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Mary Curtis, una joven en su último año antes de entrar a la universidad, en su primer día de clases conoce al amor de su vida y a un enemigo mortal
Es una hermosa mañana de primavera, el sol calentaba tibiamente las casas, las aves con su cantar daban comienzo al día, múltiples y llamativos olores llegaban al ambiente desde las casas con la primera comida que iniciaba el día, los mayores preparaban las cosas para ir al trabajo y los chicos enfrentaban su primer día de clases.
-Mary es hora de levantarse, hoy comienzas clases y es tu último año, ya el desayuno esta listo.
-Mami tranquila ya estoy lista y hermosa.
Mary Curtis, una chica muy especial, popular entre la población del colegio, inteligente y muy vivaz, era la mayor de los hijos de Ana y Frank Curtis, estaba por comenzar lo que sería su último año en el colegio, próxima a cumplir diecisiete años, con muchos pretendientes ella transitaba tranquila sin compromiso alguno mas allá de uno u otro noviazgo de quinceañera, para ella todo debía ser especial, esperaba grandes cosas de la vida, la espera por la era universitaria era su obsesión, trabajaba de mas para cumplir todos lo requisitos, ese año se dijo que no tendría tiempo para mas nada que no fuera destacar para su entrada a la universidad, pero a veces las cosas no siempre salen como uno las planea.
La entrada al colegio estaba tan limpia como nunca lo volverá a estar en los próximos días de clases, muchos chicos estaban en la puerta de bienvenida al nuevo año, de todo se podía observar, desde los chicos de primer año que querían mostrar que ya no eran niños de colegio, los chicos con cortes de cabello que asemejaban a la estrella pop del momento y las chicas con maquillaje de más en sus caras, se veía que se hicieron un maquillaje Express junto con sus amiguitas antes de la entrada, también estaban los chicos que empezaban a reunirse en sus grupos que por años han sido su identidad en el colegio, los deportistas y sus chaquetas, las animadoras y sus faldas cortitas, los intelectuales del club de matemáticas y por ultimo las amigas de Mary, es un grupo hecho de los que nunca tuvieron grupos, chicos independientes, sin tendencia, solo pasar bien el momento, estudiar e irse a casa.
-Maryyyyyy, hola, te estábamos esperando, que hiciste todo ese tiempo donde tus abuelos, nos hiciste falta, anda cuéntalo todo.
-Si Mary, nosotras hicimos y deshicimos el pueblo, te tenemos unas historias, pero nada tu primero que estabas en la gran ciudad.
-Chicas, tranquilas, que en todas las vacaciones las pasé todo el tiempo con mis abuelos, mi abuelo es para disfrutarlo, leímos muchísimo, caminamos por las calles ajetreadas de la ciudad, pero con él era como si estuviéramos en el campo, chicas es un hecho, amo a mi abuelo.
-Chicas vamos a buscar los horarios, recé para que no nos toque la diabólica de la señora Stuard, ya las matemáticas las odio, imagínense con ella de profesora, pues no.
El camino a la oficina de coordinación de estudios era turbulento, una masa de chicos transitaba como olas en el mar, chocando con todo a su paso, abriéndose paso iba Mary junto a Nataly y Wanda, llegan y suben las escaleras al primer piso donde estaba ubicada la oficina, los chicos estaban como locos, a mitad de las escaleras un chico corriendo tropieza fuerte a Mary, el impulso del golpe hace que Mary pierda el equilibrio, las chicas con desespero ven que Mary no puede tomar el pasamanos e intentan agarrarla, no pueden, gritan, cuando parece lo peor unos brazos fuertes la toman y como si el peso no existiera sintió que la elevaron y llevaron al frente de los ojos mas azules que había visto en su vida.
-¿Estas bien?
Mary titubeo, estaba perdida en aquellos ojos, sentía que le hablaban pero no podía entender, navegó por segundos dentro de aquella mirada.
-Mary, Mary por dios, por poco, me asuste, creí que te caías, que horrible. (Exclamo Wanda)
-Si estoy bien, gracias.
Una sonrisa acompaño el gesto de aquel misterioso chico, no lo conocía, esa mirada la dejó perpleja, por segundos se sintió parte de él, como si el mundo se hubiera detenido, no es el típico sentimiento de niña y chico lindo, fue mas que eso, una energía recorrió su cuerpo, algo que no podía describir.
-Ten cuidado, los chicos en estos días andan con mucha energía y poco cerebro, me llamo Anthony, nos vemos por los pasillos.
-Si claro, gracias, eh oye.
-¿Si?
- Me llamo Mary y otra vez gracias.
Las chicas no dejaban de jugarle bromas con el nuevo chico, ella estuvo todo el día sonrojada, sin embargo se preguntaba quien sería ese chico, su héroe anónimo.
-Chicas ¡Ya!, díganme quien es el chico, ¿Como no lo conozco?
El presente de Mary esta por cambiar
-Esa es una de las cosas que nos tocaba contarte, no hemos hablado, el chico llego hace quince días, esta en la antigua casa de los Adams, poco salió en ese tiempo, solo con sus padres de compras, pero es tan bello que todas las chicas nos enteramos, Audrey me contó que fue con su mamá a llevarles un pastel como bienvenida, La familia fue muy atenta y el chico estaba para derretirse, Audrey salio enamoradísima, pero creo que le salió competencia porque Mary no le quitaba la vista de encima.
-Deja, que solo me interesa por curiosidad.
-Ja ja ja, seguro.
Esa noche Mary durmió pensando en esa mirada, todo lo que sintió, no lo entendía.
Ya era de mañana, Mary se levanto con una sonrisa dibujada en el rostro, sus ojos iluminaban con un destello mágico, su sonrisa formaba el marco perfecto de un rostro que reflejaba las ganas de vivir ese día al máximo, se alisto con la velocidad de un conejo perseguido por un galgo, cuando su mama iba a llamarla no tuvo mayor sorpresa que verla ya vestida para el colegio, tan radiante como nunca la había visto.
-Tan bien te cayó las clases, linda.
-Bueno mami es mi ultimo año ¿Porque no una buena cara?
-¿Seguro que es por el último año?, ¿O será alguien atractivo en la escuela?
- Mama eso no se pregunta chao, chao.
En el colegio Mary solo estaba pendiente de volver a ver a Anthony, las chicas hablaban con ella pero su mente estaba en aquel chico de profunda mirada oceánica, no sabia nada de él, solo su nombre y lo poco que le había revelado Wanda.
El día de clase había culminado y no `pudo toparse con Anthony, estaba decepcionada, no por casualidad estaba hoy tan bonita y radiante, era hora de regresar, el autobús estaba por salir, antes de abordarlo paró, sintió que la observaban, da media vuelta y ve un hombre inmenso, con la piel seca, verde, detrás de ella, un rostro cuyo reflejo de maldad no había observado en ningún otro.
-Al fin te encuentro, ven conmigo, el emperador espera. <le dice ese inmenso individuo>
-Señor me confunde no se de que habla, déjeme tranquila.
En ese momento el chofer de la unidad baja y enfrenta al inmenso sujeto, <Caballero le pido que se retire, Mary sube al autobús>, al instante un manotazo de aquel ser y el chofer estaba a cinco metros en el suelo. Mary corrió con todo lo que su cuerpo le permitió, los chicos de fútbol al ver como extraño hombre se abría paso entre la multitud quitándose a las personas como si fueran muñecos de papel entran en acción.
-Jhon vamos a enseñarle a este loco que con los nuestros no se meten, chicos hagamos la formación de la muerte, hagamos polvo a este bastando. <dicen los chicos del equipo>
Los muchachos establecieron un bloque como si Mary fuera el coré back y debían protegerla y se lanzan contra el sujeto, uno tras otro era bombeado a lo largo del camino, el último cayó con la cara sangrando, reflejando un golpe mortal, Mary esta aterrada aquel hombre siniestro la tenía acorralada y en el momento que la iba a tomar un golpe brutal recibió aquel temible individuo y una mano se ofreció para ayudarla, ella solo vio aquellos profundos ojos azules.
- Mary, es hora de irnos.
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Próximo capítulo : Perseguida