Una lástima y desperdicio de idea, lo único que salva el libro, es la idea central, la originalidad del planteamiento que hace Robert J. Sawyer, y es una pena, que al que se le haya ocurrido una idea tan brillante para un novela de ciencia ficción haya sido a él y no a Robert Heinlein o a Asimov que hubieran convertido esto en una obra maestra y no esta novela, que no diré nefasta, pero muy mal escrita, para mi Sawyer es un escritor muy malo y va a ser la última historia que lea de él.

La novela arranca relativamente bien, tiene ciertos detalles científicos interesantes, reflexiones curiosas y plantea diversos cuestionamientos que son interesantes, esto lo salva, pero lamentablemente no estamos ante un ensayo científico sobre lo que pasaría en el mundo si ocurriera el hecho que aquí se relata, sino de una novela de en principio, de entretenimiento y ahí es donde cae la novela a niveles muy bajos, no llena para nada, no es creíble nada, no transmite nada, vacío total, como el que siente la humanidad durante el minuto cuarenta y siete segundos en el que dura un experimento que provoca un salto al futuro de la conciencia humana.

De todas formas, para los fanáticos de la ciencia ficción, en los que ya he dicho muchas veces que no me encuentro, les gustará la obra, porque normalmente no valoran la calidad literaria de un libro sino la idea y las reflexiones que genera, y en ese sentido esta novela no es mala. Por eso se queda en un término medio, y por eso también es una lástima que Heinlein no haya escrito una historia así, hubiera sido asombrosa.

Así que, mi recomendación es neutra, si amas la ciencia ficción creo que debes leerla, si eres un aficionado a la buena literatura, esta novela definitivamente no está entre ellas.

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