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Destacados dirigentes del PSOE, históricos y actuales, están de acuerdo en que no se pierda más tiempo y si Pedro Sánchez, más conocido por Pedro Nono, hace el ridículo el próximo domingo como vaticinan las encuestas, la fórmula inicial para sustituirle es la constitución de una gestora como se produjo tras la dimisión de Joaquín Almunia.
El señor Sánchez sabe que su suerte depende del hilo vasco y gallego. Se prepara, sin embargo, para resistir la ofensiva y presentarse a las terceras elecciones partiendo de la base de que nadie quiere comerse el marrón que dejaría en herencia. Como en esas terceras elecciones podría producirse el descuartizamiento del PSOE, los barones más destacados consideran que es necesario poner el destino del partido en manos de una gestora, facilitando, con el desbloqueo, un Gobierno en precario de Mariano Rajoy. Eso permitiría al partido que engrandeció Felipe González tomarse un respiro, hacer una oposición contundente y recuperarse para las siguientes elecciones.
Pablo Iglesias, que está rozando poder, ofrece a Sánchez por activa y por pasiva una solución de "cambio progresista" que se enfrenta con el temor de altos responsables del PSOE a que el partido se fragilice definitivamente. La mano tendida del líder podemita es el abrazo del oso. Pedro Nono estaría dispuesto a aceptarlo pero las gentes más sensatas del partido rechazan la trampa. Vascos y gallegos, en fin, pueden con sus votos acelerar el destino del señor Sánchez que es un cadáver político de cuerpo presente.