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Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de justicia, parece que está empeñado en anular muchos de los derechos adquiridos con los años y generar crispación social. Ahora sus víctimas son las personas con enfermedad mental. El controvertido y reaccionario nuevo Código Penal permitirá que una persona con enfermedad mental permanezca encerrada incluso por delitos que no cometió, como medida de prevención por los que pueda cometer en el futuro, y como si esto fuera poco, por tiempo indefinido.
Hasta ahora, a ninguna persona con enfermedad mental se le podía imponer una pena porque no se le declaraba jurídicamente responsable del delito del que había cometido. En su lugar, se aplicaba una medida de seguridad, que normalmente consistía en un internamiento psiquiátrico. En cambio ahora, la persona con trastorno mental podrá ser internada en un centro psiquiátrico y bajo libertad vigilada.
Esta propuesta hacia los enfermos mentales es uno de los muchos rasgos de involución y vuelta a los peores tiempos del siglo pasado que destila el nuevo Código Penal de Gallardón abandona por completo el criterio de proporcionalidad hasta ahora existente.
Si los legisladores no corrigen la reclusión perpetua, no solo será aplicable para los delitos más grave de terrorismo y violación con asesinato, sino también para las personas que sean consideradas enfermos mentales.
Estereotipo. Y como si lo comentado hasta el momento fuera poco, además la propuesta de nuevo Código Penal, equipara la peligrosidad social a la enfermedad mental, y añade peligrosidad criminal a la enfermedad estableciendo medidas fundadas en prejuicios y por tiempo indefinido.