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Día de Muertos en el zócalo de Coyoacán a la luz de dos teorías sociológicas de la modernidad: Weber y Simmel
Introducción
La idea central de este trabajo consiste en mostrar las principales líneas de la teoría desarrollada por Max Weber y Georg Simmel en relación con la modernidad , con énfasis en la cultura. A partir de la celebración del Día de Muertos, visto como espacio moderno, se describirá la interconexión y fusión de ciertos componentes arquetípicos con las manifestaciones de la cultura, todo ello a la luz de la red teórica propuesta por los autores citados.
La última celebración del Día de Muertos en el zócalo de Coyoacán (noviembre del 2010), hecho cultural que se quedará grabado para siempre en nuestra retina, es el pretexto para desarrollar algunas ideas relevantes en torno a la modernidad de la producción y la modernidad del consumo, explicando las posiciones de la Jaula de hierro y La tragedia de la cultura moderna . Todo ello procurando mantener la mirada simmeliana sobre la estética como proceso fragmentado de la sociedad moderna.
A pesar que para muchos les parezca poco razonable la complementariedad teórica debido a las diferencias en las concepciones de modernidad , apelaremos al análisis del proceso de racionalización occidental de Weber y a la visión atípica, fragmentaria y ensayística de Simmel. Emplearemos el método sociológico weberiano , contemplando tres fases: comprensión, interpretación y explicación. La comprensión de la acción social, tratando de tomar partido por la neutralidad axiológica; la interpretación, identificando o tomando prestadas ciertas categorías; y la explicación, estableciendo juicios de carácter histórico a partir de una breve reseña del Día de Muertos que presentamos a continuación.
Una breve reseña: Día de Muertos
Se trata de una celebración mexicana que honra a los ancestros durante el primero y dos de noviembre de cada año, la cual en parte coincide con la celebración católica del Día de todos los Santos. Aunque se le considera como una festividad mexicana, ésta es celebrada en muchas comunidades de los Estados Unidos de Norteamérica y en menor medida en algunas otras partes de Latinoamérica. Se celebra alegremente en lugar de sentirse temerosos por el mismo hecho de la muerte. El humor, la alegría y el festejo son fundamentales en esta celebración.
Los orígenes pueden ser trazados desde la época de los indígenas de Mesoamérica. Aztecas, Mayas, Nahuas y Totonacas practicaban rituales que celebraban las vidas de los ancestros y se realizaron por lo menos durante los últimos 3, 000 años. Estos rituales, que se convirtieron en el Día de Muertos, eran celebrados durante un mes completo al promediar agosto del calendario occidental. Cuando los españoles llegaron a América en el siglo XV, aterrados por las prácticas paganas de los indígenas, intentaron convertir a los nativos americanos al catolicismo moviendo el festival hacia el inicio de noviembre, haciéndolo coincidir con las festividades católicas. Existe la creencia que las almas de los niños regresan el día primero de noviembre y las almas de los adultos regresan el dos.
Uno de los símbolos comunes del día de muertos son las calacas (cráneos que los celebrantes representan con máscaras). Las calaveras de dulce, que tienen inscritos los nombres de los difuntos o, irónicamente, en algunos casos el nombre de personas vivas. Otra importante forma que toma esta celebración son las famosas litografías o calaveras , que constan de versos donde la muerte bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna característica peculiar de la persona en cuestión, finalizando con frases donde afirma que se lo llevará a la tumba.
La preparación para el festival se realiza en el transcurso del año, incluyendo el acopio de las ofrendas que serán expuestas para los muertos. Entre el primero y dos de noviembre las familias mexicanas normalmente limpian y decoran las tumbas en los cementerios con coloridas coronas de rosas y girasoles, entre otros adornos, las cuales se cree que atraen las almas de los muertos.
El 2010 la Delegación Coyoacán se preparó para recibir a mucha gente en esta celebración. Se exhibieron actividades culturales y gastronómicas para los visitantes nacionales y extranjeros. Celebraron con la Feria del Chocolate y Pan de Muerto , donde se exponían diferentes variedades de este típico pan, además de productos artesanales elaborados por pobladores de la zona. Se realizó también un taller de calaveras y la puesta en escena: “ Hallowen , te vamos a dar tu calaverita” . En el zócalo o Jardín Hidalgo se montó una Ofrenda de carácter monumental en honor de los escritores y narradores contemporáneos: Carlos Monsiváis, José Saramago, Germán Dehesa, Carlos Montemayor, Bolívar Echeverría y Gabriel Vargas. Asimismo, en el atrio de la iglesia de San Juan Bautista se recreó un panteón en memoria de los emigrantes muertos en la frontera norte de México.
Las artes escénicas también aparecieron con personajes tenebrosos como la llorona , fantasmas y monstruos reencarnados en el escenario teatral. La música formó parte de estas celebraciones, con dos conciertos de Blues en días anteriores a los centrales. La noche del lunes 01 de noviembre la cantidad de gente en el zócalo de Coyoacán superaba las 20 mil personas. Los disfraces eran muy variados, los grupos de personas eran sumamente heterogéneos. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores entre mezclados. Hasta las mascotas, en su mayoría perros, usaban originales disfraces con referencia a personajes cinematográficos. Sólo por citar algunos, pudimos observar al “beegle conde Drácula” y el “shitzú Depredador” . Pero por ahora dejemos la descripción anecdótica y continuemos con el desarrollo del presente trabajo en relación con las teorías de Weber y Simmel en relación con la modernidad.
Abordando el fenómeno desde las concepciones de modernidad
Para entender la modernidad desde la concepción de Weber debemos centrarnos en una búsqueda fundamental de sus obras : la búsqueda de la especificidad del racionalismo occidental producto de la ciencia moderna, el Estado burocrático racionalmente organizado, el capitalismo racional y empresarial modernos, la vida metódica de los burgueses y toda una serie de características que le son peculiares a la civilización occidental impuestas prácticamente en todo el mundo.
Así mismo, Weber caracteriza la sociedad como acción portadora de sentido, la causalidad entendida inseparablemente de la comprensión de ese sentido y el establecimiento de tipologías puras. La definición de sociología de Weber contiene estos puntos: Debe entenderse por sociología… una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos .
El hecho cultural intrínseco de este trabajo, Día de Muertos, nos sirve para el análisis como acción social y cultural contemporánea de México. Se trata de una mezcla de elementos culturales, que da por resultado una de las fiestas mexicanas de mayor trascendencia, con un toque característico que la diferencia de otras sociedades. Como anteriormente se mencionó, esta festividad tiene dos raíces: la prehispánica y la española o católica. Para tener claro los elementos de una y otra cultura que a la fecha se presentan en las celebraciones dedicadas a los muertos en diversas regiones del país, señalaremos más adelante, tanto las tradiciones prehispánicas en relación con el culto a los muertos, como los elementos de la influencia española. Ambas a la luz de las teorías citadas.
Tengamos en cuenta que dentro de la modernidad está implícito el concepto de racionalización, tanto en las sociedades occidentales y en diferente medida en todas las sociedades, las cuales se han visto implicadas en un proceso de orden y sistematización, bajo los objetivos de controlar y predecir la vida de los individuos que las conforman. Podemos apreciar el proceso de modernización a través de varias dimensiones , entre ellas tenemos:
Dimensión cultural, se genera una ruptura con el tradicionalismo. Esto permite una nueva cosmovisión. En otras palabras, aquellas concepciones religiosas y metafísicas tradicionales inician un cambio hacia la secularización de las creencias y los valores . Max Weber lo denominó también como la desmitificación de la vida.
Dimensión subjetiva, donde la acción individual señala el nuevo estilo de vida, uno más personal y que está formado de acuerdo a patrones emocionales, politeístas, etc.
Si analizamos dentro de la cosmovisión, heredada de los antiguos mexicanos, vida y muerte eran asuntos de gran importancia. De esta forma, la muerte era concebida como una transición entre la vida en la tierra y una nueva vida en el más allá, en compañía de sus dioses. La oposición entre la muerte y la vida no era tan absoluta como para nosotros. La muerte no era el fin natural de la vida, sino la fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección eran estadios de un proceso cósmico, que se repetía de manera insaciable . En cierta medida estos elementos persisten en la cosmovisión contemporánea. En la actualidad las celebraciones y festividades, como acciones sociales de la sociedad mexicana, generan constantemente la evidencia que estas acciones siguen vigentes y seguirán vigentes por algunos años más. Por último, son los individuos los responsables de estas acciones que, actuando de manera cada vez más personalista, permiten los cambios en la dimensión subjetiva descrita anteriormente.
Desde la mirada de Simmel, podemos concebir a la modernidad bajo un enfoque distinto pero complementario al de Weber, en el cual prima la psicología social, en un intento de reconstruir la individualidad desde el pathos trágico, esa carga emotiva que es evidente en la lucha entre la cultura objetiva y la cultura subjetiva. La tragedia es aludida en tanto riesgo o paradoja de que la cultura objetiva se convierta en autónoma y se independice respecto a los individuos que la produjeron.
Para analizar el fenómeno a través de esta concepción, recordemos que esta festividad se divide en dos partes: una destinada a los niños o angelitos y la de los adultos. La colocación de las ofrendas, productos u objetos, se hace dos días antes de las fechas principales, preparando un altar adornado en forma de arco con ramas de sauce, ya sea sobre una mesa o en el suelo. Este altar, de clara influencia hispánica, va también adornado con flores de diferentes colores y la flor de muertos, que van acompañadas con los alimentos que preferían los difuntos. Como vemos son todos productos que bajo este contexto cobran un significado sumamente especial y distinto al significado cotidiano. Las flores y sus colores expresan algo especial. El alimento y los altares se utilizan para completar el sentido ritual. Esto quiere decir que existe una relación directa y visible entre el objetividad y la carga subjetiva, que seguiremos desarrollando en el siguiente párrafo.
En el caso de los niños, la comida ofrendada será sin picante, con refrescos, atole, chocolate, café y el tradicional pan de muerto, que por lo general tiene forma humana, dulces con figuras de animalitos o angelitos, vasos con agua y velas encendidas. Las ofrendas destinadas a los adultos no variaran mucho pero los alimentos contendrán picante y serán acompañados con bebidas alcohólicas como mezcal, tequila, cervezas, además de refrescos y cigarrillos. Todos estos objetos son ofrendados a los muertos, objetos concretos y reales que se ofrecen a un mundo irreal, espiritual y subjetivo.
Es interesante señalar que para esta festividad muchos de los habitantes empiezan a hacer sus ahorros económicos con meses de anticipación, pero esto no basta, puesto que los muertos no vienen a ver cuánto dinero se tiene, sino a compartir los productos materializados por los vivos. Aquí podemos referirnos al sentido que encontramos en Simmel y su Filosofía del dinero en relación con los bienes materiales, en específico el valor que cobra el dinero en la modernidad .
Los preparativos y las ofrendas van de acuerdo a las condiciones económicas de cada persona. Los habitantes concurren a los mercados de sus localidades para adquirir los elementos considerados indispensables. Este desplazamiento hará que se gaste más de lo previsto en muchas de las ocasiones. Es así como los muertos cada que se hacen presentes dejan los bolsillos sin billetes y comienza de nuevo el rito para el próximo año, ya que la celebración no termina ni empieza aquí. Las reflexiones de Simmel son precisas, culminan con la idea que el dinero es el símbolo de carácter imprescindible del mundo moderno. La pasión que su deseo y necesidad despiertan pone de manifiesto la carencia de sentido y la ausencia de algo definitivo en el centro de la vida.
A manera de círculo estas tradiciones se reafirman de generación en generación y año con año se visualizan sólo algunos cambios en su forma. Los cambios estructurales son de registro largo. Anotemos también lo siguiente: para la mayoría de la población mexicana, sobre todo católica . Este y otros puntos los abordaremos en los siguientes acápites.
Modernidad de la producción frente a modernidad del consumo
Si hablamos de diferencias entre nuestros autores la más notoria, y hasta cierto punto radical, es la contraposición entre producción y consumo . Weber analiza la compulsión del individuo ahorrador y proclive a trabajar sin cansancio en la generación de riqueza. Simmel analiza la influencia de la economía y el dinero en el desarrollo de nuevos estilos de vida, o sea el análisis de la constitución de un individuo con claras tendencias al consumo de mercancías. Pero ambas concepciones también pueden ser vistas como de dos momentos distintos: la primera de una etapa de acumulación capitalista y la segunda de un capitalismo más desarrollado . Simmel cambia la perspectiva a pesar de que temporalmente él escribe primero que Weber al respecto. El cambio consiste en que el fetichismo marxista de la mercancía ya no reside en la producción, ahora reside en la esfera del consumo.
Estos elementos de la modernidad , producción y consumo, son de vital importancia para la objetivación de las relaciones sociales y de la subjetividad individual. En la celebración en cuestión se puede observar que dentro de las tradiciones se acostumbra instalar altares a los santos y muchas familias colocan ofrendas en sus hogares o en las lápidas de los cementerios en memoria de sus muertos. Los altares son adornados con papel de muchos colores y flores. Si el altar es para un niño se le ponen juguetes, carritos, muñecas, dulces, etc. Las familias pasan largas horas trabajando en el altar, muchos de los cuales son considerados verdaderas obras de artes , ya que reflejan el trabajo, dedicación y creatividad de la gente.
La vigencia de ambos elementos, producción y consumo, se traduce en la pervivencia en el plano micro de los dos. Sin embargo, esta vigencia debe acotarse al fenómeno abordado, en la esfera macro social el análisis sería distinto ya que las grandes esferas están más orientadas por y para el consumo.
Ahora pasemos a un tema implícito en este acápite, nos referimos a la moda. Tratemos de analizar el fenómeno a través de esta categoría. Para ello tenemos que citar que el hecho social se distingue por la concurrencia de muchas personas disfrazadas caracterizando diversos personajes, sobre todo cinematográficos, impuestos en su mayoría por las producciones de Hollywood. Personajes que marcaron ciertas épocas y que trajeron consigo sus correspondientes modas. Evocan por tanto esa doble funcionalidad que Simmel le otorga: la moda sirve para unir y a la vez para diferenciar .
Los individuos con los disfraces más atractivos, y a la vez los más horrendos que podamos imaginar, eran solicitados por todos quienes portaban una cámara , generando esta unión que satisface la necesidad de cohesión que poseemos todos los individuos. Los disfrazados se diferenciaban perfectamente de aquellos otros, espectadores comunes, quienes sin disfraz alguno visitábamos el zócalo de Coyoacán por primera vez en el Día de Muertos. Si nos referimos a la moda bajo el enfoque simmeliano, podemos afirmar su vigencia a través de lo observado: presencia en un espacio público, uso y representación a través de disfraces, registro de imágenes y la subsiguiente publicación en redes sociales, etc.
La Jaula de hierro y La tragedia de la cultura moderna
La racionalización, según Weber, no sólo ha sido piedra angular y fuente del dinamismo de la modernidad y del espíritu del Capitalismo , sino que también se ha puesto al servicio exclusivo del incremento del capital y del goce de los bienes que han sido producidos. El comportamiento racional burgués y las formas de vida que generó no pudieron resistir las tentaciones de la riqueza. Así, se orientaron indubitable y contradictoriamente hacia la irracional acumulación, el lujo, la explotación de otros, etc. Al volverse laico, se fue secando ese espíritu del Capitalismo para convertirse en utilitarista y, hasta cierto punto, hedonista. Esta preocupación por la riqueza se convirtió en lo que se denomina la Jaula de hierro . Esta especie de estuche se ha quedado vacío y sin contenido, el espíritu ha desaparecido, Weber no sabía si era definitiva la desaparición .
Este es el diagnóstico pesimista de Weber, esta Jaula de la que ya no tenemos salida es lo que comúnmente utilizamos para describir nuestra situación contemporánea. Citándolo directamente diría que El puritano quería ser un hombre profesional; nosotros tenemos que serlo… El cuidado por los bienes exteriores, decía Baxter, no debía ser más que “un liviano manto que se pueda arrojar en todo instante” sobre los hombros de sus santos. El destino ha convertido este manto ligero en una coraza dura como el acero .
Y ese tufillo pesimista es lo que lo une con el concepto simmeliano de tragedia. No parte de una teoría sistemática pero sí era una idea compartida por los sociólogos alemanes de esa época. Simmel usa el concepto tragedia con una tensa mezcla de libertad y llamadas al rigor. Lo usa con libertad porque aparece en contextos argumentativos distintos en los que cabe asignarle otros significados. Pretende también distinguirlo netamente de conceptos afines. Se trata de un concepto amplio pero no de límites borrosos.
Con el fin de reducir esta complejidad inicial, consideremos las tres variantes de uso fundamental, propuestas por Ramón Ramos Torre , y que remiten a semánticas distinguibles.
Todas las implicaciones en juego y las diferencias perfilan la semántica de este concepto, además de aclararnos sus distintos planos de significación. De todos ellos, como habrá ocasión de comprobar, es la variante en la que Simmel se refiere a lo trágico la más relevante, sobre todo si tenemos en cuenta el diagnóstico sobre la cultura contemporánea. Para nuestro análisis, una celebración de nominación tanática podría tener una lectura trágica, pero comprobamos por observación directa que no es así. Es una evocación que acerca y estrecha el sentido cultural objetivo con el subjetivo. Los individuos le rinden homenaje a sus muertos con respeto y a la vez con algarabía, no sufren pero sí recuerdan.
Desde la mirada de Simmel, podemos concebir a la modernidad bajo un enfoque distinto pero complementario al de Weber
Esta variante le sirve a Simmel para alcanzar una delimitación estrictamente semántica en relación a otros conceptos afines o similares. Si nos atenemos a lo que explícitamente nos propone, algo puede ser trágico en este sentido y no ser manifestación de eso tan específico que denomina lo trágico .
Su definición aparece dispersa en distintos textos pero señalemos algunas de esas variantes, para dejar en claro su diferenciación semántica:
Por destino trágico —a diferencia del triste o del perturbado desde el exterior— entendemos, en efecto, lo siguiente: que las fuerzas negativas orientadas contra un ser surgen precisamente a partir de los estratos más profundos de este mismo ser; que con su destrucción se consuma un destino que está ubicado en él mismo .
Lo trágico no significa sencillamente el entrechocar de fuerzas o ideas, de voluntades o exigencias contrapuestas, sino, antes bien, que lo que destruye una vida ha crecido a partir de una última necesidad de esta vida misma, que la trágica “contradicción frente al mundo” es en última instancia una auto contradicción (...) A lo que está más allá o enfrentado al mundo no le da su rasgo trágico el que el mundo no pueda soportarlo (…) sino el que, en tanto que idea y portador de la idea, ha absorbido la fuerza de su surgir y existir a partir precisamente de este mundo en el que no encuentra ningún lugar .
Estos textos son coincidentes. Centrando la atención en lo sustancial de sus propuestas, se puede expresar que lo trágico es una determinación de la experiencia humana del mundo que define tanto una situación como un proceso. Lo trágico se relaciona con el cumplimiento de un destino. Lo trágico se diferencia de otros conceptos afines como lo triste o el concepto de lucha.
Lo trágico denota una posibilidad siempre abierta a la experiencia humana del mundo. Es una posibilidad porque para Simmel lo trágico no es una condición ontológica, ni siquiera lo ve como la única manera de experiencia humana. La suya no es una filosofía ni sociología trágica, sino que siempre está abierta a lo trágico . Simmel insiste en relacionarlo con el destino, fijando que el cumplimiento de lo trágico supone un destino o el sentido de llamar la atención sobre la especificidad de ese destino trágico . Su propuesta puede resumirse de la siguiente manera: lo trágico es un destino, pero no todos los destinos son trágicos .
Para concluir
El esquema que Weber traza de la modernidad occidental consiste en un proceso de desencantamiento y racionalización que, con raíces dogmáticas y de tradiciones del protestantismo, se desarrolla en tres niveles estrechamente relacionados: la vida cotidiana, la dignificación del trabajo y el destrabamiento de las ataduras que impedían el despliegue del espíritu del Capitalismo .
Ya hemos señalado que la aplicación de estas teorías con enfoque occidental es generalizada en el mundo. Este es el punto en el que debemos discernir qué categorías podemos aplicar para hacer un análisis de un fenómeno que se produce en un país latinoamericano. Es evidente que la sociedad contemporánea mexicana, y sobre todo la celebración analizada, brindan suficiente información para sostener que a pesar de existir cierto desencantamiento y racionalización, el desbaratamiento de las ataduras religiosas se produce de una manera distinta. Los individuos, en tanto su vida cotidiana, avanzan en el sentido moderno. Pero es su relación con lo espiritual lo que nos permite observar un fenómeno, hasta cierto punto, premoderno. Fijémonos solamente en ese 87, 9% de mexicanos que hace apenas diez años contestaron al INEGI que profesaban la religión católica.
Si Weber ya no comulgaba con el optimismo ilustrado de los días de la enunciación del proyecto moderno (conocedor de sus patologías), en la actualidad puede suceder lo mismo. Tratamos de explicar estas patologías a través de la idea de la transformación y evolución de la acción racional, pero ciertas expresiones de valores ético-religiosos siguen vigentes. A pesar que esta acción racional tiene fines terrenales, validando la citada Jaula de hierro, algunas sociedades mantienen y evolucionan junto con sus costumbres. Se desarrollan con un pie puesto en lo racional y con el otro en la esfera subjetiva.
Por tanto, si la primera orientación de la crítica a la modernidad , la relativa a la instrumentalización de la acción racional, ubica a Weber entre quienes sienten nostalgia por los tiempos de los orígenes del proyecto moderno. La segunda, la que se refiere a la burocratización desmedida que desemboca en la Jaula de hierro , hace de Weber una especie de adelantado de las perspectivas actuales de la sociedad pero que no pudo ver ni prever el desarrollo de sociedades como las nuestras.
En torno a Simmel, concluiremos señalando que la verdadera razón de esta tragedia de la cultura reside en que la aparente interiorización que la cultura nos promete lleva siempre emparejada una especie de auto-enajenación. mediando entre el alma y el mundo una tensión constante. La vida espiritual consistiría entonces en un progreso permanente pero la vida anímica en un retroceso cada vez más profundo. Simmel parece bastante escéptico, pero lo más probable es que nos hable desde un lenguaje místico. Considerando que el anhelo de toda mística no es sino sumirse pura y exclusivamente en la esencia del yo, para descubrir en ella la esencia de Dios. El místico aspira a una meta más alta, no trata de comprender lo divino, más bien trata de fundirse con él. Lo que hemos observado a través de la celebración del Día de Muertos es, de algún modo, este tipo de relación.
Relación que existe entre los individuos vivos y sus difuntos. No hay evidencia de dolor ni sufrimiento, la relación observada es muy natural y alegre. Tiene un cúmulo de elementos que forman parte de una cultura que no es trágica pero que sí sabe vivir e interpretar la tragedia a través de acciones, relaciones y una estética en particular. En este punto final, es admisible sostener que Simmel fue uno de los primeros sociólogos de la modernidad …en el sentido en que la entendía Baudelaire” . Su profundo interés por lo estético de la modernidad lo aproximan más. Para cerrar este ensayo dejamos un pequeño párrafo al respecto.
“La muchedumbre es su elemento… Su pasión y su profesión son las de hacerse uno con la multitud. Para el flâneur
Bibliografía
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Referencias históricas tomadas de http://diadelosmuertos.yaia.com/historia.html , extraído el 15 de noviembre del 2010, 13:07.
Datos y detalles de la celebración fueron conseguidos a partir de la visita al zócalo y del portal web de la Delegación Coyoacán, http://www.coyoacan.df.gob.mx , extraído el 27 de noviembre del 2010, 22:30.
La referencia central de este acápite obedece a una lectura y análisis del texto Max Weber y Georg Simmel: ¿dos teorías sociológicas de la modernidad?, de José M. González García.
En referencia a la Ética protestante y Ensayos sobre la sociología de la religión.
En Economía y sociedad, FCE, México, 1983.
Rodríguez Ibáñez, José, La modernidad de la Sociología clásica , FLACSO, San José de Costa Rica, 1991. Pág. 36
De los apuntes de clase de Teoría sociológica, DCS, FLACSO – México. 20 de octubre del 2010.
Paz, Octavio, Todos Santos, Día de Muertos en El laberinto de la soledad, Postdata y Vuelta al laberinto de la soledad , 2 Ed. FCE, México, 1993. Pág. 59
En el censo del 2000 , último del que se tienen datos sobre religión, el 87, 9% de la población de 5 años y más se identificó como católica. Fuente: INEGI, Volumen y porcentaje de la población según profese alguna religión y tipo de religión, 1950 a 2000.
Por razones personales no abordaré directamente la categoría de la religión, sin embargo señalaré que para Weber la ética católica, más premoderna que moderna, entiende que el modo de vida más grato a Dios es la superación de la moralidad terrena por medio de la vida encaminada espiritualmente. Léase misas, rezos, adoración, etc.
En Max Weber y Georg Simmel: ¿dos teorías sociológicas de la modernidad?. Pág. 87.
Simmel, Georg, La moda, en Sobre la aventura. Ensayos filosóficos, Península. Barcelona, 1988. Pág. 26-55.
En referencia a la cámara fotográfica digital, celular con cámara fotográfica incorporada y/o cámara de vídeo.
López Soria, José Ignacio, Weber y las claves para comprender la modernidad , en http://jilopezsoria.blogspot.com/2009/06/weber.html , extraído el 15 de noviembre del 2010, 13:19.
Weber, Max, Ensayos sobre sociología de la religión, Taurus, Madrid, 1983. Pág. 165.
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Frisby, D., Fragmentos de la modernidad . Teorías de la modernidad en Simmel, Kracauer y Benjamin, Visor, Madrid, 1992. Pág. 80.
Baudelaire le llama así al “Observador, al filósofo, o por lo menos algún adjetivo para el pintor de las cosas eternas .” Ibid. Pág. 44.
Baudelaire, Charles, The painter of modern life and other essays . Pág.9