Hace unos años, cuatro o cinco listillos gafapastosos empezaron a proclamar a Judd Apatow nuevo gurú de la comedia americana. Nada nuevo, algo así pasó hace diez años con los Farrelly (¿alguien se acuerda de ellos, por cierto?), hace veinte con Aykroid y Belushi, hace treinta con Chevy Chase, etc, etce. Cada década se repite la historia, más o menos desde que a algún iluminado se le ocurrió llamar a Cantinflas el nuevo Chaplin. ¿Y eso? Seguramente por pelma y machacón, porque si "Supersalidos", "Lío embarazoso" o "Virgen a los 40" se comparan con, no digamos Keaton o Charlot, sino simplemente Jerry Lewis, veremos cómo ha bajado el coeficiente intelectual de la risotada al cabo de los años. Lo peor es que, ahora, Apatow se ha creído su estatus de sumo sacerdote y se ha puesto reflexivo, metacómico y, claro, coñazo. Si queremos contemplar la decadencia y brutalidad de un humorista cabrón ya tenemos "Muertos de risa" o "Llámame Peter". Aquí el tono es plomizo, falsamente homenajeador del gremio (aprende de "Broadway Danny Rose", por ejemplo), moroso con el gancho de las stand-up comedies e idiotizante. El fragmento cuerno-doméstico con el pobre Eric Bana dentro es para echarlo a los leones, o a las hienas. Ni "Spanglish" caía tan bajo. Y el personaje de Adam Sandler no es que tenga leucemia. Es que tiene la "pitopausia". ¿No os habéis dado cuenta de que el resultado sería el mismo? Amigo, déjate de experimentos con gaseosa (como si no hubiera tenido bastante con el bodrio ese de "Embriagado de amor") y dedícate a lo tuyo, que es precisamente de lo que te carcajeas en la peli (tonterías como "Más allá de los sueños" o "El aguador", hermanas gemelas de "El sirenito" o lo del hombre-bebé...). En fin, que no es de extrañar la leche que se ha pegado en la taquilla USA y en la española, donde ni ha entrado en el top 10. Si es que con esa carita que te ha dado Dios...

Apatow se ha creído su estatus de sumo sacerdote y se ha puesto reflexivo, metacómico y, claro, coñazo