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Falleció el Gral. Galindo líder de la lucha contra ETA en la transición y condenado a prisión por la guerra sucia

17/02/2021 01:40 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El coronavirus ha acabado con la vida del máximo experto en lucha contra ETA durante la máxima actividad de la banda terrorista y a su vez condenado a prisión por asesinato durante la guerra sucia contra esa banda durante los "años de plomo" que provoco la banda criminal

Enrique Rodríguez Galindo, antiguo general de la Guardia Civil ha fallecido la noche del sábado 13 al domingo 14 de febrero de 2021 en un hospital de Zaragoza aquejado de coronavirus, el antiguo mando de la Benemérita y referente de la lucha antiterrorista contra ETA en los más duros años de actividad de la banda criminal y también condenado a prisión por la desaparición y muerte de los etarras Lasa y Zabala en 1997, llevaba desde el 2 de febrero en la UCI internado en una hospital de Zaragoza afectado de COVID-19 siendo necesaria su intubación, complicaciones cardiovasculares y el coronavirus han sido las que han puesto fin a su vida.

Lamentable estado de la lucha antiterrorista, los "años de plomo"

Contextualizando la situación histórica, tras el advenimiento de la democracia a España se podía esperar, de forma más esperanzada que realista, que la actividad de diferentes grupos terroristas desaparecería al existir un cauce democrático por el que las diferentes opciones políticas presentes en el espectro político español podrían expresar y defender sus postulados.

Los hechos demostraron que esto resultó ser una ilusión y los distintos grupos terroristas: ETA, GRAPO, Terra Lliure, MPAIAC, FRAP, Exercito Guerrillereio de Pobo Gallego Ceibe, Guerrilleros de Cristo Rey, Triple A y diferentes grupos menores anarquistas y de extrema izquierda y derecha siguieron su actividad criminal aprovechándose de la debilidad evidente de la incipiente democracia española.

De hecho a finales de los años 70 y principios de los 80 España era la nación con más bandas terroristas activas del mundo, en este contexto la banda criminal ETA alcanzaba unos grados de poder y letalidad que con atentados brutales en toda la geografía española que ponían al estado y el proceso democrático incipiente contra las cuerdas.

De hecho la actividad criminal etarra era capaz de realizar acciones que más bien serian identificadas como ejemplos de guerra de guerrillas que como terrorismo, emboscada de Ispaster o asalto al Cuartel de Berga en 1980 son ejemplos paradigmáticos de esta eficacia criminal.

La banda ETA asesinaba prácticamente a diario tanto en Euskadi como en el resto de España, sus atentados eran continuos y la impotencia del estado se traducía en una total inoperancia policial contra la banda criminal, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, FCSE, se regían por métodos decimonónicos incapaces de afrontar una lucha antiterrorista moderna basada en la información, investigación, sociología del entorno y técnicas de inteligencia.

La lucha contra el terror recaía en antiguos miembros de las "Brigadas Político Sociales" de la policía durante el franquismo que demostraban estar plenamente obsoletas en técnicas y métodos para enfrentarse a grupos terroristas organizados. Su actividad policial más basada en la violencia, las palizas. los malos tratos a detenidos y un matonismo chulesco "de bar" demostraron ser inútiles para enfrentarse al terrorismo y solo crearon simpatías a favor de las diferentes organizaciones terroristas en amplios sectores de la sociedad.

Como botón de muestra hasta el punto esta debilidad era tal que el el País Vasco y Navarra Policía y Guardia Civil se encerraban en sus cuarteles al caer la noche y el poder de ETA se dejaba sentir en cada aspecto de la sociedad vasca como un verdadero poder fáctico.

Siendo esta del terrorismo la principal excusa para los que movimientos inmovilistas de la sociedad, civiles y militares, pidieran un golpe de estado militar que de hecho fue la excusa principal de los intentos golpistas padecidos en los años 80. Por ello la misma continuidad de la democracia española estaba en peligro por esa incapacidad de batir al terrorismo.

Y en  este contexto cuando en 1980 el joven comandante Enrique Rodríguez Galindo pidió voluntariamente su traslado al País Vasco, cuartel de Intxaurrondo, la situación de la lucha antiterrorista era deplorable en todos los campos y la sensación de derrotismo entre las FCSE era total.

Reorganizar todo desde cero

Él en esos momentos comandante Galindo fue asignado por su capacidades al frente de las unidades antiterroristas de la Guardia Civil en la zona y desde cero y secundado por su superior en el mando, el general Guillermo Ostos, reorganizó progresivamente los servicios antiterroristas basándose en el modelo del Mossad israelí.

Fue una tarea terriblemente lenta, machacona y cuajada de obstáculos, hubo que aprender a través del método de ensayo y error y corregir las tácticas empleadas por los equipos existentes en operaciones y quedarse de ello con lo bueno y repeliendo lo erróneo, fue un proceso muy lento y cansino y no siempre efectivo pues la actividad terrorista no cedía pese a los éxitos puntuales que se obtuvieran.

Pero con todo es un hecho histórico que a partir de 1981 la estadística demuestra que los atentados y asesinatos de ETA disminuyen y las detenciones de etarras y desarticulaciones de células terroristas se multiplican, de este modo y aunque la banda terrorista mantuvo una fuerte actividad criminal durante décadas y su peso en la vida cotidiana de la nación se mantenía, su potencia primigenia de "los años de plomo" descendía a ojos vista.

Paulatinamente año por año, células y más células de ETA eran desmanteladas por los grupos antiterroristas que desde el guipuzcoano Cuartel de Intxaurrondo dirigía Rodríguez Galindo, de este modo año tras año grupos de ETA considerados como imbatibles como los comandos: "Donosty", "Gohierry", "Gohierry-Costa", "Araba", “Kyoto”, "Nafarroa", "Eibar", “Electronico”, “Argala”, "Vizcaya", "Txalupa" y otros muchos más de diferentes denominaciones eran desarticulados una y otra vez por las unidades que Galindo comandaba dando al estado una verdadera arma contra el terrorismo con éxitos contundentes y continuados mientras que otras fuerzas contraterroristas, como la Comisaria General de Información de la Policía Nacional, la Ertzayna o el resto de destacamentos de la Guardia Civil, solo obtenían éxitos de forma muy esporádica.

En ese contexto en el año 1983 una macrorredada realizada en el pueblo de Llodio terminaba con 33 etarras detenidos y tres grupos de ETA desarticulados de una sola vez, coincidía con la desaparición en Francia de los etarras Jose Ignacio Lasa y Mikel Zabala.

El prestigio ganado en la lucha contra el terror se difumino tras ser condenado del salvaje asesinato de los etarra Lasa y Zabala

Era muy significativo los etarras detenidos en esta operación declararon que solo los desaparecidos tenían la información que permitió a la Guardia Civil comandada por Galindo dar un golpe de tal importancia. En esa época una banda terrorista autodenominada Grupos Antiterroristas de Liberación, GAL, empezaba a actuar realizando atentados mortales contra etarras ocultos en sur de Francia, para el gran público era un secreto a voces que el GAL era un proyecto de "guerra sucia" del estado contra un grupo terrorista que aunque empezaba a ser combatido con eficacia seguía manteniendo una operatividad criminal tajante.

El secuestro de Laza y Zabala fue atribuido como tal a los GAL pero al no existir indicios posteriores la desaparición de ambos miembros de ETA pareció pasar casi desapercibida en medio de la vorágine terrorista de los años 80 y con que la actividad criminal etarra continuaba, con un terrible coste de atentados y asesinatos.

El azote de ETA

Ahora bien la lucha contra el terrorismo ya se comprobaba como eficaz, el resto de bandas terroristas habían sido desmanteladas y solo ETA mantenía una actividad pero inferior si se comparaba con su operatividad de finales de los 70 e inicios de los 80.

Para finales de los años 80 el contexto había cambiado pues era evidente que la banda ETA no podría derrotar al estado, las caídas de terroristas y desmantelamiento de sus grupos era continua y la democracia española se había consolidado contra todo intento de involución incluso el inducido por el terrorismo.

En ese contexto Galindo obtenía su éxito cumbre cuando en marzo de 1992 la Gendarmeria francesa detenía con información de los guardias civiles de Galindo a la cúpula de ETA en la localidad de Bidart. El colectivo "Artapalo" con sus tres líderes, "Pakito", "Txelis" y "Fittipaldi", era detenido con todo su caudal de documentación con Galindo presente en la detención.

Esta operación significó que ETA podía ser derrotada policialmente y permitió que las celebraciones del año 92 se celebraran con total éxito, ETA pretendía una campaña de terror que forzara a España a renunciar a las Olimpiadas de Barcelona y a la Expo de Sevilla, y aunque la banda aún no estaba desarticulada y su actividad criminal seguiría de forma dramática muchos años era claro que policialmente podía ser vencida.

A la luz de este triunfo Enrique Rodríguez Galindo se convirtió por esto en una suerte de héroe nacional apareciendo en prensa y TV, los líderes políticos le visitaban fotografiándose con él en el Cuartel de Intxaurrondo y se sucedían las condecoraciones y homenajes públicos, cuando ascendió a general y dejo el mando de ese cuartel era responsable de la detención de 800 miembros de ETA y 300 colaboradores y desarticulación de 100 grupos operativos, comandos, de la banda criminal a la que había reducido a la mínima expresión.

Ese embrujo terminó súbitamente cuando un policía veterano, el comisario Jesús Garcia, reconoció en 1995 los restos mortales de Lasa y Zabala, todo  tras una exhaustiva investigación en un depósito de cadáveres, en la forma de unos esqueletos hallados en 1985  en un enterramiento improvisado en la provincia de Alicante.

El crimen Lasa-Zabala. Fin de Galindo como mito

Las condiciones que revelaron los cuerpos: sometidos a torturas como el arrancamiento de uñas, su ejecución con tiros en la nuca y su enterramiento en cal viva horrorizaron a la opinión pública, "Con el asesinato de Lasa y Zabala España volvió al siglo XVI", destacó el fiscal de la Audiencia Nacional encargado del caso.

Y lo cierto es que las pruebas encontradas y resto de indicios acusaban sin apenas debate al ya general Rodríguez Galindo y a varios de sus hombres y a algunos cargos civiles en ese momento, las pruebas demostraron ser abrumadoras, habia informaciones de prensa que relataban el crimen coronologicamente y con todo lujo de detalles.

 

El juicio revistió carcteres dramáticos, el mismo comisario Jesús Garcia fallecio en el juicio mientras prestaba declaración victima de un infarto, y el antaño héroe de la lucha contra ETA fue declarado culpable de secuestro y asesinato y junto a otros acusados condenado a 75 años de prisión en un proceso que tuvo una repercusión a nivel nacional.

Aparte del castigo penal el proceso y la condena destruían el mito de Enrique Rodríguez Galindo como héroe de la lucha antiterrorista, . la brutalidad del crimen Lasa-Zabala anulaba los formidables éxitos que obtuvo contra el terrorismo, era más espantoso este crimen que todo lo logrado anteriormente, el mito de héroe se rompió en mil pedazos.

Últimos años en retiro

Expulsado de la Guardia Civil por esta condena, Rodríguez Galindo solo pasó 4 años y 4 meses en prisión, cuando los recursos que sus abogados presentaron ante el tribunal supremo fueron atendidos aduciendo la falta de imparcialidad del juicio y problemas de salud.

En segundo grado desde 2002 y retirado totalmente de la vida pública se dedico a escribir sus memorias que plasmo en el libro "Mi vida contra ETA", de imprescindible lectura para saber la realidad de la lucha contra el terrorismo en "los años de plomo".

Enfermo de coronavirus falleció en Zaragoza victima del COVID-19, lo llamativo es que en el futuro es más probable que sea más recordado por su implicación en el vil asesinato de Lasa y Zabala que por sus éxitos en lucha contra una banda terrorista. La historia será la que dé el veredicto.

Enrique Rodríguez Galindo fue el máximo exponente de la lucha contra ETA en los años de más actividad de esta banda criminal


Sobre esta noticia

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Antonio Rodríguez Jiménez (190 noticias)
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