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La iglesia católica salvadoreña se pronunció este domingo a favor de que haya justicia en el caso del asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos colaboradoras ocurrido hace exactamente 25 años y que sigue impune.
"Nosotros, como iglesia, siempre estamos a favor de la justicia en el caso de nuestros hermanos jesuitas, ojalá el derecho de la nación lo permita, que tengamos un estado de derecho tan capaz de hacer justicia y de conocer la verdad", señaló en una rueda de prensa el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar.
El prelado católico salvadoreño recordó que la comunidad jesuita en el país ha intentado desde hace años, sin éxito, que el caso del asesinato "espantoso" de sus miembros sea reabierto.
"Estamos completamente solidarios con los padres jesuitas, nosotros estamos a favor de la justicia en todos los casos y por supuesto en el caso de los padres jesuitas pues somos parte ofendida, porque ellos son parte nuestra, son nuestros hermanos", remarcó Escobar.
El 16 de noviembre de 1989, en el marco de una ofensiva guerrillera durante la guerra civil (1980-1992), efectivos del proscrito batallón Atlacatl del ejército asesinaron en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA) a los sacerdotes españoles Ignacio Ellacuría (rector) e Ignacio Martín Baró (vicerrector).
También fueron ultimados los sacerdotes Segundo Montes, Armando López, Juan Ramón Moreno, Joaquín López, la empleada doméstica Elba Ramos y su hija Celina.
El 27 de setiembre de 1991, un jurado declaró culpables del crimen al director de la Escuela Militar de San Salvador, coronel Guillermo Benavides, y al teniente Yusshy René Mendoza, responsable de la muerte de Celina Ramos.
El mismo jurado exoneró de cargos -pese a haber participado en el crimen, según las investigaciones- a dos tenientes, dos sargentos, un cabo y dos soldados.
Tanto Benavides como Mendoza fueron liberados al amparo de una ley de amnistía decretada en 1993, tras el fin de la guerra civil.