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En el siguiente artículo publicado en Yaencontré describimos cómo se puede conseguir un préstamo hipotecario sin la necesidad de presentar un aval.
Tal y como están las cosas, conseguir una hipoteca es complicado pero conseguir una hipoteca sin aval se convierte casi en una quimera, aunque no es del todo imposible lograrlo. Sí que existen entidades financieras que concede financiación hipotecaria sin la necesidad de un aval o avalista aunque las condiciones para acceder a ellos se han endurecido considerablemente.
Cuando se habla de una hipoteca sin aval se hace referencia a un tipo de préstamo bancario con garantía hipotecaria donde no se exige ninguna garantía adicional a aquel bien que quedará prendado por la especie hipotecaria. En tiempos de bonanza económica, cuando los bancos tenían exceso de liquidez, era relativamente fácil encontrar este tipo de hipotecas en el mercado. En la actualidad, la tarea se convierte en una misión casi imposible. No obstante, lo primero que tiene que saber es, que por ley, si se solicita menos del 80% de tasación del inmueble hipotecado, el banco no debería pedir un aval.
Una de las principales variables que miran los bancos para conceder una hipoteca libre de aval es la edad de quien la solicita. Las entidades suelen dar más fácilmente hipotecas sin aval a las personas jóvenes. También van a examinar con minuciosidad el tipo de contrato del cliente. Es fundamental que el contrato sea indefinido, que se puedan demostrar ingresos estables y con una vida laboral continuada de dos a tres años. El banco o la caja requerirán al menos tres recibos de la nómina, la declaración de la renta del año anterior y el estado de su cuenta bancaria, con los movimientos de los últimos seis meses.
Por norma, sólo se conceden hipotecas sin aval cuando los compradores no van a emplear más del 35% de sus ingresos mensuales en el pago de las letras hipotecarias. Así, por ejemplo, un cliente que no necesitaría aval sería aquel que solicitase una hipoteca de 200.000 euros a un plazo de 25 años con una nómina, al menos, de 2.400 euros.
No está de más, contratar la hipoteca en una entidad en la que ya se tenga cierta trayectoria personal. Es decir, el banco se fiará más de un cliente que ya conozca y del que tenga documentada su capacidad de responder a los créditos que de un nuevo cliente. Evidentemente, si pretende acceder a un préstamo hipotecario sin aval deberá estar fuera de cualquier lista de morosos, tipo RAI o ASNEF.
La hipoteca sin aval requiere la contratación de un seguro de hipoteca adicional que se paga junto con la cuota del crédito. Este seguro se encarga de garantizar al prestamista el cobro de sus cuotas en caso de que el cliente no pueda hacer frente a ellas. Es decir, actuaría como lo haría un avalista, que es quien da la garantía de pago a la entidad.
En este punto no está de más recordar las implicaciones que supone ser avalista. Lo primero que se recomienda es calcular los riesgos reales que conlleva avalar a alguien. Aparte del compromiso solidario, es un compromiso económico. Avalar es hacerse responsable de la deuda de otra persona en caso de que ésta no pueda hacer frente al pago. Es decir, el avalista, garantizará con sus bienes la devolución de la deuda y tiene las mismas obligaciones que el titular del préstamo.
Con un mercado donde el crédito está tan restringido, las opciones más factibles para conseguir una hipoteca sin aval pasan por acudir a comprar un piso ofrecido por la propia entidad financiera donde se quiera firmar la hipoteca. La hipoteca sin aval, como tal, no se oferta en las entidades bancarias, además, no hay una fórmula exacta para saber si un banco le concederá o no un crédito sin garantías. Dependerá de la negociación que se establezca con la entidad y de los factores citados anteriormente.