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Las huellas que nadie quiere, mueren en el pavimento

30/07/2017 21:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

A Pipa le llegaba el momento y ella lo sabía. Estaba recostada, respiraba agitadamente y lloraba. No se sentía bien, se le notaba en los ojos. La muerte la observaba de cerca como el buitre de la fotografía de Kevin Carter

 

Los perros son más sensibles calor y pueden morir por la deshidratación y el agotamiento (Fotografía: Pamela Lozada)

 

Una pareja que vivía en el sector la encontró. Cuando llegaron, se enamoraron inmediatamente. La tomaron en brazos y la llevaron a su hogar. Sabían que no había mucho que hacer pero no la dejaron sola. Permanecieron a su lado pese a que el veterinario les dijo que no le quedaba mucho tiempo. Una semana después la enterraron.

El caso de Pipa se repite a diario. Las organizaciones dedicadas al rescate animal reciben decenas de llamadas diarias, sin contar los mensajes enviados a través de sus redes sociales para pedir su intervención. Los casos varían: atropellamientos, perros maltratados por sus dueños, animales en condiciones precarias, entre otros.

El pasado 27 de julio se rememoró el Día Internacional del perro callejero, instituido en 2008. A pasado  casi una década y los casos aumentan especialmente en ciudades de Chile, Argentina, Colombia, México y Ecuador.

En Ecuador, el debate es nuevo, comparado con otros países. Inició en 2011 con la Consulta Popular que reconoció entre sus apartados a los espectáculos con animales. Tras la aprobación del Código Orgánico Integral Penal (COIP) en 2014, actos como el maltrato animal son sancionados.

Con el fin de tener una normativa surgió la Ley Orgánica de Bienestar Animal (LOBA). El proyecto está basado en cinco fundamentos: violencia interpersonal, temas de salud pública, derechos de la naturaleza, bienestar animal y buen vivir.

El  jueves 30 de octubre de 2014, la Asamblea Nacional recibió el borrador oficialmente como una propuesta de ley autónoma. El Consejo de Administración Legislativa (CAL) debía calificar el proyecto para que entre a primero y segundo debate, y luego ser aprobado por votación.

 Una vez analizado el borrador, el CAL determinó que se lo debía incluir dentro del Código Orgánico de Ambiente (COA) y que la Comisión de Biodiversidad se encargue de su estudio. LOBA, con este cambio, pasó de 70 a 14 artículos. Marcela Aguiñaga, segunda vicepresidenta de la Asamblea durante ese periodo, dijo: “Si hubiésemos dejado la LOBA por separado no sería una ley orgánica, sería una ley ordinaria”.

El 20 de diciembre de 2016, se aprobó el Código Orgánico del Ambiente (COA) en presencia de 116 asambleístas, de los cuales 75 votaron a favor, 8 en contra y hubo 33 abstenciones.

 

Caso Quito

Parroquia Llano Chico (Fotografía: Pamela Lozada)

En el distrito Metropolitano de Quito rige la Ordenanza 048, aprobada en 2011. Esta norma regula la tenencia, protección y control de la fauna urbana y establece las condiciones para una buena convivencia.

Según esta normativa la Fauna Urbana comprende: “animales de compañía como gatos y perros; animales de plaga (causantes de enfermedades en los seres humanos) como roedores, aves e insectos; animales de consumo, como cabras, aves de corral, cuyes y conejos”.

Se estima que en Quito existen cerca de 400 mil perros, de los cuales cerca del 70% son callejeros, según la Agencia  Metropolitana de Control. La cifra que más preocupa es el 90% de los canes que fueron abandonados.

Esta práctica consta en las prohibiciones de la  normativa. Si un inspector del Control de Fauna Urbana identifica al dueño de un perro que ha sido abandonado le impone una sanción que va del 45% al 90% de una Remuneración Básica Unificada (RBU).

No solo los animales representan conflictos por las enfermedades que pueden adquirir cuando viven en las calles. Para los ciudadanos existen riesgos sanitarios como: generación desperdicios, la falta de esterilización que ocasiona aumento en la cifra, los animales se vuelven más violentos en épocas de celo, generan contaminación auditiva, son transmisores de virus y bacterias, entre otros.

Para Alejandra Villacorte, animalista, el aparato institucional es limitado para hacer frente al problema. Las leyes dejan vacíos legales. Además, los controles bajo las normas ya estipuladas  son escasos y no se realizan a menos que exista una denuncia sobre un caso grave.

La Ordenanza comprende infracciones: leves,  graves y muy graves. Villacorte menciona que al revisar únicamente las sanciones leves y compararlas con lo que ocurre en la realidad, es evidente que los estatutos son ignorados por la mayoría de los quiteños. Un ejemplo es que según ella, pocos son los animales que cuentan con una identificación visible.

Esto concuerda con datos arrojados de una encuesta realizada para la presente investigación. Una de las interrogantes era si conocía el significado de Fauna Urbana y un solo 69% respondió que sí pero la respuesta no concordaba con la presentada por la Ordenanza. 

Villacorte señala que uno de los problemas es que no existen procesos de socialización masivos utilizando a los medios de comunicación como herramientas para generar una cultura de respeto a los animales. “Lo que se realiza son charlas en ciertos puntos de la ciudad a los que asisten solo pocos sectores sociales pero el problema compete a todos los que vivimos en el Distrito Metropolitano”.

 

Un grano de arena en una playa

Si bien el desconocimiento de la normativa no exime de la pena, la ciudad debe tener las reglas para sancionar. Existen vacíos según la animalista ya que la Ordenanza está centrada mayoritariamente en los animales de compañía. Sin embargo, no llegan a cubrir y penalizar las infracciones.

Los ciudadanos que consideran que las leyes siguen sin ser suficientes para regular el trato a los animales. Los datos reflejan que casi la totalidad de los encuestados, es decir el 91% está en desacuerdo con el actual marco legal. Además, algunos de los encuestados mencionaron que se debería más debatir sobre el tema.

Un ejemplo es la comercialización,   estipulada como una de las sanciones graves en la Ordenanza. Por ello, tras la aprobación de la normativa en 2011, las vitrinas de locales comerciales destinados a la venta mascotas fueron reordenadas. No hay gatos, ni perros en los estantes. La  imagen de estas criaturas se trasladó a los carteles de campañas de adopción y a los productos de consumo.

Sin embargo, los aparadores no quedaron vacíos, ahora tienen nuevos huéspedes. Pájaros, hámsteres, conejos y peces son algunas de las especies que se exhiben en uno de los locales de un centro comercial capitalino. Los establecimientos suelen llenarse principalmente los fines de semana.

Uno de los trabajadores menciona que ya no reciben perros, gatos o tortugas, tras la aprobación de la normativa. Ahora, promueven campañas para impulsar la adopción, en coordinación con sociedades animalistas y rescatistas. “El cliente puede venir y solicitarlos, ya sea para cuidarlo o para venderlo”. El dueño de la tienda es el encargado de hablar con los proveedores.

La Agencia Metropolitana de Control realizó 104 rescates de animales ha en lo que va de este año

Sin embargo, para comprar un animal ya no es necesario ir a una tienda físicamente. Las nuevas herramientas tecnológicas ponen a disposición páginas web y de las redes sociales que ofrecen todo tipo de animales.

En Facebook, por ejemplo, existen páginas destinadas a la venta de animales. La oferta es amplia. Las páginas dan cabida a la venta y compra de forma libre.  Mascotas de diferentes los colores, de todos los tamaños, edades, son exhibidas por medio de fotografías.

 La frase característica que utilizan los comerciantes es que las especies son de raza puras. La oferta principal son los canes. A algunos los visten, les ponen lazos y juguetes para que se vean más atractivos a la mirada del público. Los cachorros son los más demandados.

Pero la compra de animales no garantiza que los dueños se queden con ellos. Algunos dueños cuando crecen los abandonan argumentando que no tienen espacio o recursos para mantenerlos. Otra causa es que si es hembra y queda preñada, ya no se responsabilizan de las crías y se deshacen de ellas.

 Para crear una página no se necesita mucho, solo una cuenta en la red social y ya es posible acceder a la publicación de este tipo de contenido. También existen los grupos, donde los administradores se desligan de su responsabilidad y promocionan las publicaciones, aparentemente sin recibir nada a cambio. 

Villacorte menciona que denunciar una página o cuenta personal dedicada a estos actos es fácil. Comenta que “es igual que cuando prohíben o clasifican alguna cosa que está mal, Facebook recibe las  denuncias y las cierran”.

Algunas páginas de Facebook están camufladas bajo nombres que aparenta intercambiar objetos

 

La otra cara de la moneda

Guapo fue adoptado cuando tenía un mes de nacido. (Fotografía: Pamela Lozada)

Existen iniciativas ciudadanas que surgen para combatir este problema. Están conscientes que la tarea es difícil y  que no conseguirán erradicar el problema en su totalidad pero empiezan con acciones pequeñas como adoptar una mascota o alimentar a los animales del barrio.

En sectores de la capital como Llano Chico y Llano Grande los animales que más se observan son perros. Muchos de ellos son dejados en la Avenida Simón Bolívar o en las cercanías a los parques principales.

Anita Calvache, moradora de la parroquia Llano Chico,   menciona que cerca de su casa existe una manada de alrededor de 6 perros, los cuales, si bien parecen tener un propietario, aparentan estado de abandono. Uno de ellos fue atropellado y perdió una de sus patas.

Calvache menciona que, como iniciativa suya, alimenta algunos de los perros que habitan las inmediaciones de su hogar. Este hecho se replica en otras zonas como El Tingo, donde Villacorte menciona que después de proporcionar alimento a dos perritas, decidió adoptarlas. Además, trabaja con animalistas independientes para encontrarles hogar a los demás.

Respecto a las páginas web y a las cuentas en redes sociales, menciona que sirven de plataforma para las difundir las iniciativas. Los usuarios promocionan eventos como carreras, servicios y campañas de adopción. Además, son uno de los principales puntos para que los ciudadanos denuncien.

 

El abandono animal como reflejo de lo social      

Las organizaciones animalistas no poseen los recursos necesarios para atender la demanda (Fotografía: Pamela Lozada)

La preocupación por los animales en el país surge durante el periodo que vivió Ecuador por la bonanza petrolera, en el periodo del ex presidente Rafael Correa. A partir a partir de ese estado de bienestar, las personas tienen la posibilidad de pensar por fuera de sus necesidades.

Para 2015, periodo medio de los debates sobre la ley, la clase media ecuatoriana aumentó casi el doble en 10 años. El crecimiento social representa también un cambio de hábitos personales y de consumo. Las mascotas son parte de este cambio y se vuelven  signos de estatus.

 Surgieron nuevos negocios especializados en el cuidado animal. Paseadores de perros, peluquerías, hoteles, guarderías, organizadores de fiestas y centros de adiestramiento son algunos de los nuevos servicios.

Actualmente, la situación económica del país no solo se refleja en las declaraciones del presidente Lenín Moreno,   “no hay tal mesa servida, esa es la pura y neta verdad”. Las familias ecuatorianas la evidenciaban antes de que el mandatario asumiera su cargo.

El déficit estatal se evidencia en una ciudad en la que aumenta el trabajo infantil y la mendicidad. A ello habría que agregar el desempleo y subempleo que crece debido a factores como las migraciones de extranjeros y de los afectados por el terremoto del pasado 16 de abril.

Si bien los ciudadanos adquieren una situación de abandono, los animales son los primeros en sentir el peso. Las cifras de abandono animal incrementan. La cantidad de perros abandonados responde también a los intereses o a la importancia del sector para la urbe. En parroquias como Llano Chico, pueden encontrarse un promedio de 10 perros, mientras en sitios como la Mariscal el número es inferior.

Entre los gastos para que un animal crezca en condiciones óptimas están: su alimento, aseo, educación, salud, recreación, entre otros, según Guillermo Pozo, especialista en cuidado animal.

Una familia que no posee dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas, seguramente prefiere ahorrar dinero y destinarlo en sus necesidades básicas que cubrir todo lo que el especialista menciona.

 

Organizaciones Animalistas

 

(Pamela Lozada)

 


Sobre esta noticia

Autor:
Pamlc (1 noticias)
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Tipo:
Reportaje
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