¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Edelweys escriba una noticia?
Había hecho un pacto con su padre
-Había hecho un pacto con tu padre de no hablar sobre este tema. Ni con Seba ni contigo- dijo Natasha como excusándose y dándose cuenta que había tomado una actitud un poco fuera de lugar-, pero Seba nos hizo una pregunta y casi sin darme cuenta estaba hablando de algo que me preocupa mucho-.
-Pues será mejor que pongamos un punto final a todo esto, porque no tiene ningún sentido que sigamos hablando. Cuando llegue el momento de formar una familia volveremos a replanteárnoslo, pero quiero dejar bien claro esta noche y esto va dirigido a los dos- dijo Tati furiosa señalando a ambos padres-, que esa decisión la tomaremos sólo Seba y yo. Ustedes no pueden decirme que vamos a hacer con esos hipotéticos hijos a los que os estáis refiriendo. Quisiera que esto quede muy bien aclarado esta noche-.
-Esta bien- se interpuso Boris que hasta ese momento no había querido tomar parte de la discusión-, todo ha quedado entonces, perfectamente claro. Ya no sigamos hablando del tema. Tienes razón hija, no tenemos derecho a exigirte como educarás a tus hijos, pero la religión es algo que siempre ha guiado esta familia. Sabes lo importante que es para todos nosotros y creo que en ese “nosotros” te estoy incluyendo, no?
-Sabes muy bien cuales son mis conceptos religiosos, papá- dijo Tati-, no necesito aclararlos. Siempre he compartido con ustedes los mismos principios. Soy una firme creyente y una fiel devota de mi religión. No entiendo cómo ha podido surgir este conflicto-.
-El conflicto- continuo Boris-, nace cuando aparecen en el futuro tus descendientes. En que religión vas a educarlos?-
-Yo voy a transmitirles mis creencias y sentimientos de la misma manera que vosotros lo habéis hecho conmigo- dijo Tati enojada-. No entiendo dónde está el conflicto-
-Y yo voy a transmitirle todos mis sentimientos y creencias como lo hicieron mis padres conmigo- aclaró Seba- y luego ellos decidirán que quieren ser. Tampoco yo entiendo dónde esta el conflicto-.
-Será mejor que dejemos las cosas como están –dijo Boris en tono conciliador-, creo que todos estamos exagerando. Como dijeron ambos, aún falta mucho para eso. Continuemos con la reunión en paz-.
Pero no fue posible que esa paz continuara. El conflicto estaba planteado y la situación era tensa.
Sebastian empezó a sentir que no era bienvenido en esta casa, les presentó sus respectos y les dijo que ya no volvería a visitarlos, a no ser que ellos cambiaran de opinión con respecto al tema planteado.
Se despidieron de una manera extraña y fría. Tati decidió irse a la casa de Sebastian esa noche. Se sentía bastante incómoda con la situación forjada entre sus padres y su novio y no quería continuar hablando del tema ni con ellos ni con él.
Al día siguiente Natasha llamó a Ruth por teléfono.
-Hola Natasha, como estás? Dijo Ruth del otro lado. Qué pasa que tengo la sensación de sentirte rara. No se porqué, pero encuentro algo raro en tu voz. Los chicos se han peleado, verdad? Es cómo dijiste la primera vez. Ellos nunca van a establecer una relación verdadera. Es mejor así. No creo que sea una buena idea que estén juntos. Se lo he dicho a Seba, pero no quiso escucharme. De todas maneras, yo sabía que no iban a durar mucho. Me lo decía mi corazón-.
-.Pues es exactamente todo lo contrario – le respondió irónica Natasha- tu corazón te esta engañando. Ellos están enamorados y siguen juntos. Cada vez más enamorados. Yo no creo que vayan a separarse. Más bien los veo juntos para siempre-.
-Pero que tonterías estás diciendo Natasha?- dijo Ruth enojada- Cómo que los ves cada vez más enamorados. Me dijiste y aclaraste en diversas ocasiones que Tati no cree en el amor y que no piensa casarse y mucho menos formar una familia. No vas a decirme que ahora cambió de opinión?-.
-Pues si voy a decírtelo. Porque cambió de opinión- dijo Natasha.- No es que estén pensando en casarse ni en tener hijos, pero por primera vez la veo a mi hija distinta y me tiene muy preocupada-.
-Y no es para menos- dijo Ruth- y que vamos a hacer ahora?-.
-Pues recientemente intenté poner los puntos en claros - dijo Natasha – y ambos terminaron muy ofendidos. Anoche tu hijo me notificó que ya no piensa volver a esta casa. Mi hija se ha ido con el y todavía no ha vuelto-.
-Que puntos en claro quisiste poner?- le pregunto Ruth- a que te estás refiriendo? Seba no me contó nada-.
-Pues a lo único que en realidad nos interesa a las dos- le contestó-, el tema de los hijos. A los hijos de ellos me refiero, claro está-.
-Y qué les dijiste para que ambos se enojaran- preguntó curiosa Ruth-.
-Simplemente les pregunté en que religión pensaban criarlos- dijo Natasha despectivamente.
-Y qué te contestaron?- preguntó Ruth con cierto temor por la respuesta.
-Que cada cual los criaría en la suya y que cuando fueran grandes, ellos decidirían- dijo Natasha enojada. –Puedes creer que hayan contestado algo tan ridículo. No se pueden criar en dos versiones diferentes. Los llevaría a un conflicto psicológico. Cómo harán para saber por cual optar cuando tengan la edad suficiente?-.
-No es sólo eso- respondió Ruth preocupada-, el judaísmo se enseña y se practica desde el principio de la vida. No en vano se circuncidan a todos los niños varones-.
-A eso me refiero, ves- dijo Natasha cada vez mas enojada-, yo no quiero un nieto circuncidado-.
-No seas ignorante Natasha- le respondió su amiga-, cada día la ciencia descubre los beneficios que tiene la circuncisión. Me extraña que siendo médica me digas que lo ignoras-.
-No, no lo ignoro- le respondió alzando la voz-. No lo ignoro en absoluto desde el punto de vista médico. Pero no quiero que mis nietos estén circuncidados por un rito religioso que no comparto. Creo que eso es fácil de entender y no significa que sea ignorante como te has referido hacia mí hace unos instantes-.
-Y yo no quiero ni pensar en tener un nieto varón que no esté circuncidado- dijo también gritando y en tono casi histérico Ruth- Y al octavo día como corresponde. Tengo que hablar inmediatamente con mi hijo de este tema-.
-Pues no vas a tener mucha suerte- dijo Natasha –, ellos no quieren hablar del tema porque dicen que no está en sus planes inmediatos formar una familia, y que cuando llegue el momento ellos, como padres, tomarán la decisión sin permitirnos aconsejarlos ni tomar parte en el asunto-.
-Eso ha dicho mi hijo?- preguntó Ruth muy enojada .
-No, eso lo dijo mi hija, pero tu hijo la apoyó inmediatamente corroborando sus palabras una por una-, dijo Natasha casi al borde de la histeria.
-Pero, qué dijo mi hijo con respecto a la circuncisión?- preguntó muy ansiosa Ruth-. Qué dijo específicamente a ese respecto?-.
-No hablamos del tema de la circuncisión esa noche- dijo Natasha-, se pusieron furiosos los dos apenas saqué el tema de la religión. Imposible continuar con la conversación-.
-Ya hablaré yo con él apenas termine de hablar contigo- respondió Ruth, – tendrías que hacer algo para que tu hija se aleje de mi hijo-.
-Y yo te digo exactamente lo mismo a tí-, replicó Natasha gritando- Aleja a tu hijo de mi hija-.
-Lo haré- dijo Ruth, – voy a actuar enérgicamente aunque este a tanta distancia y no voy a fallar como tú-.
-Espero que tengas mucho éxito- le gritó Natasha y le cortó la comunicación.
Apenas finalizada esa conversación, discó el número de Gladys. Quería oír su opinión y porqué no, recibir su consejo. Necesitaba que alguien neutral diera su punto de vista.
Después de contarle con lujo de detalle todo lo sucedido la noche de la disputa y la conversación que había tenido instantes antes con Ruth, le pidió su opinión.
-No se que decirte amiga- le dijo Gladys-. Sabes que cuando los hijos se enamoran, ya no oyen nuestros consejos. No creo que sea distinto con ustedes dos. Estuve tanto tiempo aconsejando a mi hija que dejara a ese hombre que finalmente la abandonó embarazada, traté por todos los medios que entendiera que la estaba engañando, que jamás dejaría a su esposa, que casi ningún hombre cumple con esa promesa. Y sin embargo nunca quiso oírme. O mejor dicho, me oía si, pero me decía que la equivocada era yo.
Es que es así Natasha, los jóvenes creen que tienen el mundo en sus manos. Que van a poder hacer cualquier cosa con él. Que todo será como ellos piensan que tiene que ser. Hasta que se dan de narices contra la realidad.
Pero no les sirve de experiencia. Ante un nuevo conflicto, volverán a anteponer sus opiniones a las tuyas. Nunca van a entender que los años vividos al menos te dejan experiencia. Una experiencia de la que ellos carecen. Mi hija siempre me contesta cuando le explico esto, que ella tiene que aprender por si misma. Y mira que le ha ido mal! Que ha sufrido horrores y aún así, no escucha mis consejos.