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ENRESA, la empresa pública que gestiona los residuos nucleares en nuestro país, solicitó en enero el permiso oficial para construir el ATC de Villar de Cañas, el primer cementerio para la basura nuclear de alta actividad, la más peligrosa. Un mes después, la propia ENRESA, y ante las denuncias de informes geológicos independientes, ha vuelto a licitar un nuevo estudio geológico para analizar -como reconoce la propia empresa- la posible existencia de ciertas inestabilidades en el terreno.
ENRESA se gastará en este nuevo estudio casi medio millón de euros más de dinero público y también pide a la empresa que lo haga que exponga las posibles alternativas de solución, de cimentación, económicamente viables. En resumen, ENRESA ha comprado el terreno y ha pedido permiso para las obras al Consejo de Seguridad Nuclear sin saber todavía como solucionar y cuanto costará solucionar los problemas geológicos que este terreno presenta en Villar de Cañas.
Por otro lado, mientras el ATC sigue parado, las otras obras aparejadas al ATC -el vivero de empresas y Laboratorio- han comenzado ya sin que la Junta de Comunidades haya resuelto aún el recurso de alzada interpuesto presentado por la Plataforma contra el Cementerio Nuclear por considerar que esta obra debería haberse sometido a una evaluación de impacto ambiental como también lo va a hacer el ATC.
La plataforma contra el cementerio nuclear ya ha valorado esta novedad. Su portavoz es Job Moya.