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La semana pasada escribía un post sobre lo que yo considero un justo y necesario cierre del Asador Guadalmina, cuyo dueño tomando el camino del medio, había decidido saltarse la Ley Antitabaco a la torera de manera unilateral. De paso y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, José Eugenio Arias vio cómo se incrementaba su clientela y sus ingresos acosta de su incumplimiento de la Ley y como consecuencia de la competencia desleal que hacía a sus compañeros que cumplían con la misma.
Ese post levantó ampollas como ya había ocurrido en otras ocasiones que se había hablado en favor de la Ley, llegando en esta ocasión a recibir descalificaciones personales de manera muy sutil, pero no por ello inmerecidas y falsas. Al fin y al cabo todo esto se producía por el simple hecho de atreverme a reclamar el cumplimiento de una Ley, que es de lo que trataba el post, ya que de lo razonable o no de la ley ya habíamos discutido en post anteriores.
Mi valoración personal respecto a José Eugenio Arias, dueño del asador Guadalmina, había sido clara. Este individuo me parece un sinvergüenza, no solo por el comportamiento actual, ya que según el mismo reconoció en el Gato al Agua, tampoco cumplía con la Ley anterior.
Con esos antecedentes alguno no dudo en intentar volver las tornas y convertirme en el malo de la película, por ser un ciudadano que se atrevió a decir que las leyes eran para todos y no se podía defender el incumplimiento de las mismas, que no la lucha contra ellas.
El tiempo da o quita la razón, y pocos días después descubro gracias a un lector llamado Alberto, un video donde vemos al dueño del asador Guadalmina mostrándonos su verdadera cara de "demócrata" con un comportamiento más digno de cualquier matón de barrio, comportamiento que además de incívico por ensuciar el suelo tirando papeles al mismo, se torna en violento cuando un pobre empleado de la limpieza se limita a realizar el trabajo por el que le pagan. Está claro que el señor José Eugenio entiende que es el único que tiene derecho a ganar dinero, y que ese interés está por encima de las leyes, de la salud de los demás, de los derechos de sus compañeros a una competencia no desleal, y a la realización del trabajo por parte de otros sin ser agredidos o intimidados.
Mientras todo esto ocurre y ocupa espacios en televisiones, prensa y blogs con gran éxito, otras cosas muy graves ocurren en este país sin que medie el cabreo colectivo de la población y no despierte el mínimo interés en los debates, valga como ejemplo el Faisán o la aprobación ayer por la noche de la Ley Sinde con nocturnidad y alevosía, a la que Libertad Digital no dedica ni una sola línea.
Lo cierto es que este y otros medios están muy ocupados en insultar o ridiculizar a Leire Pajin para una vez que ha dicho una obviedad, y es que para representar una obra de teatro no hay que saltarse la Ley fumando un cigarrillo, como ha dicho Pajin basta con representarlo al igual que se hace en el cine con los asesinatos, o como ejemplos más acertados podríamos ceñirnos a la representación del consumo de drogas, representaciones que en ningún momento se hacen consumiendo estupefacientes por mucho que lo exija el guion.
Sinceramente pienso que son muchos los que están perdiendo el norte con este tema, pero sobre todo lo pienso de ciertos medios a los que admiro a pesar que llevan casi mes y medio haciendo el ridículo con este tema. Señores de Intereconomia, como decían los clones ayer mismo, a Pajin se la puede criticar por muchas cosas internas sin fijarse en el exterior. Aplíquense ustedes mismo la norma y critiquen a Pajin por todas y cada una de las meteduras de pata que comete a diario, pero no lo hagan también cuando por una vez es de una lógica aplastante lo que ha dicho.
También recomiendo que os fijéis en el video como habla de que la administración se ha saltado los cauces legales, y lo hace un individuo que no ha cumplido con la anterior Ley ni con la actual, sin duda una muestra del cinismo de este tipo.