Volver al origen, volver a la esencia. Es lo que podemos encontrar en esta exposición donde Anne Leibovitz nos muestra una fotografía original y básica a la vez llena de expresividad en su composición y textura, sabe como pocos mostrar el diálogo sincero que ocurre entre el protagonista y el fotógrafo a través de la cámara, pero como si ésta no existiera, como si hablaran directamente con ella en una sola imagen. Sabe captar el momento de máxima expresividad de la escena y sus protagonistas.

Nos cuenta con mucho cuidado todo el proceso de la efermedad de su pareja Susan Sontag, haciéndola discretamente protagonista de su vida y compartiendo con ella el compromiso que durará hasta después de su muerte.

Nos habla de su familia y de ella de manera que nos integra e integra a esos personajes famosos como miembros de una gran familia.

Vemos que esos personajes famosos se sinceran con ella y le cuentan sentimientos íntimos que ella capta con gran sabiduría detrás del objetivo.

Vemos que encuentra de nuevo la esencia de la fotografía, tan perdida ya hoy en día, encuentra de nuevo el origen.