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Alicante, Castellon y Valencia, expanden el aroma de las flores de sus ubérrimas huertas
Ximo Puig, -presidente de la Generalidad Valenciana y el secretario del PSC, Miquel Iceta.
Se encuentran los valencianos en unos momentos en los que puede ser interesante que un octogenario como es mi caso, sugerir tanto al presidente de la Generalidad Valenciana Ximo Puig y, nuevos dirigentes políticos de las tres provincias valencianas, que sin ninguna clase de apasionamiento mediten la “lección” por no llamarlo otra cosa, que les infligieron a sus correligionarios que les precedieron en los cargos actuales.
Cuando se celebraron las primeras elecciones tras la desaparición del régimen autocrático de Franco, los puestos clave de los partidos en la mayoría de los casos y por lo general, salvo raras excepciones, fueron copados por jóvenes universitarios sin ninguna experiencia en la administración publica y era comprensible, después de venir de donde veníamos. Se trataba por lo tanto, de personas más bien desconocidas que se presentaban a las elecciones municipales y autonómicas, amparados por las siglas de sus respectivos partidos y aún así, las izquierdas arrasaron en las tres provincias valencianas.
¿Que había ocurrido pues? Nada más ni nada menos, había irrumpido el verdadero sentimiento de la mayoría de votantes originarios y residentes en las tierras valencianas. En éste preciso momento quiero exponer la razón que motivó el triunfo de las izquierdas en tierras donde había germinado fuertemente el pensamiento de Vicente Blasco Ibáñez, el valenciano más universal, -certifica tal convicción el párrafo escrito por el último Presidente del Gobierno de la Republica en el exilio:
“Conocí personalmente a Don José Riquelme, ya General, cuando celebré con el la primera entrevista, en el despacho del abogado valenciano señor Bordanova, representando yo a las juventudes republicanas de Valencia, la región más republicana de España”.- -Fernando Valera, “Caballeros de la Lealtad, ” pág, 29, México-París, 1968.
Refrán: Obras son amores y no buenas razones
Pronto concluyó la primacía de las izquierdas en las tres provincias valencianas, todo ello lo motivó las incesantes veleidades y sumisiones de las izquierdas valenciana con la prolongación de la llamada burguesía barceloní, la misma que por los años veinte, según Don Fernando: “Esa tendencia estaba ya entonces muy generosamente alentada por lo que yo llamaba “el expansionismo imperialista de la gran burguesía barceloní, ” cuyo más ilustre leader político era el millonario señor Gambó, y pretendía reducir Valencia a una mera comarca o país satélite de la gran Cataluña.”
Durante el el tardo franquismo, reaparece otro nuevo millonario, en este caso el llamado, “honorable” Jordí Pujol, quien se autoerige estandarte de esa quimérica idea de la anexión y del separatismo y, así nos va la cosa.
Con todo respeto que me merece me dirijo a Ximo Puig, un valenciano nacido en Morella (Castellón) actual presidente de la Generalitat Valenciana, quien fue jefe de gabinete del presidente Joan Lerma en 1986. Una etapa que le permitió conocer los entresijos del Gobierno en un período en que el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana estaba en pleno desarrollo. Y allí permaneció hasta 1995, fecha en que el Partido Popular (PP), presentó aún anónimo llamado Eduardo Zaplana, quien logró la mayoría absoluta y, así, hasta tan solo hace poco más de dos meses, -por lo tanto presidente, -en sus manos está, que no se repita lo mismo por bien de los valencianos.
Crónica: Juan B. Viñals Cebriá.
Foto: Internet.