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La sencillez y la humildad parece ser mas frecuente entre los lideres políticos a nivel internacional, sin embargo en México nuestros gobernantes lejos de sumarse a esta tendencia parecen refrendar la arrogancia que les caracteriza
Vaya lección que distintos líderes a nivel internacional han dado a nuestra “élite” política mexicana, al mostrarse en sus respectivos ambientes con la mayor sencillez posible que rompe con la vieja idea de que el liderazgo político va de la mano con la ostentación.
Si bien José Mujica irrumpió hace unos años y de manera muy visible (y extrema) durante su gestión al frente de Uruguay, alcanzando el mote de “el presidente más pobre del mundo”, no es el único jefe de Estado que se ha mostrado humilde con pequeños gestos que denotan solidaridad y sencillez frente a sus ciudadanos.
Caso contrario es la frivolidad con la que nuestros políticos mexicanos se presentan ante la sociedad, lastimando la sensibilidad de sus gobernados quienes ven en dichos funcionarios contradicción y arrogancia, ya que por un lado obligan a los ciudadanos a soportar los grandes recortes públicos y sociales para afrontar la crisis, mientras que por otro estos deslumbran portando las prendas y accesorios más caros en el mercado.
Ejemplos existen, y las comparaciones sin duda dejan muy mal parados a nuestra clase política. Tomemos el caso del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien a pesar de ser considerado el hombre más poderoso sobre la tierra, uso en su muñeca durante su visita a Argentina un reloj deportivo tipo “smartwatch” que no supera los 250 dólares (menos de 5mil pesos mexicanos).
En contraste, el diputado y ex presidente del PRI, Cesar Camacho, se ha dejado ver portando una colección de lujosos relojes cuyo valor individual oscila entre los 100mil y 800mil pesos. De igual forma, el actual Secretario del Trabajo, Navarrete Prida, causo controversia cuando al ser víctima de un asalto se dio a conocer que el reloj que portaba, y del cual fue despojado, tenía un valor cercano a los 300mil pesos.
(Tomada de Reforma)
Otro buen ejemplo lo tenemos en la esposa del primer ministro de Singapur, Ho Ching, quien es su reciente visita a la casa blanca se vio utilizando un bolso, diseñado por una joven autista de 19 años, y cuyo valor apenas alcanza los 15 dólares (menos de 300 pesos).
Nuestros gobernantes no reparan en que es la ciudadanía la que financia sus ostentosos estilos de vida
Caso contrario lo protagoniza la ex alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, quien a pesar de estar sujeta a proceso penal, no escatimo en presentarse al juzgado a declarar portando una lujosa bolsa Louis Vitton con valor cercano a los 76mil pesos.
(Tomada de Reforma)
También tenemos el caso de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, quien pese a convertirse en una celebridad e inclusive ser portada de algunas revistas de moda, su vestimenta usual tiene a ser ropa “casual” que bien podría salir de cualquier aparador en un centro comercial.
Por su parte Humberto Moreira, ex gobernador del estado de Coahuila, cuando fue liberado por parte de las autoridades española tras la investigación por lavado de dinero, salió de prisión portando una exclusiva chamarra de marca francesa-italiana y cuyo precio oscila entre los 16mil y 37mil pesos.
(Tomada de Reforma)
Finalmente, mientras que la primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, se deja ver con un vestido genérico de 30 dólares (menos de 600 pesos), la primera dama de México, Angélica Rivera, y la primera dama del estado de Chiapas, Anahí, lo hacen utilizando vestidos que fácilmente pueden alcanzar los 100mil pesos.
(Tomada de www.ndmx.co)
No resulta extraño por qué la población mexicana mira con recelo a sus gobernantes, ya que mientras el 60 por ciento de la población se encuentra en algún nivel de pobreza, estos se muestran indiferentes y hasta prepotentes, sin reparar en que es la ciudadanía la que financia sus ostentosos estilos de vida.
Los políticos de nuestro país sin duda son libres de gastar su dinero y su salario de la manera que mejor les plazca (siempre y cuando sea legitimo), pero de ninguna forma es aceptable que su pretensión hiera la susceptibilidad de quienes quizás nunca lleguen a ganar en toda su vida lo que ellos portan en un solo día.
Vaya lección que distintos líderes a nivel internacional han dado a nuestra “élite” política mexicana, al mostrarse con sencillez y humildad