymes, conteniendo no sólo créditos sino también préstamos, cuentas de crédito e incluso descuentos comerciales; presentan en este caso un importe ligeramente superior a los 1.000 millones de euros. En total en el conjunto de las tres carteras se acumulan 76.000 operaciones de las cuales prácticamente el 80% tienen que ver con la financiación al consumo para particulares, un segmento que como sabemos presentaba y presenta unos índices de morosidad realmente grandes.
En este caso, y en palabras de la propia entidad, que no informa del dinero que percibirá por la operación, aunque, se sabe, que los porcentajes de pago por este tipo de operaciones son muy bajos en relación a la valoración de la cartera, estaríamos ante una de las mayores operaciones de venta de cartera realizadas hasta la fecha en España una operación que, le va a resultar beneficiosa a la entidad intervenida desde el punto de vista de la inyección de capital y liquidez, al tratarse como se trata de créditos provisionados; continuando la línea del proceso desinversión que la entidad rescatada debe seguir poniendo en marcha hasta alcanzar los 50.000 millones de euros desinvertidos de los activos considerados no estratégicos.
Sin duda, y aunque pueda parecer demasiado lateral, una muestra más de la tremenda situación por la que han atravesado (y atraviesan) los créditos al consumo nuestro paÃs.