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Pues creo que lo mejor seria
Ella era muy creyente y sabia que Natasha y toda su familia también lo eran y hubiera sido un problema tener que enfrentar en que religión criarían a sus hijos. No obstante, no le hizo ningún comentario al respecto a su hijo. Simplemente trató de encontrar palabras de consuelo, pues lo sentía algo desolado.
Durante un tiempo Tati salió con diferentes personas como era su costumbre, con el único objeto de divertirse y tener un encuentro sexual. Fue descubriendo que en contra de su voluntad, ninguno con los que salía, le provocaban el menor deseo sexual y que más bien por el contrario, le producían cierto rechazo que no lograba entender.
Cuando Encontraba a Sebastian en los pasillos de la universidad, sentía en cambio que su corazón se aceleraba y que todas sus hormonas, como ella siempre se refería a su sensación de deseo sexual, se ponían en actividad y las sentía bullir con efervescencia.
Sus amigas comenzaron a verla taciturna, sin deseos de salir y con poco espíritu de estudio. Primero lo hablaron entre ellas para preguntarse si sería conveniente o no tener una conversación seria con Tati, sin que fuera considerada como intromisión y en conjunto decidieron que tenían que hacerlo. Nunca la habían visto tan apática. Era como si nada de lo que estuviera a su alrededor despertara su interés.
En la primera reunión en las que se encontraban las cuatro reunidas para estudiar, una de ellas comenzó a preguntarle que le estaba pasando.
-No lo se- repuso Tati – no se que me pasa. Es como si nada me interesara. Ningún chico me atrae. No tengo muchos deseos de estudiar. Ni siquiera tengo muchos deseos de estar reunidas como lo estamos ahora-.
-Y en cambio- le replicó Caitlyn su mejor amiga- si deseas ardientemente encontrarte con Sebastian, verdad?
-Si – dijo apesadumbrada Tati – no entiendo porqué cuando lo veo, el mundo cambia a mi alrededor. Todo toma otro color. La vida me parece distinta. Que estupidez verdad?-.
-Yo no lo llamaría estupidez sino amor- le dijo su amiga mientras apoyaba su mano en el hombro de ella.
-Amor- repuso Tati – el amor no existe. Lo único que te ata a una pareja es la pasión que despierta tus hormonas y cuando su producción se acaba, se acaba tu deseo de estar a su lado. El amor es un invento de las personas para permanecer juntas y desear formar una familia. Y realmente no entiendo eso. No es mi estilo. Sabéis perfectamente que no es mi deseo-.
-Sea o no tu deseo. Creas o no en el amor, él ha llegado a tu vida. Si lo rechazas vas a arrepentirte el resto de ella cuando sientas que has quedado vacía por tu propia voluntad- le contestó su amiga mirándola fijamente a los ojos y manteniendo su mano apoyada en su hombro.
-Por favor Caitlyn-. Dijo con cierto aire de enojo Tati – me conoces lo suficiente como para saber que lo que estas diciendo son meras palabras, que nada tienen que ver con la realidad. Con “mi “realidad al menos-.
-Todas nosotras estamos esperando encontrarlo y no nos llega- le dijo otra de sus amigas- por eso lo hemos hablado entre nosotras primero y hemos decidido que teníamos que planteártelo. El amor no se encuentra fácilmente y todo el mundo desea conocerlo. Por eso no podemos permitir que te niegues a ver tu realidad y dejar que pase y se vaya para siempre-.
-Queréis saber qué?- Preguntó Tati – Me habéis decepcionado. Creí que me conocíais de verdad-.
-Y te conocemos y te queremos y por eso queremos ayudarte- le respondió Caitlyn.
-Pues no lo estáis haciendo- dijo más enojada que antes Tati- y ya no quiero hablar más del tema así que será mejor que nos pongamos a estudiar y dejemos de lado estas boberías, estas palabras necias sin el más mínimo sentido-.
Sus amigas se miraron entre si y decidieron con un gesto, no seguir hablando. Ya habían cumplido con su cometido. Habían plantado la semilla de la duda. Ahora le correspondía a Tati tomar conciencia de sus sentimientos. Si ella quería seguir negándolos, ya no podían hacer nada por ayudarla.
Cuando Tati volvió a su casa, su madre la estaba esperando con la cena. Ella que había quedado preocupada por la conversación que había tenido con sus amigas, le planteó la situación.
-Me molesta un poco tener que decirte esto. Sabes bien que no quiero que tengas una relación seria con Sebastian, pero creo que tus amigas tienen razón- le dijo su madre – Creo que te has enamorado de él y aunque no quieras reconocerlo, eso no tiene solución. Nunca antes te había visto como te estoy viendo desde que cortaste tu relación con él.
-Eso es absolutamente ridículo mamá –le dijo Tati – El amor! Que ridiculez! Yo, enamorada! Por favor-.
-Tu me preguntaste y yo te contesté- le dijo la madre haciendo un gesto como si no le importara que su hija aceptara su respuesta- Yo no inicié la conversación. Tú viniste a mi. Y eso es porque algo te produce dudas. Sino jamás me lo hubieras comentado-.
Durante la cena no volvió a tocarse el tema y al terminarla, Tati se fue a su dormitorio aduciendo que estaba muy cansada y que no tenía interés de hacer sobremesa como era habitual en su familia.
Esa noche, prácticamente, no pudo dormir. Sebastián ocupaba casi todos sus pensamientos. Era inútil lo que intentara hacer para apartarlo de su mente. Recordaba sus caricias y sus besos y se estremecía de la cabeza a los pies. Sentía la necesidad ardiente de hacer el amor. Recordaba casi todas las palabras que le había dicho durante el tiempo que habían estado saliendo. Le parecía increíble recordar con tanta exactitud, todo lo que le había dicho.
Pero se seguía diciendo una y otra vez que el amor no existía y por supuesto, que ella no estaba enamorada.
Logro quedarse dormida casi al amanecer. Cuando su madre vino a despertarla no conseguía abrir los ojos. Le dijo que faltaría ese día a clase. Que no se sentía bien.
Natasha no tuvo dudas de lo que le pasaba a su hija y la dejó descansar.
Cuando por fin logró levantarse, partió para la universidad. Sus amigas se extrañaron al verla. La clase estaba a punto de terminar.
-Te sientes bien?- le pregunto Caitlyn preocupada –no tienes buena cara y es la primera vez que faltas a una clase. Me preocupé esta mañana al no verte venir. Llamé a tu casa y tu madre me dijo que estabas muy cansada y te había dejado durmiendo, pero que no estabas enferma-.
-No, no lo estoy- repuso Tati-. No estoy enferma. Es que anoche no pude dormir pensando en todo lo que me habéis dicho ayer y esta mañana no lograba despertarme. He estado pensando toda la noche en nuestra conversación y he decidido citarme con Sebastián, para hablar. Le propondré un encuentro sexual. Necesito comprobar si con él, mis deseos sexuales reaparecen-.
-Y que vas a decirle?. Hola Sebastián, quiero saber si me gusta acostarme contigo más que con cualquier otro?- le dijo Caitlyn con aire sarcástico- me parece que te has vuelto completamente loca-.
-No, claro que no voy a decirle eso- dijo riéndose Tati – en realidad no se que voy a decirle. Lo que se es que si no hablo con él me voy a volver loca de verdad. No puedo seguir así. Anoche he reflexionado mucho sobre todo lo que hemos hablado y sobre lo que me dijo mi madre y he llegado a la conclusión que es verdad, que desde que corté mi relación con Seba, soy otra persona. Y no quiero seguir así. No me gusta no sentir interés por nada ni por nadie-.
-Me alegro que estés recapacitando- le dijo Caitlyn – estaba muy preocupada por ti en estos últimos días-.
-Lo que en realidad no se- dijo con aire de preocupación Tati- es como voy a enfrentarme a él y que voy a decirle. Sólo se que tengo que hacer algo-.
-Pues creo que lo mejor sería que le contaras como te sientes, lo que has hablado con nosotras y que quisieras saber que te está pasando, pues no lo logras entenderte- le dijo su amiga cariñosamente. -Probablemente él te proponga una salida amistosa y luego verás como se va desarrollando la situación y sin duda se dará la oportunidad de tener ese encuentro sexual al que te referías. Que te parece?-.
-Me parece una excelente idea- dijo Tati sonriente – gracias por ofrecerme una solución que no lograba encontrar por mi misma. Creo que es lo mejor que puedo hacer y de hecho es lo que voy a hacer-.
Tati se levantó de la silla y sin esperar a que la clase terminara, se dirigió resueltamente a la sala donde Seba estaba dando la suya. Espero a que esta terminase, de pie al lado de la puerta. Cuando lo vio venir, se adelantó hacia él y lo saludé con una sonrisa encantadora.
-Hola Seba, como estás?- le dijo tratando de parecer natural y sintiendo que no lo conseguía –Me gustaría charlar un momento contigo sino te parece mal-.
-Hola Tati, no se te ve muy bien. Te encuentras enferma?- le preguntó preocupado.