Parece mentira pero cuando lo perdí no tuve el valor de volver a escribirlo, me quedé tan despagado que no pude reescribirlo, aunque sabía que era bueno, que era un tema interesante y bien escrito.

Hoy, después de intentar buscarlo(como ya hice ayer) y no lograr encontrarlo no logro recordar lo que escribí, era tan espontáneo y divertido a la par que profundo y lleno de verdad que no lo encuentro en mi mente.

Sólo logro recordar el título que puse al escrito y aunque me gustaba mucho no puedo rememorarlo.

Esta decepción me duele por dos cosas, porque he perdido algo que me gustaba y porque no he logrado recordarlo, lo cual de alguna manera me asusta.

No obstante entiendo que mi forma de escribir estos "artículos" es directa, rápida y salen volando de mi mente a mis dedos tal y como los siento.

No son escritos que piense meditadamente cuando los escribo, no obstante si sean algo que quizás rebosa de mi mente, de mi alma y necesito contar tal cual los pienso en ese momento.

Es cierto que suelen ser ideas que se van fraguando de un día para otro, o incluso por más tiempo, pero también es cierto que soy capaz (para bien y para mal) de escribir algo directamente, sin necesidad de concentrarme.

Si me pongo a escribir, siempre tengo algo que decir, siempre tengo ideas que transmitir.

Lo que de verdad me gusta es ser un transmisor de noticias, de ideas, de alguna manera puede que sea un periodista de lo que ocurre a mi alrededor o de las ideas que se me ocurren, o sea de la vida que vivo y que veo.

Mis sentimientos no son casuales, busco la luz.

Me hubiera gustado poder recordar lo que se me borró, pero ahora estoy reflexionando sobre eso y saco algo en claro, otro escrito distinto, otra idea que nace de mi alma, de mi mente, de la vida que vivo, de la existencia.

Supongo que el artículo que titulé ayer criptomonedas, criptoleches (en vinagre) trataba de la impostura de las ideas, de la vida, de todo lo que creemos y no es cierto, de las ideas que compramos y creemos, de los caminos que transitamos sin saber muy bien porqué.

Es verdad que no vamos a estar todo el día filosofando, pero también es cierto que no podemos o quizás no debamos dejarnos llevar por lo sencillo, hay que reflexionar y saber dilucidar donde está la verdad y el bien.

Sólo con el bien y la ayuda a los otros y a nosotros mismos, podemos llegar a vivir plenamente, lejos de los instintos animales (que por otra parte suelen ser nobles y nunca hacen daño gratuito) y sí en el ámbito de la búsqueda de la verdad y de la bondad hacia nosotros y hacia todos los demás.

No debemos de jugar con los criptosentimientos en el aspecto de sentimientos sin valor real.

Los sentimientos son el broche de nuestras ideas y deben de ser positivos y tender hacia la bondad, siempre hacia la bondad, otro camino nos hace daño primero a nosotros mismos y por supuesto a los demás.