¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Lola Duque escriba una noticia?
Esta es la frase que escuché ayer en boca de un padre, cuando pacientemente esperábamos a la puerta del colegio a que saliesen lo niños y me alegro de que por fín las nuevas tecnologías hagan acto de presencia masiva en los Centros, pero también cabe la posi
Hace siete u ocho años, cuando se hablaba de las profundas reformas educativas que debían abordarse, se entendía a priori que los niños nacidos en la década de los noventa, habían nacido con un mando entre las manos y que la enseñanza educativa debía asumir el reto de adecuar las aulas a las nuevas tecnologías.
En aquel crucial momento, aunque sobre papel, se diseñaran una serie de estrategias para conseguir esta adecuación, la verdadera realidad es que no se desarrollaron los instrumentos adecuados para llevarlas a cabo, ni tampoco había presupuesto que afrontase no ya sólo un material didáctico adecuado a los nuevos tiempos, sino también y lo más esencial una preparación de los profesores, que debían ser a fin de cuentas, artífices del cambio.
Si nos fijamos en la época actual, los niños nacidos en esta primera década de siglo, ya no sólo nacieron con un mando en la mano, sino con tres o cuatro y además el ratón inalámbrico del ordenador, el móvil, “la i-pop”, etc, etc. Y mientras tanto, ¿qué ha cambiado en la escuela? El motor del cambio, los profesores, siguen siendo en muchos casos los mismos y nadie los obliga a formarse académicamente una vez que consiguen aprobar sus oposiciones.
Igual que la historia avanza y las ciencias avanzan y consideraríamos caduco a un profesor que se limitase a dar sociales quedándose en el año 1975, cuando se produjo la transición, porque fue el año que adquirió su plaza, igual de caduco podemos considerar al profesor que aplica año tras año en la clase los métodos de enseñanza que aprendió en su carrera, obsoletos, que únicamente contribuyen a que el alumno acuda día tras día a clase, cada vez con menos motivación y cada vez sintiendo la escuela más y más alejada de ese otro mundo al que se enfrenta detrás de los muros del colegio.
Pienso sinceramente que es una buena idea que cada alumno de 5º de primaria tenga un ordenador, pero el cambio no se puede quedar en eso. Si queremos realmente aprobar dentro de la media europea, nos tenemos que poner manos a la obra de una manera mucho más drástica.
nuestros hijos tienen derecho a una educación de calidad y sólo es posible si adecuamos los instrumentos educativos (materiales y humanos), a las necesidades educativas específicas de cada niño.
Las escuelas deben dejar de ser recintos cerrados y empezar a abrir sus puertas y ventanas al campo de la investigación educativa. No sólo hacen falta ordenadores sino también nuevos métodos de enseñanza que motiven a nuestros hijos para que el uso que se haga de esos ordenadores sea el adecuado y no sirvan sólo para chatear.
Sé que si digo en este artículo que nunca he entendido porqué los maestros deben tener dos meses de vacaciones y que uno de esos meses se les debería obligar a realizar cursos de actualización, puedo llevarme las broncas de un sinfín de ellos, pero es así, no creo que ahora mismo nuestros datos sobre fracaso escolar puedan dejarnos tranquilos como para pensar que todo marcha divinamente.
Creo sinceramente que hay maestros que a nivel particular se están formando pero esto no debe quedar en un acto propio de buena voluntad. Nuestros niños, los niños del futuro, cada vez más necesitan que se elaboren proyectos concretos de enseñanza, que se hagan tesis doctorales y se lleven a la práctica, que los propios profesores se permitan a si mismos poder ser evaluados cada cierto tiempo en beneficio de una mejor calidad de enseñanza.
Querido Presidente, en este último párrafo es donde radica más el cambio, no se quede sólo en el portátil, nuestros hijos tienen derecho a una educación de calidad y sólo es posible si adecuamos los instrumentos educativos (materiales y humanos), a las necesidades educativas específicas de cada niño.