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¿Por qué no hacemos un alto en nuestra agitada vida y reflexionamos un poco qué es lo que estamos haciendo con ella? El ejercicio de introspección que aparece aquí te ayuda a ir adentro a hallar la respuesta
¿Por qué somos tan insensatos?,
¿Por qué de vez en cuando no hacemos un alto en nuestra agitada vida y reflexionamos un poco qué es lo que estamos haciendo con ella?
Sé que cuesta trabajo hacer este ejercicio de introspección porque es doloroso hablar consigo mismo.
Es como darte cuenta que tu atención y tus esfuerzos han estado orientados a lo que en realidad no vale la pena, y aun así tienes miedo a hacer esa pausa y reflexionar.
No pretendo con estas palabras convencerte de lo que acabo de escribir; pero te hago una petición:
Tómate un momento y respóndete lo más seriamente posible estas preguntas que te voy a hacer.
Estoy seguro que te van ayudar a ir un poco más adentro porque ten presente que todo crecimiento es de adentro hacia afuera, y: ¿quién no quiere crecer?
Aquí tienes las preguntas:
Créeme que las preguntas podrían seguir, pero estas son suficientes para darte cuenta que posiblemente te parezca que estás viviendo cuando en realidad no lo estás haciendo.
Si te ves reflejado en algunas de estas preguntas debes saber que hay una solo causa del porqué ellas siguen siendo dignas de reflexión.
Y la causa es sencilla: Estás viviendo en la mente, para la mente y por la mente.
¿Por qué?
Porque crees que eres la mente, te has identificado con ella. Y no hay nada más desatinado que esa creencia.
Todas estas preguntas pertenecen al trabajo de la mente, pero ninguna tiene que ver con tu ocupación verdadera: la de no olvidarte de vivir.
Te hago una pregunta: ¿Naciste con mente o adquiriste una mente después del nacimiento?
Al responderla comprenderás que tú no puedes ser la mente. Tú tienes mente, pero no eres la mente. Y TENER y SER no es lo mismo.
Para aclararte esta confusión de identidad te recomiendo que leas el libro: “Puedes lograr el equilibrio interior: 12 Charlas para disciplinar a la mente”; sobre el que te he estado hablando en los artículos anteriores y que ya puedes acceder a él a través de este link.
Crees que eres la mente, te has identificado con ella. Y no hay nada más desatinado que esa creencia
Continuar creyendo en tu falsa identidad hace que, como el agua entre las manos, la Vida se te escurra y los años vuelan y el tiempo no perdona y llega un momento en que te das cuenta de la importancia del ¿para qué?
Para qué:
Hay un proverbio inglés que dice así:
“No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo”
¿De verdad que tienes que esperar a que “tu pozo” se seque para apreciar el valor de la Vida?
Si no es AHORA, ¿cuándo?
No dejemos que la tontedad esté también atada a nuestro corazón, ya tenemos bastante con tenerla como acompañante de nuestra mente.
Aprovecha la oportunidad que tienes de vivir la Vida en esta forma y:
y deja el resto que, del resto, la Vida misma se encarga.
No seas tacaño contigo mismo y da en abundancia porque todo lo que tienes es porque ERES, y no al revés.
¡Vuelve a poner en su sitio a tus prioridades!
Si te gustó este ejercicio de introspección, déjame saber tus comentarios al respecto y comparte estas preguntas con otros.
Sé que serán de gran ayuda para detenernos en el camino, tomar un poco de aliento y saber en realidad adónde vamos.
Permíteme terminar con este consejo:
No corras el riesgo de terminar como la mora de Trípoli echando por la borda tu tesoro más valioso.
Aquí te dejo su historia en ese bello poema de José Martí:
LA PERLA DE LA MORA.
Una mora de Trípoli tenía
Una perla rosada, una gran perla:
Y la echó con desdén al mar un día:
“¡Siempre la misma! ¡ya me cansa verla!”
Pocos años después, junto a la roca
De Trípoli... ¡la gente llora al verla!
Así le dice al mar la mora loca:
“¡Oh mar! ¡oh mar! ¡devuélveme mi perla!”
Sé que cuesta trabajo hacer este ejercicio de introspección porque es doloroso hablar consigo mismo
MUCHAS GRACIAS.