Reflejo en aquel espejo

Reflejo de ella con su vientre crecido,

Miraba y recordaba, decía SI NO,

No quiero verte, no quiero reconocerte, no quiero que existas, pero sí quiero sostenerte y no mirarte, pero sí verme reflejada en tu mirada.

No había espejo; ella y yo,   iguales, misma  imagen.

Ella observaba sorprendida, yo desafiaba sus ojos y acariciaba su vientre que no era mío, que no lo tenía pero sí lo anhelaba.

Ella y el no existían, yo los imaginaba, pero estaban…vivían…y ella cargaba un niño aún sin vida que yo no quería pero lo sentía.

El no llanto que yo sí escuchaba pero no te veía.

Ella se desvanecía y yo era pura apatía.

No estaba, él no vivía aunque  alzado en mis brazos lo tenía.

Grité, grité que no existías mientras mis pechos te alimentaban y el reflejo aquel me atormentaba.

No despiertes, no despiertes que tu sueño es eterno y yo en años no me he dormido.

Mi vientre no existe pero estuviste ahí y camino por ese gran lugar de arquitecturas impresionantes y blancas, la voy a ver a ella que descansa.

Desperté de ese estado de inconciencia donde no te tuve pero te quise, donde no estás pero te siento.

Y ¿Cuándo fuiste real? No, no te imaginé si en mis brazos yo te acuné subsumida en pensamientos e ideas que de repente de un santiamén borré.

Dijiste sí en otoño y me diste un no antes de empezar el invierno. Todavía en mi mente te observo, y me niego a transitar este paisaje incompleto, sin vos, sin llantos ni dulces momentos.

Ella cada tanto viene a buscarme, pero le digo que no, que repose en mi interior que sabe cómo reprimir las sensaciones de dolor.

Despierto en ese SI NO de la vida que no me quiere muerta, que no me quiere vacía, que me quiere así: ¡Inconsciente, auténtica y entera!