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Este año marca los máximos en temperaturas extremas, inundaciones y derretimiento de las tierras polares. Para 2050 las costas bajas de países como Holanda, Bangladesh y Dinamarca tendrán que ser desalojadas por sus habitantes
El calentamiento global: ¿El Gran Capital está destruyendo nuestro planeta?
Analizando los puntos de vista de varios expertos climáticos, el diario alemán 'Der Spiegel' se pregunta si el Gran Capital en última instancia no es el responsable del problema del calentamiento global y si podría realmente ayudar más a resolverlo.
"El calentamiento global cubrirá la Tierra con un manto de niebla y humo"
En la reunión de los líderes mundiales sobre el clima en 2009 en Copenhague, se abrió una profunda brecha entre los países ricos que quieren proteger el clima y los países pobres que están exigiendo a los países ricos que paguen por las medidas para combatir el cambio climático. El único acuerdo al que llegaron fue que no debe permitirse el aumento de las temperaturas medias globales en más de 2º en relación con los tiempos preindustriales, nos recuerda 'Der Spiegel'.
Sin embargo, en caso de que las emisiones de gases de efecto invernadero continúen como hoy, es improbable que el mundo se quede en 2º dentro de 30 años. De hecho, para tener alguna posibilidad de detener el calentamiento global en 2º, las emisiones tendrían que caer un 10% por año a partir de 2017, según Fatih Birol, jefe de la Agencia Internacional de Energía.
La protección del clima y el Gran Capital: ¿Son incompatibles?
"La única manera de que un acuerdo de 2015 pueda alcanzar una meta de 2º grados es cerrar toda la industria contaminante", declaró en 2013 Yvo de Boer, exsecretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
¿Podría ser suficiente, sin embargo, cambiar fundamentalmente las reglas por las que funciona la economía global? Según la escritora canadiense Naomi Klein, "no hemos hecho las cosas necesarias para reducir las emisiones, porque esas cosas fundamentalmente entran en conflicto con el capitalismo desenfrenado: controlar las multinacionales, regular el CO2, reducir el tráfico... la práctica reinante durante todo el período en que hemos estado luchando para encontrar una manera de salir de esta crisis ha sido las misma de antes".
Para detener el calentamiento global, sostiene Klein, tenemos que usar menos recursos. Pero para evitar el colapso del sistema económico capitalista, es necesario el crecimiento ilimitado "Sólo uno de estos tipos de reglas se podría cambiar", escribe Klein, defensora del decrecimiento. "Y no son las leyes de la naturaleza".
¿Hay esperanza de reconciliar la protección del clima y otros factores humanos?
Sin embargo, otros especialistas como el profesor alemán Edenhofer creen firmemente que el crecimiento podrían gestionarse las cosas de manera que no estén en conflicto con el medio ambiente. Para que eso suceda, es esencial que cumplir un criterio importante: "Tenemos que poner el precio correcto al CO2".
Edenhofer argumenta que si el precio del CO2 fuera considerablemente más caro, habría mayor estímulo para invertir la diferencia en tecnologías bajas en carbono. "El problema no es que estamos cortos de fuentes de energía fósil, sino que no hay suficiente e ilimitado espacio de almacenamiento en la atmósfera. Tenemos que aplicar un precio a esta almacenamiento".
El profesor sostiene que también sería posible reducir las emisiones mediante la restricción del crecimiento como lo propone Naomi Klein. Sin embargo, subraya que la reducción deliberada del crecimiento es la opción más cara.
Arabia Saudita ha gozado de grandes pozos de petróleo y enormes campos de trigo. Ahora la sequía está devastando todo el terreno del país y la carencia de agua es un verdadero quebradero de cabeza. Según los científicos, a California le espera el mismo destino y pronto California podría ser una nueva Arabia Saudita.
A principios de los años 1980, Arabia Saudi se lanzó al proyecto de transformar grandes terrenos desérticos en granjas de trigo. Así, a pesar de un clima tórrido y prácticamente sin lluvia, en el territorio del mayor productor de petróleo del mundo, creció tanto grano que sus exportaciones podían alimentar a Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Baréin, Omán y Yemen juntos, informa Bloomberg. A principios del siglo XXI, la producción del trigo saudita comenzó a disminuir, y, al mismo tiempo, se desató la crisis del agua en la agricultura. Para el año 2012, la mayor parte de los acuíferos habían desaparecido totalmente, y como consecuencia buena parte de las plantaciones.
En Estados Unidos se observa una situación parecida: las frutas, vegetales y producción de nueces se centran en las regiones áridas de California, irrigadas por antiguos pozos, como en Arabia Saudi. El cambio climático, a su vez, se traduce en que habrá menos nieve para alimentar los ríos y, por tanto, no habrá bastante agua para regar los campos y aparecerá una mayor dependencia de los acuíferos. Así, en el gran Valle Central de California, un sitio importante de la producción de alimentos de Estados Unidos, la mitad de los pozos está por debajo de los mínimos históricos, según informa el portal Mother Jones, haciendo referencia al Servicio Geológico de Estados Unidos.
Las autoridades y los científicos desconocen cuándo se secarán completamente los acuíferos de la región, aunque la tendencia ya es clara. Mirándose en el espejo de Arabia Saudi, Estados Unidos no puede esperar hasta que el agua se agote debido al número de habitantes, que supera ampliamente al del país de Oriente Medio. Asimismo, para no convertirse en otra Arabia Saudi, Estados Unidos debe estimular la producción de hortalizas, trasladándolas de California a otras regiones ricas en agua: el medio oeste y sur del país.
La compañía petrolera Exxon estaba al tanto del problema de los gases de efecto invernadero sobre el cambio climático antes de que esto se convirtiera en asunto público, y gastó millones de dólares para promover la negación del mismo, según una nueva investigación.
La petrolera norteamericana Exxon se interesó por el clima global en 1977, once años antes de que el problema se hiciera público, según Inside Climate News después de entrevistar a exprofesionales de la compañía y analizar documentos internos.
Fue en julio de 1977, que el científico estrella de Exxon, James Black, afirmó: "Existe un consenso científico en torno de que es más que probable que la humanidad esté influyendo en el clima global mediante la liberación de dióxido de carbono a partir de la combustión de combustibles fósiles".
En 1978 Black advirtió a la compañía de que duplicar las emisiones de dicho gas a la atmósfera se incrementaría la temperatura global en dos o tres grados y de que en el plazo de cinco o diez años habría que adoptar decisiones internacionales drásticas sobre las estrategias energéticas.
Entre los años 70 y 80 Exxon (pronto ExxonMobil) empleó a los mejores científicos para investigar el problema y elaborar a su conveniencia nuevos modelos climáticos, cuando aún no había sino conjeturas científicas y se sabía relativamente poco.
Por si acaso, Exxon se convirtió en uno de los grandes patrocinadores de campañas de confusión científica. En 1989 la petrolera ayudó a crear la Coalición para el Clima Global que ponía en cuestión la base científica de las preocupaciones por el cambio climático.
Además, Exxon ayudó a evitar que EE.UU. firmara el Protocolo de Kyoto en 1998 para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, que estipulaba un precio de las grandes compañías por las emisiones de carbono a la atmósfera.
"Pero ExxonMobil no sólo estaba al tanto de esos certificados, había otras muchas que no estaban complotadas, no pero conscientes. Cierta cantidad de empresas norteamericanas que tienen relación comercial íntima otras de Europa y con capacidad hasta de comprar de otras empresas de los países en desarrollo, y lo que compraron fue certificados para compensar su emisión de carbono", según comenta Claudio Loser, presidente del Centennial Group Latin America, una empresa internacional de consultores.
El hombre es culpable de su propio desequilibrio energético y del efecto invernadero
Varios gigantes industriales norteamericanos con franquicias o filiales en Europa desde hace tiempo se encontraban en medio de un escándalo climático. La causa es muy simple: sus críticos les culpan ahora de que veían más barato pagar el exceso de emisiones de CO2, comprando los Certificados de Reducción de emisiones de carbono (CRE), que reducirlas realmente, según estipulaba el Protocolo de Kioto.La producción de petróleoo de Exxon subió y subió.
En teoría, aprobado por la ONU, cada CRE equivale a una tonelada de dióxido de carbono que no llega a la atmósfera y se entrega tras certificar que la reducción realmente se ha llevado a cabo. Sin embargo, en la práctica esta opción creó amplio terreno para todo tipo de manipulaciones. Según los datos de 2010 de la ONG ambientalista CDM Watch, en el 'mercado' circulan CRE que no representan "verdaderas reducciones de gases invernadero (...) y sus compradores usaron a tope esas falsas reducciones como permisos para contaminar más en Europa".
Los medioambientalistas atribuyen el título de mayor compradora de CRE a Dow Chemical, empresa proveedora de gas naranja y napalm al Ejército norteamericano durante la guerra de Vietnam y cuya sucursal, Union Carbide Corporation, se considera responsable del desastre de Bhopal (la India), una de las mayores catástrofes industriales en la historia de la humanidad. La compañía posee fábricas de productos plásticos y químicos en Alemania, Bélgica, España, Holanda y Polonia. Juntas ocupan el lugar 21º entre los 100 principales compradores europeos. Entre las empresas presuntamente implicadas en la compra de los certificados 'falsificados' están también ConocoPhillips, Chevron y Cabot Corporation. Las 10 compañías multinacionales más 'cotizadas' en Wall Street ingresaron más de 350 millones de dólares en estos créditos, sin contar los datos de 2014, que todavía están sin publicar.
"Trabajamos con un prestigioso agente financiero para comprar esos CRE y exigimos que todos fueran certificados y validados", insiste, por su parte, Cabot Corporation en un comunicado oficial. "Vamos a seguir cumpliendo las normas", insiste Dow. Normas amañadas.
"Las empresas buscan la forma más barata de cumplir las normas. Los actores del mercado son libres de tener sus consideraciones éticas sobre cómo actuar ante el cambio climático, pero el sistema se rige por la economía", detalla Richard Chatterton, analista de Bloomberg New Energy Finance.
Al cabo de los años pasado los reguladores europeos decidieron prohibir los CRE, pero la medida no entró hasta cas dos años después. Según Loser, la mejor manera de manejar el tema son impuestos al carbono emitido. Al mismo tiempo, insiste en que las empresas compradoras de los certificados de un origen dudoso deben ser castigadas debidamente.
A finales de este 2015 está por firmarse en París un nuevo acuerdo climático mucho más ambicioso que el Protocolo de Kioto, dijo el representante especial del presidente de Francia sobre el cambio climático, Nicolas Hulot.
Según Hulot, el nuevo acuerdo será discutido durante una conferencia de la ONU y, entre otros puntos, debe incluir una gran partida económica para los países en desarrollo.
"De 1750 y 2011, las actividades humanas han dado lugar a una alteración del equilibrio energético de la Tierra, causando un calentamiento de la superficie terrestre. Este es el problema central: el equilibrio climático está desestabilizado, el clima responde al aumento del efecto invernadero", dijo Hulot al diario ruso 'Moskovski Komsomolets'.
El político recordó que en 2014 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ya señaló que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero habían llegado al nivel más alto de la historia. Si esta tendencia continúa, en 2100 unos cuatro grados más de calentamiento provocarán el deshielo completo del Ártico, provocando un aumento del nivel del mar de 6-7 metros.
Según un reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el calentamiento global ha acelerado significativamente el proceso de deshielo de los glaciares, lo que amenaza con una nueva gran inundación. Los expertos afirman que los países que corren más riesgo de desaparecer son Estados Unidos y los Países Bajos.
Los cálculos de los científicos demuestran que desde 1993 el nivel de los océanos está subiendo 3, 2 milímetros anuales, mientras que anteriormente no superaba los 1, 2 milímetros. De ahí los investigadores deducen que para el año 2100 el nivel de los océanos será de 0, 5 a 2 metros más alto que el actual. Como resultado, en los próximos 70-80 años decenas de grandes ciudades y estados costeros acabarán bajo el agua, informa el diario ruso 'Komsomólskaya Pravda' citando el nuevo informe del IPCC( Informe de Expertos del Cambio Climático).
El país europeo más afectado por el deshielo de la Antártida será Holanda y aa distancia Dinamarca. Según los cálculos de los climatólogos, las inundaciones cubrirás toda la superficie del país. Precisamente para luchar contra el desastre fue elaborado el mayor proyecto de gestión del agua del mundo, el Delta Plan, que resistirá un aumento del nivel del mar pero sólo hasta cinco metros.
El autor del informe señala que aunque el gobierno del estado de Florida, EE.UU., haya prohibido el uso de los términos 'calentamiento global' o 'cambio climático' en los documentos oficiales, no podrá evitar sus consecuencias: el aumento del nivel del mar y de las inundaciones podrían amenazar al 30% de su costa.
Los expertos temen que destinos turísticos populares como las islas Maldivas, las islas Galápagos, el mar Muerto o el parque nacional de los Glaciales desaparezcan de la faz de la Tierra.
La situación será aún más grave en el sur y suroeste de Asia, un país como Bangladesh desaparecerá por completo del mapa del mundo. A continuación, se tratará de reasentar a 160 millones de habitantes". 200 millones de personas pueden ser obligadas a desplazarse a causa del cambio climático. Según el New York Times… “Las consecuencias del cambio climático, como el clima extremo, la elevación del nivel del mar o las sequías, provocarán trastornos psicológicos y mentales en la mayoría de los norteamericanos y los médicos no están preparados para atenderlos, según revela un estudio. Entre estos problemas se encuentran la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático, que podrían aumentar el número de suicidios, el uso de drogas y los índices de violencia.
Sin embargo, no todos los científicos creen que una nueva gran inundación es inevitable. En algunas partes del mundo ocurren fenómenos contrarios: las costas de Suecia y Finlandia van elevándose a una velocidad de un metro por siglo. Los científicos 'optimistas' creen que el calentamiento favorecerá la asimilación de los territorios septentrionales de Rusia y Groenlandia que actualmente están casi despoblados.
De todos modos, el aumento del nivel del mar no tiene carácter catastrófico, sino gradual, así que la humanidad todavía tiene tiempo de adaptarse al mundo cambiante.
Alrededor de 200 millones de americanos sufrirán problemas psicológicos o mentales como consecuencia del cambio climático, según revela un estudio publicado por la organización National Wildlife Foundation. La fundación olvida al resto del mundo. Entre los sectores de población más amenazados se encuentran los menores, los ancianos, casi un cuarto de la población del mundo, que vive en la pobreza y las personas que ya tienen algunos problemas de salud mental, publica Gizmodo.
De acuerdo con este estudio, un 50% de norteamericanos viven en zonas costeras, que se verán afectadas por tormentas y por un aumento del nivel del mar. Además, el 70% de la población padecerá olas de calor y quienes viven próximos al curso de los ríos sufrirán por las inundaciones.
Al verse amenazados por todos estos cambios, muchos ciudadanos sufrirán temor y ansiedad. Lo peor es que no conocerán la verdadera causa de su malestar si no se les informa de la soluciones y del problema, porque esa ansiedad aumentará de manera directamente proporcional al aumento de las pésimas informaciones sobre las condiciones meteorológicas.
Por su parte, las personas que se vean obligadas a abandonar sus casas por los desastres naturales sufrirán estrés por desplazamiento, mientras que quienes vivan catástrofes y la muerte de familiares sufrirán de estrés postraumático. Otros, padecerán desesperación y miedo.
Otra consecuencia grave será la ira que acompañará a las crisis migratorias y los conflictos por los recursos que traerá consigo el cambio climático. Finalmente, el Pentágono dice teme temer que el calentamiento global cause guerras en los próximos 30 años.
Ante este panorama, el documento asegura que el sistema de salud de EE.UU. no está preparado para atender a tantos pacientes.