La lucha de los años modernos que se dirime en un mundo convulsionado y dividido principalmente en dos facciones opuestas en teoría, pero similares en la práctica pues ambas se debaten por el mismo fin.

En este mundo que conocemos, la vida se caracteriza por el egoísmo y la búsqueda del bienestar principalmente económico, donde el dinero es su principal objetivo por más que nos esforcemos en negar y hagamos largas reflexiones  sobre la vida.

Hoy el mundo dividido tiene el solo objetivo de crecer económicamente por encima de los demás para tener el dominio sobre el resto, el capitalismo es la joya preciosa, pero es considerada mala cuando la poseen otros y extremadamente buena cuando se la tiene en el propio poder.

Solo los países más poderosos del mundo saben lo que esto significa, mientras tanto se vive del engaño en lo países emergentes dividiendo a la población con la inútil idea de capitalismo si o capitalismo no para debilitar la voluntad y hacerles creer que se puede vivir sin el capitalismo. Pero no obstante los que introducen esta idea saben que el capitalismo siempre estará entre nosotros, solo se trata de pasarlo de una mano a la otra. 

La humanidad desde hace siglos vive sometida, una vez que el hombre descubrió que puede someter al mismo hombre cual se tratara de un animal y utilizarlo para sus conquistas, ya nada podrá revertir esta situación. Ya nada podrá librarnos de la guerra, ni de la destrucción, mientras las potencias estén en equilibrio tendremos paz, pero una paz mentirosa.

Sufriremos el engaño y las masas se conformaran con una inútil batalla la cual llamamos de izquierda o de derecha; pero ambas conducen al mismo abismo. Tendrán sus beneficios de un lado y del otro, en ambos se recogerán migajas pero la sentencia es la misma. Con lágrimas y sudor se construyen los muros invisibles que dividen el mundo, pero parapetados detrás de sus columnas solo existe el paraíso para los hijos de sus magnates.

Carlos Polleé