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Venezuela se aleja del eje Rusia- China por los ataques de Diosdado y Maduro hacia el sistema comercial integrado por los Estados Unidos, más allá de las problemáticas arancelarias
Asidero
La OTAN ha continuado operando y ganando posiciones estratégicas en la escena internacional, constituyendo el brazo ejecutor que respalda el denominado Proyecto Gran Oriente Medio (Lilli, 2012), cuya finalidad geopolítica es minar el espacio de influencia de Rusia, China e India, al tiempo que facilite a Occidente el acceso a los recursos naturales (principalmente energéticos) y el control de la producción y rutas de tránsito de estupefacientes existentes en la ancha faja que va desde Marruecos, pasando por todos los países de la Liga Árabe y las naciones del Golfo Pérsico, hasta Asia Central (la Ruta de la Amapola). Para tal fin, Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados instigaron hábilmente dos procesos sociopolíticos conocidos con el nombre de Las Revoluciones de Colores en Asia Central y La Primavera Árabe en África Septentrional. Destacan al respecto las siguientes jugadas geopolíticas conducidas por el polo occidental en esta nueva y cada vez más clara bipolaridad mundial: Revolución de las Rosas (Georgia, 2003), Revolución Naranja (Ucrania, 2004), Revolución de los Tulipanes (Kirguistán, 2005), Revolución de los Jazmines (Túnez, 2010), Revolución de los Jóvenes (Egipto, 2011), Rebelión Libia (2011) y Rebelión Siria (2011).
Recordemos, así como las guerras del siglo XX fueron por control del petróleo, las del siglo XXI están siendo por el control del gas., controlando Las cuencas del Mar Caspio y del Mar Mediterráneo, ambas encierran las mayores reservas gasíferas del planeta y es precisamente en Siria donde se hallan las más importantes. Esto da la idea de que quien tenga el control de Siria podrá controlar Medio Oriente y a partir de ahí, entrar a Asia y controlar a Rusia y China, a través de la famosa Ruta de la Seda También se produjeron conflictos de menor intensidad y repercusiones a lo largo de 2011 en esa misma región del Gran Oriente Medio, que involucraron a Sahara Occidental, Argelia, Líbano, Jordania, Mauritania, Sudán, Omán, Yemen, Marruecos y Baréin. En todo este cuadro, cabe insertar así mismo la carrera armamentística espacial, liderada de lejos por Estados Unidos con su escudo antimisiles, considerado como un arma de primer ataque, tanto por China, como por Rusia.
Sobre los análisis de la situación en Medio Oriente u Oriente Medio, Siria, Iran o Afganistan, yo los critico porque son aíslados y se trata la cuestión de forma parcelada y de esa suerte, parcializamos la visión y el conocimiento del mundo y en fin, de todas las cosas y las ciencias. De allí la importancia del método de Marx y su visión de la totalidad. La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases y cada fase de la evolución de la sociedad humana no es sino la consecuencia o efecto del desarrollo de las fuerzas productivas en expanción. Y en la evolución social, al igual que en los fenomenos físicos, ante un movimiento de acción se opone otro de resistencia. El proyecto de la Franja y Ruta de la Seda es la consecuencia de la evolución, desarrollo y expanción de las fuerzas produtivas en lo economico- productivo, tecnologico, conociemiento. Esa concreción de la ruta de la seda traerá como consecuencia la concreción de un mundo multipolar y policentrico. Ante ésa acción, la reacción es la visión unipolar con sus armar e imposiciones desesperadas. De allí que, medio oriente sea el último reducto del mundo unipolar porque allí va a pasar, como hace mas de diez mil años, la ruta natural comercial de la nueva organización mundial económica del siglo XXI. Se nos ha acostumbrado a ver lo que pasa en medio oriente como escaramuzas tribales o por el control energético, sin embargo, allí lo que acontence es una guerra de resistencia donde la visón unipolar no ha podido triunfar definitivamente. Es el control del territortio, del paso, de la ruta lo que está en juego allí y claro, lo energético, porque sin éste aspecto, la franja y ruta no es útil. La variable alemana implicaría una ruptura con la OTAN y su incorporación a la OCS, pasando previamente por la remilitarización de los teutones, que ya ha sido anunciada por cierto por Ángela Merkel.
El presidente de China, Xi Jinping, elegido a perpetuidad en el último congreso del Partido Comunista Chino -el único partido que puede existir en ese país- está empeñado a sacar adelante el megaproyecto geoestratégico de la “ruta de la seda”, también conocido como “Belt and Route” (BRI, en inglés). En dicho proyecto China prevé invertir un billón de dólares y actualmente se han invertido unos 73.000 millones en inversiones en distintos países de Asia, Europa, África y América del Sur.
El nombre es tomado de una antigua ruta china que atravesaba Asia y entraba en Europa. Era una ruta comercial y de comunicación -que data del siglo II a. de Cristo- por la que los chinos intercambiaban sus productos, principalmente la seda, con los países del Asia central y Europa (vendían y compraban textiles, metales preciosos, especias y pieles). Partía del actual Xi’an, en el centro de China, y cruzaba los bazares de Tayikistán, Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán, Irak y Turquía. También había una ruta de la seda marítima que bordeaba las costas del sur de Asia, hasta África oriental. La ruta de la seda no fue tan solo una ruta comercial, pues al igual que el Camino de Santiago, comunicó a todos los pueblos en lo cultural y hasta lo político. Los pueblos pasaban aventuras y desventuras, encuentros y desencuentros.
Hoy, el líder comunista chino es más ambicioso en su ruta, pues quiere alcanzar prácticamente toda África, Europa, Nueva Zelanda, Australia y buena parte de América Latina por la vía del Pacífico. ¡También el Ártico! No intenta América del Norte, ni Japón ni Corea del Sur, por la fuerte oposición que ha encontrado, especialmente en los Estados Unidos y en Canadá, por la guerra comercial que mantienen con China.
A lo largo de sus rutas que enlazan las principales capitales de los distintos países asiáticos y europeos, China quiere dotar a los países de buenas vías de comunicación (carreteras y autopistas), puertos y aeropuertos, buenas conducciones de energía (gaseoductos y oleoductos), centrales eléctricas, centros financieros como el Banco Asiático de Desarrollo, entre otros bancos de China, y sobre todo buenas conexiones con las nuevas tecnologías dominadas por China, tribunales, etc.
China, sobrante de liquidez a causa de su espectacular desarrollo económico, podía acometer estas inversiones, especialmente en los países del Sudeste Asiático y de Asia Central, países en vías de desarrollo cuya economía encuentra dificultades para entrar en los mercados mundiales, los cuales aceptan con facilidad las inversiones chinas. Y lo que es importante, China nunca pregunta qué política siguen los gobiernos de los países, ni si respetan los derechos humanos, ni a qué nivel de deuda está cada país en cuestión.
Lo de ellos, es negociar y capitalizar ganancias y controlar electrónicamente las bancas financieras y el mercado.
En las altas tecnologías, China expande la tecnología 5G del gigante tecnológico Huawei. Hace tres décadas era impensable que China fuera hoy la segunda potencia económica mundial, siendo un país poco desarrollado en los años 50, 60 y 70, que mendigaba desarrollo y ayuda industrial y tecnológica.
Al principio, este proyecto Belt and Road parecía imposible, pero las inversiones han empezado y ya funciona el Corredor Económico China-Pakistán (donde China prevé invertir cerca de 40.000 millones de euros), y en Yibuti (cuerno de África) China tiene ya su primera base militar. No ha sido difícil para China convencer a sus vecinos en la península de Indochina (Vietnam, Camboya, Myanmar y Malasia, así como Indonesia, Bangladés, Mongolia, Montenegro, todos ellos necesitados de infraestructuras de transporte y de nuevas tecnologías de la información, así como tecnologías para la agricultura y la industria.
Pero no solo estos países, sino que también está Rusia, que es el país que, junto con Pakistán, ha recibido más ayudas financieras de China. Y si los países tienen problemas de liquidez, China les pide la explotación de un aeropuerto o de un puerto, como el caso de Sri Lanka.
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Los africanos en su totalidad como los que habitan en el desierto de Sahara o Sahariano, prefieren huir a Europa por medio del Mar Mediterráneo y no laborar con chinos que esclavizan al género humano y cancelan poco salario.
En Venezuela, esto, es muy claro.
Este proyecto tiene una crítica principal de los países desarrollados: ¿quiere China con su nueva ruta de la seda dominar al mundo? China responde que es una gran oportunidad para elevar el desarrollo de los países menos favorecidos.
Es indudable que la guerra comercial entre Estados Unidos y China tiene mucho que ver con la nueva ruta de la seda
Los pro socialistas que asistieron al Foro de Sao Paulo, no hablaron sobre este tema y la respuesta es una sola y la atendemos, como tal.
Rusia se ha convertido en el mayor exportador de petróleo hacia China y se dispone a ocupar ese mismo lugar en cuanto al aprovisionamiento en gas natural: en diciembre entrará en funcionamiento el gran gasoducto oriental, se agregará otro proveniente de Siberia, así como dos grandes instalaciones para la exportación de gas natural licuado. El plan estadounidense de aislar a Rusia a través de las sanciones, sanciones que también aplica la Unión Europea, y del corte de las exportaciones rusas de productos energéticos a Europa, se convertirá así en una intentona fracasada.
La cooperación entre Rusia y China no se limita al sector de la energía. Los dos países también han iniciado proyectos conjuntos en el sector aeroespacial y en otros de alta tecnología. Están otorgando la mayor importancia a las vías comunicación entre ambos países, tanto por tren y por carretera como por vía fluvial y marítima. Se han incrementado igualmente los intercambios culturales y los flujos turísticos.
Se trata de una cooperación en todos los aspectos cuya visión estratégica surge de dos decisiones anunciadas al término de la cumbre entre los presidentes ruso y chino: la firma de un acuerdo intergubernamental para extender la utilización de las monedas nacionales de los dos países –el rublo y el yuan– en los intercambios comerciales y las transacciones financieras, como alternativa al uso del dólar, aún predominante, y la intensificación de los esfuerzos de integración entre la llamada «Ruta de la Seda» –promovida por China– y la Unión Económica Euroasiática –promovida por Rusia– con «con el objetivo de formar en el futuro una mayor asociación euroasiática».
Las luces de los medios de difusión se enfocaron en el presidente estadounidense Donald Trump y los líderes europeos que, en ocasión del aniversario del desembarco en Normandía, autocelebraban Portsmouth «la paz, la libertad y la democracia garantizadas en Europa» comprometiéndose a «defenderlas siempre que estén en peligro».
Pero los grandes medios de difusión prefirieron ignorar o relegar a un segundo plano, tratándola a veces en tono sarcástico, la reunión que se desarrolló ese mismo día en Moscú entre los presidentes de Rusia y China. Vladimir Putin y Xi Jinping, quienes se han reunido casi 33 veces en 6 años, no presentaron simples conceptos retóricos sino una serie de hechos. A los intercambios entre los dos países, que superaron en 2018 los 100 000 millones de dólares, hay que agregar una treintena de nuevos proyectos chinos de inversiones en Rusia, principalmente en el sector energético, por un total de 22 000 millones.
Ese objetivo no es de carácter simplemente económico, como se confirma en la Declaración Conjunta sobre el Fortalecimiento de la Estabilidad Estratégica Mundial, firmada al final del encuentro. Rusia y China tienen «posiciones idénticas o muy próximas», que son de hecho contrarias a las del sistema Estados Unidos/OTAN, en relación a Siria, Irán, Venezuela y Corea del Norte.
Rusia y China advierten que la salida de Estados Unidos del Tratado INF (jugada estadounidense tendiente a iniciar el despliegue de misiles nucleares de alcance intermedio en países que tienen fronteras con Rusia y con China) puede acelerar la carrera armamentista y acrecentar las posibilidades de conflicto nuclear. Ambos países denuncian la decisión estadounidense de no ratificar la prohibición total de los ensayos nucleares.
* Escrito por Emiro Vera Suárez, Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajo en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño
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