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Conoce Lo Que Ocultan Las Relaciones Tóxicas A Través De Esta Mirada Interior

04/12/2020 17:55 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Las relaciones tóxicas son aquellas en que ambas partes se hacen daño. Pueden aparecer en cualquier ámbito: familiar, de pareja, de amistad, laboral, etc. ¿Sabes cómo surgen y qué se esconde detrás de ellas? Aquí te lo explico

Las relaciones tóxicas son aquellas en que ambas partes se hacen daño. Pueden aparecer en cualquier ámbito: familiar, de pareja, de amistad, laboral, etc.

Por regla general ellas no comienzan siendo tóxicas. Es todo un proceso.

En la mayor parte de la literatura sobre el tema o se hace hincapié en las señales para identificarlas, o se enfatiza en la caracterización psicológica de sus integrantes, pero escasea la información que describe el proceso de su nacimiento y maduración.

¿Por qué es importante conocer este aspecto poco difundido?

1-Porque puede ser que estés en una relación de ese tipo y no seas consciente de ello.

2-Porque el conocimiento lleva a la comprensión y la comprensión lleva a la liberación.

Conocer la génesis y el desarrollo de este tipo de relaciones te permite la liberación del sufrimiento que ellas causan.

En este artículo, desde mi experiencia profesional y personal, te muestro una mirada interior, como una radiografía, al mundo de las relaciones tóxicas.

Cada vez que te relacionas con alguien que te satisface tus deseos y necesidades corres el riesgo de fomentar relaciones que se pueden volver tóxicas.

¿Por qué?

Porque la tendencia es a tratar de mantener esa fuente de satisfacción.

Y hasta ahí no hay problema alguno. Sin embargo, conjuntamente con los intentos de fortalecer la relación van apareciendo los miedos.

¿Por qué?

Porque el afianzar la relación no depende solo de ti y eso te deja sin la posibilidad de tener el control.

No tener el control genera inseguridad y a la inseguridad le siguen los temores. Temes cuando te sientes inseguro.

¿Cómo aplacas esa sensación de inseguridad, de incertidumbre, de pérdida del control sobre la relación?

Buscando maneras, formas, de poseerlo. Ya no lo ves como una persona, sino como una pertenencia, como una propiedad.

Pero como cada persona carga con todo un mundo de relaciones, tratas de que su mundo de relaciones también te pertenezca. De ahí a sentir celos solo es cuestión de tiempo.

Con los celos comienzas a asfixiar al otro. Sabes que no es correcto, pero lo justificas en el nombre del amor, piensas que si no celas es porque no amas.

Quieres convencer y convencerte que es una relación amorosa, libre; pero en realidad es una relación de prisionero a prisionero. En esa relación ninguna de las partes es autónoma.

¿Por qué?

Porque al mismo tiempo que aprisionas a esa persona, tú mismo te encierras en la cárcel de tus miedos, de tu inseguridad, de tus celos.

Ambos están en la misma prisión de la infelicidad, pero en diferentes celdas con barrotes diferentes.

No te das cuenta cómo tu vida comienza a girar en torno a asegurar esa pertenencia. Eso se vuelve tu motivación para lograr el bienestar y la dicha. Llegas a creer que sin esa persona tu felicidad está eclipsada.

¿Acaso no has oído estas expresiones?

“¡Qué feliz soy cuando estoy contigo!”, “No concibo mi vida sin ti”, “Lo eres todo para mí”.

Ellas están cargadas de toxicidad, pero adornadas de tal manera que parecen amorosas.

Una relación tóxica es una relación destructiva con apariencia piadosa

Pregúntate:

¿Es posible que puedes amar a aquello que has hecho prisionero y le exiges que deje de ser él para ser tú?

¿Acaso puede crecer el amor en un terreno lleno de miedos, celos, falta de confianza, inseguridad y necesidad de control?

Eso no es amor, eso es egoísmo.

Para que crezca una relación sana basada en el amor tiene que haber profundidad en sus raíces.

Esas raíces pertenecen a los dos, ambos deben fortalecerlas brindándoles los nutrientes necesarios y el egoísmo echa afuera a esa posibilidad.

Más no creas que el egoísmo es unilateral. El egoísmo es de ambos.

¿Por qué?

Porque cuando ninguno de los dos quiere ponerle fin a esta relación es porque le han tomado el gusto a su prisión, tanto el uno como el otro se están beneficiando, los dos han hecho un pacto con la infelicidad.

La relación tóxica permanente es una relación de complicidad, de codependencia. En ella no hay víctima ni victimario, al contrario, ambos se convierten en verdugos de la felicidad.

Desde luego, nada de esto se declara abiertamente porque a veces no se está ni consciente de ello. Todo transcurre en la clandestinidad porque el Ego necesita afirmarse, aunque esto conlleve a un sufrimiento no expresado.

¿Crees que todo acaba ahí?

Ni pensarlo, el sufrimiento en este tipo de relaciones tiende a crecer con el tiempo.

¿Por qué?

Como el desear no tiene fin, para que la otra persona pueda satisfacer tus deseos siempre cambiantes y crecientes, constantemente le estarás exigiendo más sacrificios onerosos y más lealtad incondicional en nombre de la relación.

En resumen: Una relación destructiva con apariencia piadosa.

¿Cuál es el indicador para saber que estás en una relación tóxica?

Hay dos indicadores fundamentales:

1-Cuando, sin importar la posición que en ella ocupas, haces dependencia de ella para sentirte feliz, satisfecho y con bienestar.

2-Cuando te importa más la relación que tu felicidad.

Termino con este cuento:

La obra teatral estaba en plena presentación cuando de repente cae el telón y el director sale al escenario y dice:

- “Señoras y señores, nos vemos obligados a interrumpir la presentación porque el protagonista acaba de sufrir un fulminante ataque al corazón y ha muerto.

Al escuchar esto una mujer que estaba sentada en la primera fila se levanta y con voz agitada dice:

- ¡Rápido, que le den caldo de pollo!

El director que no daba crédito a lo que oía le replicó:

- Señora, qué bien puede hacerle a un hombre muerto un caldo de pollo.

- ¿Y qué mal puede hacerle?, gritó ella.

En una relación tóxica has dejado de vivir, pero sigues tomando pequeños sorbos de felicidad pensando: “¿qué mal puede hacerme?”

MUCHAS GRACIAS.

 


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