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¿Sientes placer en criticar? No todos tenemos la suficiente honestidad para confesar algo así, pero hay peligros escondidos tras el criticar. Aquí te los comento
Una persona perteneciente a neuróticos anónimos confesó lo siguiente:
“En realidad, siento cierto placer en criticar. Da placer darse cuenta de los defectos y deficiencias de los demás. Los sentimientos de rechazo, rebelión, dolor o decepción me dan ganas de criticar”.
Es cierto que no todos tenemos la suficiente honestidad para confesar algo así; pero opino que son muchas las personas que experimentan estos sentimientos cuando critican.
Por eso, cuando te veas tentado a criticar te recomiendo que tengas en cuenta la información que aquí te brindo sobre los peligros que puedes correr a la hora de criticar.
Antes de entrar en materia permite que te haga un cuento que pertenece a la sabiduría sufista.
Una vez un renombrado filósofo y moralista fue a ver a su amigo Nasrudin, y le invito a un restaurante. Le preguntaron al camarero por el plato del día y éste respondió:
- ¡Pescado, pescado fresco!
-Tráiganos dos-se le dijo.
En el plato que el mesero trajo había dos pescados, uno de los cuales era más pequeño que el otro, Nasrudin sin dudarlo se sirvió el mayor de los pescados.
El erudito, incrédulo, procedió a decirle que lo que hizo fue egoísta y que violaba los principios morales y religiosos. Nasrudin escuchó con calma la improvisada conferencia del filósofo y le dijo:
-Bueno, amigo mío, ¿qué tú habrías hecho?
-Yo, siendo un ser humano de conciencia, habría tomado el pez más pequeño para mí-respondió el filósofo.
-Bien, aquí está, dijo Nasrudin, y colocó el pequeño pez en el plato del erudito.
Tan cierto como que vivimos en sociedad, es el hecho también que estamos rodeados y asediados por la crítica. Todos criticamos y hemos sido criticados.
La crítica pertenece a una de esas tendencias de la mente humana que ayuda a reafirmar el ego.
De hecho, la palabra “crítica” viene del griego y tiene un significado de algo así como “discernir, analizar, separar”. De esta palabra se derivan otras como: “crítico”, “juez” y “arbitro”.
¿Pero cuándo la crítica se convierte en algo nocivo?
En realidad, no existe un medidor externo para ello.
Desde afuera la crítica parece ser algo que ayuda a la persona criticada; pero internamente, la crítica puede ser una manera de disfrazar nuestra envidia y nuestro egoísmo.
Observa que si la tendencia de la crítica que realizas es como la hizo el filósofo del cuento, una crítica para demostrar que eres bueno probando que el otro está mal, entonces ese es uno de los indicadores de que estás utilizando inadecuadamente a la crítica.
¿Por qué?
Porque con ese tipo de crítica no precisas que las cosas te marchen bien porque todo lo que tienes es que señalar que los demás están mal.
Te llegas a engañar pensando que tú no tienes problemas y que los que necesitan cambiar son los otros. Ya la atención no está en tu mejoramiento y te vas acostumbrando a quedarte estancado en tu crecimiento.
“Se lo que estás pensando de mí porque eso mismo es lo que tú piensas de ti”
Con este tipo de críticas no sientes la necesidad de transformarte.
Considera también que al hacer eso corres el riesgo de convertirte en un buscador de defectos en los demás y nublas tu juicio para poder apreciar sus virtudes.
De esta manera si alguien te dice algo malo de una persona lo aceptas con tremenda facilidad, sin ponerlo ni siquiera en duda; pero si te dice algo bueno; entonces exiges evidencias.
Es como si lo bueno necesitara de pruebas y lo malo no. Créeme ese es una de los extravíos más dañinos para tu salud mental y para el florecimiento de tus relaciones.
Además, corres otro peligro: Te puedes creer en el derecho de imponer tu modelo de cómo se debería vivir al otro y comienzas a luchar porque los otros cambien.
No hay nada más dañino que esto porque en el nombre de tu modelo puedes destruir la felicidad de los otros.
Acaso no te has dado cuenta que los que se creen “buenos” siempre están tratando de arreglar al mundo, pero ellos no hacen nada por arreglarse.
En resumen:
Si no estás alerta y no eres consciente de los sentimientos que el criticar despiertan en ti, puedes perder un tiempo precioso que lo podías utilizar en transformarte y disfrutar más de la vida.
Todo esto sin contar que con la crítica puedes mutilar, puedes matar y te puedes alejar cada vez más de prestar la ayuda que los demás precisan de ti. Te pondrías en el bando de los que pasan por esta existencia destruyendo y lastimando.
Te voy a brindar un consejo:
Cuando tengas la tendencia a criticar, por muy justo que te parezca, haz todo lo contrario: Trata de aceptar, trata de comprender.
Se lo suficientemente humilde como para reconocer que lo que te molesta y le señalas a tus hijos, a tu cónyuge, a tus amigos y hasta a tus supuestos enemigos puede ser lo que precisamente tratas de ocultar porque no quieres enfrentarte a tu propia desdicha.
¿Crees que es compatible la crítica con la felicidad?
Las personas felices no necesitan criticar. ¿Por qué será?
Cada vez que sientas la tentación de criticar a alguien ten presente que es como si estuvieras mirándote en un espejo.
Te voy a citar dos sabios proverbios sobre la crítica:
“Se lo que estás pensando de mí porque eso mismo es lo que tú piensas de ti”.
“Cuando señalas a alguien con un dedo, ten presente que hay tres dedos señalándote a ti”.
Claro, también estarás rodeado (a) de personas que te criticarán, así que para terminar quisiera relatarte este ilustrativo cuento:
A un individuo dotado de auténtico espíritu emprendedor, pero al que desalentaban las fuertes críticas que se le hacían, un sabio le dijo:
- “Hijo, escucha las palabras del crítico que te revelarán lo que tus amigos tratan de ocultarte, pero no te dejes abrumar por lo que el crítico diga. Nunca se ha creado una estatua en homenaje a un crítico. Las estatuas son para los criticados”.
Como sé que el tema de la crítica es muy controversial, me gustaría saber tu opinión sobre la información que te he ofrecido.
MUCHAS GRACIAS.