Stephen Taylor, un ingenuo ladrón robó unos relojes y no tuvo una idea mejor que hacerse una fotografía con su teléfono móvil sosteniendo dichos relojes para venderlos.

Gracias a esta torpeza del ladrón la policía logró detenerlo. Fue capturado cuando expertos forenses compararon la foto de su mano con su registro de huellas dactilares. Los policías fueron capaces de mejorar la imagen y compararla con los registros del ladrón de crímenes anteriores. Los relojes, valorados en 4.000£, serán devueltos a sus dueños.