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Aznar es un criminal de guerra de facto . La hipocresía internacional ha impedido que lo sea de iure , al igual que Bush o Blair. El modo en que mintieron a la opinión pública para declarar la guerra al régimen de Hussein en Iraq, los miles de muertos con que se mancharon las manos, eran motivos sobrados para que hubieran dado con sus huesos en la cárcel.
No contento con haber salido de rositas de aquel crimen, Aznar tiene la desfachatez de opinar sobre otros conflictos, como el que está teniendo lugar en Gaza, donde Israel y su operación Pilar Defensivo , está masacrando al pueblo palestino, sin importarle lo más mínimo los ataques a civiles (mujeres y niños) y tratando de silenciar a la prensa internacional que informa sobre los miles de bombardeos efectuados.
Como amigo de Israel, el ex presidente carga contra sus enemigos asegurando que quieren "imponer un régimen fanático basado en la religión" . Curioso que precisamente Aznar, al frente de FAES cuyos principales puntales son numerarios del Opus Dei, hable de régimen fanático basado en la religión. Aunque, en realidad, la religión para gente como él se me antoja más coartada que convicción. Su verdadera religión es el dinero y el poder y, hoy por hoy, la Iglesia Católica es un buen aliado de ambos. Si no lo fuera, si hubiera que borrarla del mapa para que Aznar y los suyos mantuvieran su estatus, algo me dice que no les temblaría la mano en hacerlo.
El dinero lo es todo para este grupo de salvajes; incluso para Israel -les recomiendo la lectura de la reflexión de Santiago Alba-, ingenuos ellos que creen que su propia barbarie, esa ferocidad irracional no se volverá en algún momento contra ellos mismos.