Cerca de tres semanas después del incendio de una sala de conciertos en un parque de ocio de Taiwán, decenas de jóvenes quemados continúan en estado crítico, condenados a elegir entre la amputación o la muerte.

La noche del sábado 28 de junio, miles de jóvenes bailaban en bañador bajo las luces y las proyecciones de polvo que cubrían los cuerpos de azul o verde.

Ese polvo, hecho a partir de harina de maíz, se incendió de repente por culpa de un cigarrillo o por el calor de los focos. Las sobrecogedoras imágenes de un vídeo grabado por un aficionado mostraron a los jóvenes, de entre 18 y 25 años, transformados en auténticas antorchas humanas.

Unas 500 personas resultaron heridas. Seis murieron desde entonces, 387 están aún hospitalizadas y 199 de ellas se encuentran aún en estado crítico.

Michael Chu no se aleja de su hija Julia, que sufre quemaduras del 70%. "Su corazón casi ha dejado de latir", suspira el padre de esta adolescente de 18 años. "Le hemos hablado, suplicándola que no se deje llevar por el diablo, que luche por vivir".

Las únicas partes de su cuerpo que se salvaron del fuego estaban cubiertas por su bañador de dos piezas y tiene que someterse a intervenciones quirúrgicas para retirar la piel muerta. Los médicos reservan su pronóstico y cada operación supone un importante riesgo de infección. Pase lo que pase, "su vida está acabada", lamenta su padre. "Ya no va al colegio, no podrá trabajar y tampoco podrá casarse".

- La amputación o la muerte -

La tragedia tuvo lugar en el parque acuático Formosa Fun Coast, en New Taipéi City, un municipio que forma un anillo alrededor de la capital de Taipéi, la capital de Taiwán.

"Nunca vimos algo así, a tantas personas con tantas quemaduras", afirma Chao You Chen, el director del hospital Tzu Chi en Taipéi.

Las unidades de quemados del hospital, desbordadas, han pedido ayuda a especialistas japoneses y han traído metros y metros de piel para realizar los trasplantes. "Debemos asegurarnos de que las quemaduras no se infectan y de que los trasplantes sean un éxito", señaló Chao, uno de los 150 empleados que se dedican exclusivamente a las víctimas del incendio del 28 de junio.

Huang Po Wei, un joven estudiante de 22 años con quemaduras en un 95% de su cuerpo, ha optado por la amputación de las dos piernas a partir de las rodillas. "Tiene muchas ganas de vivir", explica su cirujano, Lin Huang Chi. "Sabía que si no no sobreviviría".

Las causas del incendio están aún por determinar, pero la investigación se inclina por una posible negligencia de los organizadores del evento.

Tres personas, sospechosas de no haber cumplido con las normas de seguridad, fueron interrogadas y luego liberadas bajo fianza. Entre ellas está el promotor de la fiesta y dos técnicos. Otras seis personas están bajo investigación, entre ellas el director y el presidente de la administración del parque.

El Gobierno se ha comprometido a cubrir los gastos médicos de las víctimas y la justicia se incautó de los activos del parque en caso de que sea condenado a pagar daños y prejuicios.