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Claro, sale ministra de Igualdad y Corte y Confección doña Bibiana Aído, y para justificar el aborto de las niñas de 16 añitos, dice la necedad que tales niñas no necesitan permiso paterno para “ponerse tetas” y..
“No es mi culpa que, si descubro mis pechos, tu marido me mire de manera lasciva”. No Leonor, no es tu culpa. Pero don Gregorio no tiene tampoco la culpa de que se le alegre la vista lascivamente, y hasta babee, a la vista, valga la redundancia magnética, de tus pechos. De todas formas ten en cuenta que ya su señora, la Remedios, se lo ha reprochado: “¿Qué coño estás mirando, desgraciado? ¡Será sicalíptico el marido este!
“No es mi culpa que, a ti, mujer, te moleste observar unos pechos que no son los tuyos”. No seas ruin, Leonorcita: a doña Remedios le molesta mirar tus pechos por envidia sana, no por otra cosa. Tampoco exageres, mi niña.
“No es mi culpa que consideres que haciendo top less me exhibo, porque es incierto”. Leonor, en este mundo no todo el mundo tiene que pensar igual; porque si no sería muy aburrido. Así que deja en paz a doña Reme con sus manías.
“No es mi culpa que vomites tu puritanismo en mis tetas”. ¡Pues sí que la tienes cogida con doña Remedios, con lo buena que es ella y lo bien que le salen las croquetas de bacalao!
“No es mi culpa que decidas educar a tus hijos y a tus hijas con una moralina retrasada, y que consideres una obscenidad la visión de los pechos femeninos”. Así se habla, Leonorcita: Hay que educar a las hijas con la moralina progre de enseñar las tetas a todas horas. ¡Faltaría más! Verbi gratia: –Señorita Leonor, le ruego que en la oficina se ponga el sujetador. –¿Por qué, retrógrado retrasado? –Mujer, pues porque me deja sudados los informes con sus glándulas mamarias.
“No es mi culpa que tú consideres a mis pechos un objeto de diversión. Yo sólo quiero quitarme las marcas”. Mira Leonor, te lo digo sinceramente: ya te estás pasando; porque tus pechos no son cosa del otro mundo, la verdad. Por mi, llegados a estas alturas, ya puedes ir en pelota picada por ahí, que ni caso. Te lo prometo.
“No es mi culpa que la adolescencia cargue con una instrucción retrógrada, y considere la visión de los pechos de una mujer como objeto de excitación”. Es verdad, Leonorcita: hay que educar a la adolescencia a considerar los pechos como meras fábricas de leche. Y que se exciten con el culo de Boris Izaguirre.
Después de todas estas no culpas de Leonorcita, la chica va y se desparrama con lo siguiente: “Muchos siglos de lucha. Muchos años de disputa. Mucho tiempo para mujeres que se han pasado y se pasan luchando por la igualdad de hombres y mujeres, en una sociedad profundamente desigual, machista, androcéntrica y patriarcal”. Y un servidor se pregunta: ¿Qué contra tiene que ver todo este mitin, con lo de enseñar las tetas? Hay miles de feministas que no enseñan las tetas, y siguen siendo feministas y muy feministas. Vamos, digo yo. Y muchas de ellas, mejor que ni se les ocurra enseñarlas. ¡Huy lo que ha dicho!