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“Es abominable que hoy, en el siglo XXI, se asesine a personas inocentes, incluso a presos de conciencia, para que les extirpen los órganos con fines de lucro”, dijo Andrew Bremberg
Practicantes de Falun Gong participan en un desfile que marca 22 años de la persecución de Falun Gong en China, en Brooklyn, Nueva York, el 18 de julio de 2021. (Chung I Ho/The Epoch Times)
Por: Danella Perez Schmieloz, Epoch Times
Grupos de derechos humanos lanzaron una campaña llamada “#NotFromChina Pledge” en un esfuerzo por acabar con los asesinatos a escala industrial de presos de conciencia para traficar con sus órganos.
La campaña, que comenzó el 8 de diciembre, consiste en comprometerse personalmente a no recibir un trasplante de órganos de China si se tiene problemas de salud, para no contribuir irreflexivamente con la macabra práctica de extracción forzada de órganos del régimen.
“Es abominable que hoy, en el siglo XXI, se asesine a personas inocentes, incluso a presos de conciencia, para que les extirpen los órganos con fines de lucro”, dijo Andrew Bremberg, presidente de la Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo (VOC, por sus siglas en inglés), una Grupo de defensa con sede en Washington.
El recurso está copatrocinado por VOC y otras dos organizaciones sin fines de lucro, End Transplant Abuse in China (ETAC) y China Aid. El compromiso se puede realizar en el sitio web de la ETAC, y se puede compartir en las redes sociales una tarjeta personalizada con el lema “Me comprometo”.
Grupos de derechos humanos han hecho un llamado a la gente para que se comprometa a “terminar con la multimillonaria industria china de asesinar para el tráfico de órganos”.
En 2019, el Tribunal de China, un tribunal popular independiente, determinó que el régimen chino llevaba años extrayendo a la fuerza los órganos de presos de conciencia a una escala significativa.
Según la sentencia final del tribunal, con “seguridad” los órganos proceden de adeptos a Falun Gong encarcelados y son “probablemente la fuente principal”. Falun Gong, o Falun Dafa, es una práctica espiritual y sus practicantes han sido perseguidos sistemáticamente por el Partido Comunista Chino (PCCh) desde 1999.
Cada vez hay más pruebas de que los uigures y otras minorías perseguidas en el noroeste de China también son víctimas de la extracción de órganos, así como los tibetanos y las “iglesias domésticas” cristianas (iglesias no oficiales), según el sitio web de la campaña.
Practicantes de Falun Gong montan la escena de una transacción ilegal de órganos humanos durante una protesta en Washington, durante la visita del líder chino Hu Jintao a Estados Unidos, el 19 de abril de 2006. (JIM WATSON/AFP vía Getty Images)
La extracción de órganos es un negocio lucrativo para el PCCh. En una audiencia celebrada el 29 de noviembre ante la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, Sir Geoffrey Nice, que presidió el Tribunal de China, dijo que el régimen chino podría ganar hasta medio millón de dólares por cada cadáver.
Los observadores estiman que en China se realizan entre 60 y 100 mil trasplantes al año, lo que supera con creces la cifra oficial de 10 mil presentada por el régimen. Además, los órganos para estos trasplantes adicionales proceden principalmente de presos de conciencia, insisten.
El PCCh niega regularmente los hechos
“El mundo libre no puede permanecer complaciente mientras el Partido Comunista Chino sigue mintiendo descaradamente sobre esta práctica generalizada en China”, dijo Bremberg. “Convocamos a todas las personas de buena voluntad para que se comprometan personalmente para terminar con esta horrible práctica, comprometiéndose a no recibir trasplantes de órganos procedentes de China”.
En junio, una docena de observadores de derechos humanos de la ONU expresaron su preocupación por las denuncias creíbles de extracción forzada de órganos que el régimen comunista chino realiza a practicantes de Falun Gong, uigures, tibetanos, musulmanes y cristianos detenidos. Entre ellos se encontraban los relatores especiales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y los miembros de un grupo de trabajo sobre detenciones arbitrarias.
La campaña de la ONU se inspiró en el Foro Internacional de Libertad Religiosa de Taiwán de 2019, en el que China Aid reunió a más de 70 políticos, activistas y líderes religiosos para firmar un compromiso de no recibir trasplantes de órganos procedentes de China.
“Fue mágico en Taiwán cuando todos nos comprometimos”, dijo Bob Fu, presidente de China Aid.
“Me encanta que esta iniciativa tenga carácter mundial, ya que reforzará nuestro movimiento y enviará un mensaje claro a China de que no puede seguir ocultando este delito”.
Traducción: Lucía Aragón