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Una de las últimas tendencias actuales del fascinante cine polaco es recuperar personalidades históricas que lucharon contra la censura de los viejos tiempos o que impusieron su personalidad, en muchos casos exuberante, frente a una sociedad encorsetada. La obra póstuma del maestro Andrzej Wajda que murió en octubre de 2016 con 90 años, tras realizar cerca de 40 películas desde 1950, también se situó en esta tendencia.Consagrada a Wadysaw Strzemiski, un pintor vanguardista de la primera mitad del siglo XX, que se enfrentó, con ideas, actitudes, colores y pinceles, al régimen comunista de los años 50. Con el bellísimo y premonitorio título, Afterimage, el grandísimo Wajda, nos deja una escena de antología, cuando el apartamento del pintor, en pleno trabajo creativo, se llena de un intenso color rojo, puesto que han cubierto la fachada de su edificio con propaganda del régimen.y, sobre todo, una esperanzadora idea en su notable testamento fílmico: la lucha por la libertad no tiene límites ni fronteras.
De un clásico de la filmografía polaca al más reciente de los nuevos autores, la ópera prima de Jan P. Matuszynski, Tha Last Family (Ostatnia Rodzina). También centrada en un pintor surrealista Zdzisaw Beksiski, de la misma época que el anterior, y que parece haber despertado un vivo interés, dado que se acaba de estrenar otro documental sobre la obra de este misterioso, sorprendente y torturado artista, From The Inside, de Kamil liwiski.
The Last family no es precisamente una de esas familias sin historias. Un hijo con tendencias suicidas e innumerables problemas psicológicos, una abuela enferma y una esposa de una paciencia infinita, en la que, quizás, el extravagante humor y ácida visión de la vida del pintor aportan esa nota agridulce, sorprendente e inesperada de este intrigante relato.
Excelente debut de Jan P. Matuszynski que no deja respiro al espectador y sorprende aún más con un final "a la Michel Franco" que todavía resuena en la sala de proyección.
Por su parte, la actriz y directora Katarzyna Roslaniec sigue con la suya, es decir, lanzarse al ruedo con cada nueva película y convertirse así en una de las personalidades del cine polaco más fascinantes de la actualidad. El inteligente festival Cinemajove de Valencia es uno de sus grandes defensores y ya en 2010 presentó su primera película, Mall girls (2009), que se llevó la Luna de Valencia al mejor largometraje.
En su 32ª edición que comienza hoy su jurado de selección ha tenido el exquisito gusto de incluir su tercera película, tras Baby Blues (premiada en el festival de Berlín 2013) en la sección oficial, Satan said dance. ¿Se volverá a Polonia con su segunda Luna de Valencia?<img src="http://cine-invisible.blogs.fotogramas.es/files/2017/06/wn2-600x400.jpg" alt="" srcset="http://cine-invisible.blogs.fotogramas.es/files/2017/06/w