El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, podría ser condenado de uno a tres años de prisión y a abonar multa de seis a doce meses de ser culpable de un "delito de odio" por defender públicamente el "bien de la familia cristiana" ante "el imperio gay" y las "ideologías feministas".

El cardenal, de 71 años, fue denunciado el pasado día 3 por el colectivo Lambda de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales, que se sintió herido por esa expresiones.

La Audiencia Provincial de Valencia tendrá que estudiarlas a la vista del artículo 510-2.4.2 del Código Penal.

Que prevé las penas para quienes "provocaren a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía".

Posiblemente no prosperarán los deseos de Lambda. Pero, cuidado, exponer una idea que moleste a un grupo social podría enviar a cualquiera a la cárcel; incluso la Iglesia católica podría denunciar a anticlericales que, por ejemplo, aseguran que el clero está trufado de pederastas.

Este artículo del Código Penal nació para prevenir el antisemitismo, porque fue lo que envió a seis millones de judíos al Holocausto.

Luego vinieron otras adherencias por proximidad, y se llegó finalmente a proteger creencias, sean de la filosofía o religión que sean, incluso las más detestables.

Cuidado, censura: con esta misma base, y para evitar el "delito de odio", en cada vez más países occidentales están callando, incluso condenando a prisión, a quienes rechazan o condenan la sharia y otras normas islámicas, que contienen los mayores peligros para las libertades de los seres humanos.

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SALAS