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España es un Estado aconfesional. Le guste o no el vocablo a monseñor Rouco Varela. No lo digo yo. Lo expresa claramente el artículo 16 Apdo.3 de nuestra Constitución
Si Martín Lutero hubiese dispuesto de las modernas tecnologías de hoy, no habría necesitado redactar sus 95 tesis en papel apergaminado, marrón, con pluma de pavo untada en tinta de almagre y a la luz de un candil. Dejarse ahí su tiempo y su esfuerzo. Acudir luego a las puertas del castillo de Wittenberg y clavarlo allí con cuatro tachuelas. No pretendo ser -ni creo que lo logre- un revolucionario. Ni busco "adhesiones inquebrantables". Sólo dejar bien claro que la división Estado-Iglesia urge, que es necesario ya, hoy, sin más dilación, un pronunciamiento que explique de forma clara, expositiva y contundente: qué es el Estado y qué la Iglesia Católica y si ésta recibe asignación dineraria del Estado (o sea de mis impuestos) sí o no. Muchos deseamos saberlo.
El artículo 16 en el Apartado 3 de la Constitución Española dice: "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones". Todo español sabe que aquella Constitución hubo de ser redactada de prisa y con mucho tiento porque los sables estaban empezando a salir de sus vainas y a brillar a la luz del sol y aquello era peligroso. Este artículo por ejemplo: ".........Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad". Tendrán en cuenta eso; bien, sí. Pero ¿para qué?. Y........"mantendrá las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica". ¿Qué quiere decir "las consiguientes"?. ¿Se entiende cooperación como mantenimiento o ayuda económica? Y ya que alguien explique a los ciudadanos cómo colisiona el artículo 16 con el 14: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circuntancia personal o social".
Luego, se preguntará todo el que quiera entender esto: ¿y si el artículo 16 habla de "la Iglesia Católica y las demás confesiones". Por qué piden en la Declaración de la Renta una equis para la Iglesia Católica únicamente y no para "las demás confesiones"?. ¿Por qué únicamente un crucifijo preside un aula de un colegio público y no junto a un buda sentado, o Alá como quiera que lo representen los musulmanes?. Y ya puestos, todos los símbolos religiosos de todas las confesiones reconocidas en España. En puridad y en justicia. O todas o ninguna. España es un Estado aconfesional. Le guste o no el vocablo a monseñor Rouco Varela. No lo digo yo monseñor. Lo expresa claramente el artículo 16 Apdo.3 de nuestra Carta Magna. Y a la Constitución nos atenemos todos. Usted y yo. Si no aquí no hay democracia. ¿Sería de su agrado volver al statu quo reinante en la dictadura y que la Iglesia disfrutara de todas las prebendas que le confirió el Concordato?. En su conciencia lo dejo.
El neocontractualismo normativo servirá para las relaciones institucionales o políticas. Pero, cuidado, que de él se agarra la Iglesia y así nos luce el pelo
El profesor Rafael Navarro Valls, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, respondía a la reportera Marie Zawisza, redactora del semanario francés "La Vie, Le Monde" en entrevista llevada a cabo el 29 de Agosto de 2006: "....La posición del Sr. Rodríguez Zapatero respecto a la relación Iglesia-Estado, es parecida a la de los utópicos franceses del XIX. Mientras el mundo evoluciona hacia posiciones de mayor valoración del hecho religioso, Zapatero parece desear un camino hacia la involución. Siento como si el presidente del gobierno español quisiera volver a introducir a Jonás dentro del vientre de la ballena. Es decir relegar la religión a las catacumbas sociales. Algo verdaeramente sin futuro........." En otro párrafo interesantísimo de la interesantísima entrevista, agregaba el catedrático: "......El matrimonio entre personas del mismo sexo, transforma las relaciones familiares en simples relaciones sexuales o asitenciales, lo que supone una mutación del "ecosistema" (sic) familiar. La ley de matrimonios homosexuales es un producto elaborado a espaldas de la realidad social española........." Profesor Valls, permítame que me inmiscuya en su invalorable aportación al lenguaje, pero, eso de ecosistema me suena a Coto Doñana, Perdone Ud. Una chanza, profesor, para distender un poco.
Ya está visto que hay posiciones encontradas, puntos de vista divergentes, otros en plena convergencia. Unos tiran para allá y otros para acá. La Iglesia continúa buscando su lugar en el mundo. El Estado haciendo lo propio por defender la idea de una sociedad más justa e igualitaria. Todo ello es comprensible y admisible en una sociedad plural, moderna y tolerante. Pero vamos a poner a cada uno en su sitio para evitar el manoseo. Sería deseable, desde mi punto de vista, que el punto de equilibrio sea: para el Estado, la laicidad y para la Iglesia, la independencia, con todo lo que abraza en sí el término, particularmente en lo relativo a la financiación. De sus feligreses, creyentes, seguidores, fieles, grey, o como quiera que se les llame, que salga el dinero. Jamás de todos los contribuyentes. Y evitamos malos entendidos y disputas innecesarias. Hay que desterrar definitivamente aquello que la Jurisprudencia Internacional denominó: el neocontractualismo normativo. Aquí lo único normativo es la Constitución. Y a ella nos sometemos todos o no habrá salida para los laberintos que nos aturden en este mundo tan convulso. Laberintos, y no sólo religiosos. Ya me entienden.