Un grupo o un individuo a menudo usarán la emoción, su variedad y profundidad, como un indicador de la importancia de algo. A todos nos gusta hablar sobre cómo se sienten las cosas. Cuanto más nos acercamos al núcleo de quienes somos, más intensamente experimentamos. Por lo tanto, nuestra relación con Dios, expresada a través de nuestras emociones, puede traer grandes olas de emoción, desde el éxtasis y la euforia, a través de la ira y el odio, hasta las profundidades de la desesperación. Somos vulnerables en este amor. Alineamos y creamos nuestro futuro de acuerdo con esta relación.

Y así es que incluso los desacuerdos menores en este ámbito pueden traer grandes rupturas, rasgaduras en nuestras relaciones. Para sanar esto, es necesario un reconocimiento de la rectitud e importancia del otro para vivir felizmente en paz, "Tolerancia religiosa no significa que no podamos expresar nuestras creencias. Sí significa que tratar de minar o atacar la fe y las creencias religiosas de otro siempre ha sido el camino más corto a las dificultades", L. Ron Hubbard.

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