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Desde el comienzo de la pandemia del COVID-19 en marzo de 2020, las mascarillas y las pantallas de protección facial se han convertido en un bien imprescindible. En junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó su utilización también en establecimientos públicos
Guantes desechables, mascarillas, pantallas protectoras faciales y otros equipos de protección individual (EPIs) son fundamentales a la hora de contener el avance de la pandemia generada por el virus COVID-19. El contenedor adecuado para desechar estos materiales de protección una vez han sido utilizados es el gris.
Según The Conversation, si la mitad de la población en España usa una nueva mascarilla quirúrgica todos los días, se utilizarían alrededor de 705 millones de mascarillas por mes. Si, por ejemplo, tan solo el 1 % de ellas no se eliminaran adecuadamente durante un año, se generarían aproximadamente unas 84, 6 millones de mascarillas contaminadas, muchas de las cuales probablemente terminarían en el mar.
La mascarilla y el guante no son productos reciclables, ni tampoco están hechos de un material reciclado, pero sí existe la pantalla facial reciclada. ¿Qué consecuencias conlleva la incorrecta eliminación de los EPIs?, ¿Qué impacto ha tenido en el medio ambiente en el último año?
Impacto de los EPIs en el medio ambiente
A causa de la alta transmisibilidad del coronavirus, los EPIs están diseñados para un solo uso y su pronta eliminación. Si bien es cierto que algún EPI, como es el caso de la pantalla facial reciclada, permite ser desinfectado y reutilizado, no es recomendable su uso prolongado en el tiempo, ya que se trata de un material desechable y que conviene ir renovando.
En caso que estos materiales se desechen en la naturaleza y no se depositen correctamente, es muy probable que terminen en los vertederos y/u océanos. Y, por su composición, sería necesario que pasaran décadas para que dicho material se degradara de forma natural.
Reciclar estos EPIs requiere de distintos métodos, tanto físicos como químicos. La reducción y la correcta eliminación de los EPIs son pilares esenciales para un desarrollo sostenible.
Según un informe de WWF, “si solo el 1 % de las mascarillas se desechan de forma incorrecta en la naturaleza, esto resultaría en que hasta 10 millones de mascarillas mensuales contaminaría el medio ambiente”.
La pandemia y sus consecuencias para la naturaleza
Consecuencias de la incorrectaeliminación de los EPIs
Dado que su uso de modo generalizado y para toda la población es un fenómeno reciente, no existen estudios ni datos concluyentes u oficiales sobre el impacto que la incorrecta eliminación de los EPIs causan en el medio ambiente.
No obstante, se conocen las consecuencias negativas que comporta el hecho de desechar incorrectamente el plástico. Entre otras cosas, pueden engañar a los animales que los confunden con alimentos. Como es el caso de las pajitas de plástico, las compresas, las toallitas húmedas o los bastoncillos de algodón. Estos materiales no raramente son confundidos con comida y son ingeridas por peces y tortugas. En diciembre de 2019, se encontró un cachalote muerto en la isla escocesa de Harris que tenía una bola de basura de 100 kg en el estómago.
Correcta eliminación de los EPIs
En España, las directrices para gestionar estos materiales se definieron y están disponibles en la Orden SND/271/2020, de 19 de marzo, sobre gestión de residuos. En resumen:
Nunca se debe tirar estos materiales por el inodoro, ni abandonarlos en la calle.
El guante y la mascarilla no son materiales reciclables.
Deben introducirse en al menos dos bolsas de basura, para evitar que se contagien los trabajadores de tratamiento de residuos.
El contenedor adecuado para desecharlos es el gris.
En caso de un positivo por COVID-19, deberán depositar en una bolsa de plástico todo el material utilizado y que se vaya a desechar. Los guantes, gafas de plástico, pantallas faciales recicladas u otros residuos después de haber estado en contacto con una persona enferma seguirán los mismos procedimientos. Los demás materiales, como la ropa de baño o de cama, deben ser constantemente lavados e higienizados.
Según el artículo Aumento de la contaminación plástica debido a la pandemia de Covid-19: desafíos y recomendaciones publicado en 'Chemical Engineering Journal', es importante reconocer que la salud humana está conectada con el medio ambiente y depende de la salud de nuestros ecosistemas. "Si la humanidad no respeta tal conexión, y sigue pensando en él 'hoy' en lugar de en el 'hoy en prole de un futuro sostenible', no existirá un futuro".
En resumen, los EPIs son extremadamente necesarios para protegernos, y formarán parte de nuestra vida durante un tiempo indeterminado. Por ello, os animamos a que todos pongamos de nuestra parte cuando desechemos estos materiales de protección, y así contribuyamos a minimizar el impacto que estos materiales tendrán en el medio ambiente.