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Realmente no sé cuando empezó todo a caerse. Cuando se inicio el descenso a lo más profundo de la miseria humana. Lo que sé que la caída sería más fuerte. Lo que no sabía era que tardaría años en recuperarme.
Así sería una versión más light de la vida. Quizás la picada se inició cuando la situación laboral estaba en pleno y no supe como lidiar con el fracaso profesional. A lo mejor aunado a una relación fallida en la cual solo se dió amor de mi parte. Lo cierto del caso es que mi vida se venía hacia abajo y no sé (sabía) como detenerla.
Ahora en la soledad de las soledades. En los comas profundos de las frases cortas, en los viernes en casa o en las pocas salidas nocturnas, me pregunto ¿qué pasó? ¿cómo llegué hasta aquí? ¿qué harè? Porque si bien la situación económica no sólo me perjudica a mí, miles y millones de compañeros sin empleo lo certifican, la realidad es que me siento como un naufrago en este enorme universo. Si me preguntan por el amor, les podré decir "bien, gracías y tú", si me dicen: "cómo una persona tan guapa y divertida como tú se encuentra sola", me limitaré a sonreir y hacerme la misma pregunta. Sin embargo (me encantan los sin embargos) en cuestiones del amor sólo atino a decir que aún espero a la persona que me quiera y aún creo en el amor, porque sé que ese hombre está allí, a la espera, quizás no ahorita, pero de que está...está...
Y si habló en picada (en comparación a los viajes y viajes que años atrás realizaba) solo atino a decir que sucedió de repente. Qué un día se fueron personas tan apegadas a mi (te quiero y extraño mi inolvidable Lili) que me fui de ochos años de supuesta "estabilidad económica" y que me dejé llevar por la indiferencia y el insoportable vivir por vivir. De repente quedé atrapado en la rutina y en la tediosa costumbre de llegar al cementerio de los muertos malditos y creer que allí encontraría respuestas a mi unica pregunta: ¿por qué yo?
En definitiva estoy sano y vivo
Y hoy, precisamente hoy, venía por la misma avenida de hace dos años, con la cara aburrida por el pasar de la gente fea, a la espera del verde para cruzar y no saltar en la roja, y una señora, sin querer, me dió la respuesta: "hay que darle gracias a dios por la vida que tienes" le decía a su hijo, el cual se recuperaba de una parálisis y caminaba a medio andar.
Al escuchar esa conversación detallé por un momento mi vida y sentí que no estaba en picada, que estoy sano, vivo, que hay gente que me quiere, que no importa que esté a punto de quedarme sin vivienda, algo aparecerá, que ese amor está esperándome, que sino viajo hoy lo haré mañana, que no he perdido en esos años, que he ganado experiencias, que salí del closet y asumí mi realidad, que en definitiva estoy sano y vivo.
Todos los días al acostarme digo: "gracias Dios mio por los favores recibido". Al levantarme digo: "gracias Dios mio por darme este día". Y aunque llueva, truene o relampague, lo continuaré diciendo..