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Hace no tantos años era "el yerno ideal" del rey Juan Carlos I, pero ahora el exjugador olímpico de balonmano Iñaki Urdangarin, casado desde 1997 con la infanta Cristina, ha quedado apartado de la familia real, condenado por malversación.
La sentencia llegó cinco años después de su imputación: Urdangarin, de 49 años, fue considerado culpable de haber malversado varios millones euros públicos a través de una fundación que presidía.
Durante 14 años fue miembro de pleno derecho de la familia real: desde el 4 de octubre de 1997, la fecha de su suntuosa boda con Cristina de Borbón, hasta el 12 de diciembre de 2011, cuando fue declarado persona 'non grata' por la casa real y apartado de los actos oficiales por su conducta "poco ejemplar".
Cuatro años después, su joven cuñado, convertido en el rey Felipe VI, le retiraría el título de duque de Palma, otorgado el día de su matrimonio.
- Deportista de éxito -
Nacido el 15 de enero de 1968 en la pequeña localidad vasca de Zumárraga, Iñaki es el penúltimo de siete hermanos y hermanas de una familia discreta y apreciada.
Su madre es una elegante aristócrata belga. Su padre, un ingeniero de la industria química, miembro del Partido Nacionalista Vasco. No obstante, Iñaki pasó su infancia en Barcelona, donde se convirtió en deportista de alto nivel.
"Me llamo Iñaki Urdangarin, tengo 19 años, juego en el FC Barcelona y hace 12 años que me dedico al balonmano", decía con timidez en un vídeo de los años 80.
Con sus 1, 98 metros de estatura, se convirtió en capitán del FC Barcelona de balonmano y de la selección española, con la que conquistó dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y de Sídney 2000.
En 1997, cuando se anuncia por sorpresa su boda con Cristina, el titular del diario El País era: "El chico perfecto". Al lado de la radiante princesa, el elegante marido de 29 años conserva todavía un aire juvenil. En la catedral de Barcelona, junto a la flor y nata de la aristocracia internacional, le guiña el ojo a Felipe, 15 días más joven que él.
- 'Golden boy' -
El rey Juan Carlos se entiende bien con su yerno y lo convierte en su 'golden boy', asegura Ana Romero, autora de un libro sobre el fin del reinado del monarca. También la reina Sofía lo aprecia: Iñaki "es buenísimo; un hombre atento, cortés, bien educado", le confía a Pilar Urbano, periodista experta en la familia real.
Sin embargo, todo cambia durante su formación en la prestigiosa escuela de negocios ESADE de Barcelona, donde conoce al profesor Diego Torres, su futuro socio de negocios para lo bueno y para lo malo.
En el juicio, ambos fueron condenados por malversar seis millones de euros a través del Instituto Nóos, una fundación sin ánimo de lucro presidida por Urdangarin, que firmó desproporcionados contratos con administraciones públicas y desvió sus ganancias a través de sociedades pantalla.
Muestra del nuevo tren de vida de la pareja, en 2004 se compraron un palacete en Barcelona por seis millones de euros, que tuvieron que vender hace dos años para pagar su fianza judicial.
Cuando el escándalo se empezaba a cocer, aún sin estallar definitivamente, la multinacional española Telefónica contrató oportunamente a Urdangarin, y en 2009 lo trasladó a Washington a petición de Juan Carlos I.
La pregunta que se hace el país es: ¿por qué un hombre que lo tenía todo se aventuró en esos turbios negocios? "Algunos dicen que él no quería ser un muñeco", quiso "ganar mucho dinero, tener mucho éxito, demostrar a la familia real que era un tipo bien", agrega Romero.
No obstante, también hay otras teorías: "Un tipo muy inocente, ligero, con una inteligencia limitada que cayó en manos de un tipo sin escrúpulos" o simplemente un "codicioso, un avaricioso".