El miedo les invade el cuerpo, y a tontas y a locas, detienen a gentes pacíficas para asustar al resto de la población, cada día más desencantada con el régimen castrista.

Asistimos a la agonía de una muerte anunciada por la historia, que nada ni nadie podrá detener, ante la tozudez y la ceguera, de una clase dirigente en decadencia, incapaz de dar los pasos necesarios, para reconducir su camino hacia el desastre final.

Rodeada de un coro de paniaguados y estómagos agradecidos, que no son otra cosa que lameculos de quienes les alimentan, la clase dirigente cubana, se empeña en amedrentar a la población, como única salida a su desgobierno y falta de orientación.

Internet 2.0 es un hervidero que condena al régimen cubano

Como a los niños de la escuela primaria, sólo se les piden que sean buenos chicos.

Pero se empecinan en ser malos y revoltosos, no son capaces de aprender la lección y se empeña en cometer faltas de ortografía y hacer borrones, a la hora de escribir las últimas páginas de su historia.

La revolución cubana agoniza, pero como la sabandija suelta la cola, que se mueve incesante, mientras el cuerpo permanece inmóvil, pretendiendo engañar al observador.

La historia, esa que evocó Fidel Castro para decir que le absolvería, acabará por condenarle en un triste efecto de bumerán.

El miedo se apodera de la dirigencia cubana, que termina por insultar a la disidencia, demostrando su debilidad

Cuba se arruga como su rostro y envejece como su cuerpo esperando la muerte lenta de la degeneración.