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"Nunca la lanza embotó la pluma ni la pluma la lanza". Esta frase del Quijote resume la simbiosis entre literatura y milicia que se ha dado desde tiempos inmemoriales. Un gran soldado puede ser un gran hombre de letras y viceversa. No hay de ello ejemplo mejor que el mismo Miguel de Cervantes
Y esta simbiosis se ha demostrado a las claras al descubrirse la placa conmemorativa de su enterramiento en el Convento de las Trinitarias en Madrid, el lugar donde fue originalmente enterrado y sus restos trasladados luego de un lugar a otro del convento hasta que una exhaustiva investigación histórica, arqueológica, forense localizó sus restos mezclados con los de otras 16 personas coetáneas de su época, incluida su propia esposa, en un osario en la cripta del convento.
Tras la ceremonia religiosa que acompañó el traslado de los restos desde el laboratorio forense a la nueva ubicación en una lápida esculpida en uno de los muros de la iglesia todo quedo listo para el homenaje del Ejército a uno de los suyos caído hace ya casi 400 años.
Soldado de los Tercios
Resumir la vida de Cervantes daría para varias enciclopedias y no terminar y de su vida militar se daría otro tanto así que solo apuntar que en 1570 se alistó en el Tercio "Miguel de Moncada" con el que participó en la Batalla de Lepanto, 7 de octubre de 1571, e incluso conocemos el nombre de su capitán, Diego de Urbina, que daba nombre a la compañía que mandaba.
Esta reconocido que demostró un valor heroico en Lepanto y que pese a estar enfermo participó en lo más duro de los combates embarcado en la galera "Marquesa", donde fue herido en el pecho y la mano izquierda que le quedó inútil, el nervio quedo seccionado, aunque pese a los mitos no le fue amputada, recompensado por su valor con un sobresueldo a su paga de 4 ducados pasó tras la batalla 6 meses en un hospital en Messina recuperándose de sus heridas.
Ya recuperado, en 1572 se incorporó al Tercio "Lope de Figueroa" con el que participó en nuevas campañas en Navarino, Corfú, Bizerta y Túnez bajo el mando del capitán Manuel Ponce de León.
En 1573 se incorporó al Tercio "Sicilia" de guarnición en aquella isla por entonces perteneciente a la corona española por su pertenencia primigenia al Reino de Aragón y en los dos años que estuvo en ese tercio vio mucha acción, contra el turco y piratas berberiscos, tanto en la misma isla de Sicilia como en Cerdeña, Genova y Lombardía.
En 1575 ya de vuelta a España fue capturado frente a la Costa Brava cuando su galera “Sol” fue capturada por una flotilla de piratas berberiscos mandada por el corsario Mami Arnaute. Empezó la triste experiencia de 5 años de cautiverio en Argel hasta que fue liberado por un rescate pagado por la orden trinitaria. Pero eso ya es otra historia.
Tras su identificación los restos de Cervantes han encontrado su última morada tras recibir los maximos honores militares
Hoy día no hay ningún regimiento español que provenga del Tercio "Miguel de Moncada" que este en activo pero si del Tercio "Lope de Figueroa" que tras multitud de cambios de nombre y ubicación hoy se denomina Regimiento de Infantería Mecanizado, RIMZ, "Cordoba" Nº10 integrado en la Brigada Mecanizada "Guzmán el Bueno" X, acantonado en Córdoba en la Base de Cerro Muriano, y del Tercio "Sicilia" hoy conocido como Regimiento de Infantería Ligera, RIL, "Tercio Viejo de Sicilia" Nº 67 acantonado en el donostiarra acuartelamiento de Loyola, Guipuzcoa, e integrante del Brigada de Infantería Ligera "San Marcial" V, BRIL V.
Los guiones de estos regimientos junto con el del regimiento más antiguo del mundo occidental, el "Inmemorial del Rey" Nº1, en representación de la totalidad de unidades del ET, fueron los encargados de rendir honores al soldado Cervantes en el traslado a su última morada.
El sepelio
De este modo junto a los restos de las otras 16 personas halladas en la reducción 4.2/32 localizada en la cripta del Convento de las Trinitarias los restos mortales del escritor y soldado Miguel de Cervantes Saavedra fueron dispuestos en tres urnas y sepultados tras una lápida acondicionada a la entrada a la Iglesia de San Ildefonso que preside el convento como epitafio una frase extraída de "Los trabajos de Persiles y Segismunda" que reza así a la posteridad "El tiempo es breve, las ansias crece, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir".
Quizás un epitafio justo para alguien que podrá haber cumplido 400 años desde su fallecimiento pero que realmente es inmortal.
Ante esta lapida formaron los 3 guiones del "Inmemorial", el "Córdoba" y del "Tercio viejo de Sicilia" y en honor a su antiguo soldado se pusieron firmes al sonar "La muerte no es el final" y se inclinaron durante el toque de oración en homenaje al que fue soldado de su regimiento.
Ana Botella la alcaldesa en funciones de Madrid colocó una corona de laurel frente al túmulo y en su discurso de homenaje terminó con la frase lacónica pero que define cuando una acción militar concluye con éxito. "Misión cumplida".
El himno nacional cerró la conmemoración de este acto que supone para la nación española honrar a su mayor escritor del que como declaró el director de la Real Academia Española, RAE, Dario Villanueva rememorando la primera investigación que los años 20 del pasado siglo trató de hallar sus restos: "Conocemos que fue inhumado en las Trinitarias, aunque desconozcamos el centímetro donde este enterrado".
A 400 años de su muerte hoy no solo sabemos exactamente donde esta enterrado sino que como soldado de España ha tenido el reconocimiento por parte de su ejercito y de los tercios en los que sirvió el homenaje que como héroe y soldado merecía.
Los restos de Cervantes han recibido homenaje de los regimientos herederos de los tercios en los que sirvió