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Los jóvenes necesitan contratar un préstamo hipotecario si quieren independizarse y adquirir una vivienda en propiedad.
El Negocio básico de la banca es captar depósitos de los ahorradores y canalizarlo a financiación (inversión y consumo).
Por tanto no es aventurado afirmar que jóvenes y bancos están obligados a entenderse. Otra cosa es que la relación sea bidireccional o se convierta en un ‘ querer y no poder’ cuando se habla de hipotecas para jóvenes.
La situación económica está incidiendo con especial virulencia en el colectivo de jóvenes, con un paro muy por encima de la media, salarios bajos y contratos precarios. Mayor probabilidad de quedarse en paro, ingresos insuficientes e inestables dificultan que muchas parejas cumplan los requisitos de concesión de hipotecas de las entidades financieras:
Si particularizamos los criterios de riesgo generales de la banca al colectivo joven no resulta muy difícil identificar las dificultades que tiene para contratar un préstamo hipotecario:
De todos los problemas mencionados el único que tiene solución, en determinados casos, es el de aportar avalistas, ya que hay hipotecas subvencionadas por determinadas CC.AA. para el colectivo de menor edad en las cuales la Administración avala una parte; el problema es que muchas veces no interesa a las entidades financieras firmar este tipo de productos hipotecarios y no los comercializan activamente, por lo que en ocasiones casi hay que ‘ obligarles’ a ofrecerlos.
El alquiler debería ser una opción de referencia, pero la mentalidad hispánica de compra y la poca cultura del alquiler no propician un mercado de alquiler competitivo y atractivo. Una opción interesante es el contrato de alquiler con opción a compra, ya que nos permite ahorra mientras pagamos un alquiler, para más adelante ejercer la opción y solicitar una hipoteca con mayores probabilidades de éxito.
Los jóvenes son los principales perjudicados por la crisis, tanto a nivel de paro como de acceso a la vivienda. Cuando las entidades financieras sufren por falta de liquidez y seleccionan mucho más a sus clientes, los menores de 30 años ven como sus perspectivas de vivir en una casa propia se desvanecen. Uno de los muchos problemas que nuestra economía hace sufrir a los menos culpables de su actual situación.