El diluvio que viene... y llueve sobre mi Patria. Saltan los riscos al paso de la apisonadora Zapatero. Tras el cambio de tercio, el toro ha de volver a corrales sin pasar por el estoque. El público agita sus pañuelos y grita: “¡esto lo arreglamos entre todos!”

Soraya acude a Intereconomía. Tiene muy bien aprendida su lección la portavoz colorista. Pero ni sus gestos ni sus formas convencen al populacho, harto de tanto silencio y tanta jugada sucia. No se trata de mandar, queridos populares, sino de volver a edificar esta ruina llamada España. ¿No comprenden? Al parecer suenan campanadas para la reforma del sistema electoral. Lo dijo Pepe Bono a unos periodistas. Veremos si se atreven. Tal vez así el Congreso de los Diputados se transforme en una verdadera institución representativa de la soberanía nacional para que se ponga fin a su condición de corralito de poder de los privilegiados nacionalistas, las carcomas de la Nación Española, siempre ávidas de mojar con quien fuere y a costa de lo que sea.

Un tal P. Ramírez pretende cambiar su apellido porque a su mujer le resulta demasiado español. Hasta tal punto llegan las cosas en Cataluña. Que se lo digan a José Luis Pérez Díez, quien hoy se hace llamar Josep Lluis Carod-Rovira. Mientras los referendos ilegales se consientan, proseguirán estos farsantes alimentando la ira, engendrada a fuerza de ignorancia generalizada y pasta gansa. La Cataluña de los ciudadanos vive atrapada en una telaraña política que la aboca a la ruina moral e intelectual. Algunos imaginan al toro dando por culo al burro. ¡Pobre animal! Y es que los burros, ¡burros son! ¡Y no caminan a cuatro patas precisamente allí!

Nos sentimos tristes y abatidos, al límite de renunciar a las palabras. ¡Agotados! ¿Resistiremos?

Llamen después de media noche. Pau Gasol brinda su imagen a un anuncio en el cual aparece también, en varias ocasiones, el “demócrata” que pretendió, hace tres de años, censurar a Federico Jiménez Losantos, rechazando su “Micrófono de Oro”, porque no quería compartir cartel con ese “individuo que ofende continuamente al periodismo”. ¡Tiene gracia el susodicho bufón de medianoche! Menudo ejemplo a seguir es Buenafuente, adalid del respeto a la libertad lingüística, religiosa, etc. Su “follonero” aparece como el típico niño pijo, “gafapastas”, consentido y libre de faltar el respeto con gratuidad a quien desee. Valiente personaje. No temas, sabes que nosotros no te infringiremos ningún daño, porque hemos asumido bien el papel de “sufridores”, y no del Un Dos Tres, precisamente.

Me gustaría vislumbrar una esperanza para España. Pero estamos cansados. Nos sentimos tristes y abatidos, al límite de renunciar a las palabras. ¡Agotados! ¿Resistiremos? Nos dicen que el suicidio es ya la primera causa no natural de muerte en España. ¡Qué quieren! Si nos arrebatan el derecho a la vida, nos dejan sin trabajo, agreden a nuestras familias, maleducan a nuestros hijos, nos explotan y pisotean nuestra identidad y nuestra historia, tan sólo aquellos que se puedan refugiar en un hogar que albergue amor se considerarán a salvo de toda esta escoria.

Algunos expertos vaticinan la próxima expulsión de España de la zona Euro. Otros ya se sienten despatriados y sin blanca. En mala hora se emprendió la campaña televisiva de márquetin que llama a la unidad frente a la crisis. Se equivocó la “Fundación Confianza” con la elección de la frase principal del anuncio ya que, aunque la repitan mil veces al día, esto sólo se arregla con unas elecciones generales anticipadas. Que la confianza únicamente se otorga a quien la merece, y Zapatero ya agotó nuestra paciencia.

Paco Bono

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