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Los principales institutos de coyuntura alemanes describieron este jueves un sombrío panorama de la primera economía de la zona euro, y se sumaron a las voces europeas que piden más inversión al Gobierno de Berlín.
Los cuatro grandes institutos, Ifo, DIW, RWI y IWH, en su tradicional informe de otoño apuestan por un alza del Producto Interior Bruto (PIB) alemán de 1, 3% este año y 1, 2% el año próximo, contra respectivamente 1, 9% y 2% en sus anteriores previsiones de abril. Ante la demanda de los institutos de más inversión pública, el ejecutivo alemán "reflexiona sobre la forna de hacer posibles inversiones suplementarias", se limitó a señalar la canciller alemana, Angela Merkel, este jueves en conferencia de prensa. El martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya rebajó su previsiones de crecimiento del PIB de Alemania a 1, 4% (2014) y 1, 5% (2015).
El clima "se ha enfriado claramente" para la economía alemana, constatan los expertos de los institutos, cuyas previsiones suelen inspirar a las del propio Ejecutivo de Berlín, previstas para el próximo martes, y que seguramente quedarán también revisadas a la baja. Pese a ello, Alemania registrará posiblemente en 2014 un crecimiento positivo, tras dos años muy mediocres (+0, 4% en 2012 y +0, 1% en 2013). También conserva una tasa de desempleo (6, 7%) que hace palidecer de envidia a sus vecinos europeos.
Sin embargo, las malas noticias se acumulan en las últimas semanas para la ralentizada economía alemana, motor de la economía europea, con una caída de las exportaciones y un retroceso de la actividad en su sector industrial. Las exportaciones alemanas registraron en agosto su mayor caída mensual (-5, 8%) desde enero de 2009, en plena crisis económica mundial, indicó este jueves la Oficina federal de Estadísticas.
Los pedidos a la industria cayeron un 5, 7% en agosto respecto al mes anterior -la mayor caída también desde enero de 2009-, y la producción industrial alemana registró ese mismo mes un desplome del 4%. Este 'frenazo' de Alemania -que representa una tercer parte del PIB de la zona euro- tiene efectos en el resto del continente. El FMI revisó a la baja su pronóstico para la zona euro en 2014, con un crecimiento previsto de solamente 0, 8%, contra 1, 1% anteriormente.
- Del "milagro" al "horror"-
"Se acabó el milagro estival" del mundial de fútbol, y ahora llega la "película de horror del verano en Alemania", según metáfora de Carsten Brzeski, de ING. La economía alemana estuvo en "punto muerto" en agosto, una situación que recordaba a 2009, en lo peor de la crisis financiera, añade.
Para la mayoría de los observadores, las estadísticas son menos desastrosas de lo que parecen y están falseadas por el calendario de vacaciones, que las concentró todas en agosto, lo que obligó a muchas empresas a cerrar temporalmente sus puertas tras un mes de julio muy activo.
Christian Schulz, de Berenberg, no excluye una "ligera recesión técnica", si es que el PIB alemán cae otra vez en el tercer trimestre de este año, tras haber retrocedido (-0, 2%) en el anterior. "Las perspectivas se han ensombrecido tambien por la política económica (...) El gobierno no utiliza los márgenes de maniobra financieros para invertir", se lamenta Ferdinand Fichtner, economista de DIW.
Los institutos piden en su comunicado que el Ejecutivo alemán, partidario de la estricta disciplina presupuestaria, "aumente los gastos públicos en los sectores que potencialmente pueden contribuir al crecimiento".
- Objetivo de "prestigio" -
El retorno al perfecto equilibrio en las finanzas públicas de Alemania, esperado en 2015 por primera vez en 46 años, "es un objetivo de prestigio, pero no necesariamente hace sentido desde el punto de vista económico", según Fichtner.
Los expertos evalúan en unos 6.000 millones de euros el margen de maniobra presupuestario del Estado alemán, que permitiría bajar impuestos y aumentar inversiones, especialmente en infraestructuras.
Los socios europeos -Francia, sobre todo- impulsan en esa dirección a Alemania, que rechaza de momento cambiar su política. La solidez de sus finanzas sigue siendo la prioridad para Berlín, y en lo referente al gasto el gobierno alemán apuesta por la "inversión privada".